domingo, 23 de junio de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON CARLOS LATRE,./ LUISA Y LOS ESPEJOS,.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON CARLOS LATRE,.

  1. El humorista Carlos Latre.
    Carlos Latre: "Hay quien me ha pedido q elo imite para mejorar su cotización"

    XLSemanal. Dice que en su vida civil oye voces. ¿Se lo ha hecho mirar?-foto--Carlos Latre. A lo mejor son de la niña de Rajoy... [ríe]. Es que mi ...
     
    Desayuno de domingo con...

    Carlos Latre: "Hay quien me ha pedido que lo imite para mejorar su cotización"

    Salgo de gira por última vez con el espectáculo Yes, we Spain is different. Después vendrán cosas nuevas porque soy aprendiz de todo. Ahora compagino el teatro con el programa Letris, en La 1.
    XLSemanal. Dice que en su vida civil oye voces. ¿Se lo ha hecho mirar?
    Carlos Latre. A lo mejor son de la niña de Rajoy... [ríe]. Es que mi cabeza no para. Tengo mucha capacidad para almacenarlas y me cuesta desconectar.
    XL. ¿Rajoy es tan confiado e infeliz como lo pinta en la obra y Esperanza Aguirre, tan sibilina y traidora al líder?
    C.L. Los hemos teatralizado mucho para que la trama tenga chicha, pero ambos personajes tienen puntos de realidad.
    XL. ¿Han ido a ver su espectáculo?
    C.L. No, pero a lo mejor Rajoy un día manda un plasma. Sería genial: una pantalla con su cara en una butaca.
    XL. Llena el teatro a diario. ¡Y luego dicen que estamos hartos de política...!
    C.L. ¡Qué va! El consumo es enorme.
    XL. ¿El que no sale en el show de Carlos Latre no es nadie?
    C.L. Alguno me ha pedido que lo imite para mejorar su cotización [risas].
    XL. ¿Y alguien le ha dicho que no le gusta su parodia?
    C.L. A Jorge Javier Vázquez no le gusta verme porque le da mucha vergüenza reconocer sus tics en mi actuación.
    XL. La duquesa de Alba, una de sus imitadas, fue a verlo en Sevilla...
    C.L. Fue increíble. El público le dedicó una sonora ovación. También ha venido mucha gente de la Casa Real.
    XL. ¿Y aplaudieron su imitación del rey?
    C.L. Nadie se quejó [risas]. Vino a verme la infanta Elena y le encantó.
    XL. Y también la infanta Margarita...
    C.L. Se acercó al camerino y me dijo una frase muy buena: «Hay algunos que son iguales; otros, ¡no!». Al ser invidente, es una crítica estupenda.
    XL. ¿Qué es lo peor que le han dicho?
    C.L. Cuando pesaba 30 kilos más, oía cosas tremendas. Hasta que decidí que ya era hora de aprender a comer.
    XL. ¿Se lava las manos con Fairy?
    C.L. Sí. Es que no aguanto la grasa.
    XL. Y tiene hasta entrenador personal...
    C.L. Es más barato que el entrenador venga a casa y me obligue a correr que pagar por un gimnasio al que no voy.
    XL. Su programa Letris ha sustituido al de Anne Igartiburu en La 1...
    C.L. [Me interrumpe]. ¡Qué chasco para los chicos! Es que en televisión el éxito no depende directamente de ti...
    XL. ¿Ríen igual gallegos y andaluces?
    C.L. Cada región ríe de una manera diferente, pero todos ríen de lo mismo.
    XL. ¿Y quién lo hace más fuerte?
    C.L. El público de Bilbao.
    XL. ¿Y el público más difícil?
    C.L. El del sur. ¿Cómo vas a hacer reír a los que mejor lo hacen?

    Su desayuno: "Piña natural, unas nueces y pan con aceite y jamón del bueno. No hago régimen, pero he aprendido a comer para mantenerme en forma",.

    TÍTULO: LUISA Y LOS ESPEJOS,.

     LUISA Y LOS ESPEJOS,.

    Faro de Vigo
    1. "Luisa y los espejos"

      Hay vidas que en sí son una novela, y uno se asombra de que sean tan desconocidas. La que hoy motiva estas líneas fue excéntrica y a la vez ...
       
      Hay vidas que en sí son una novela, y uno se asombra de que sean tan desconocidas. La que hoy motiva estas líneas fue excéntrica y a la vez fascinante. Todos conocemos personas que han dedicado su vida al arte en sus distintas facetas: la música, la pintura, las letras. Lo que no es habitual es que exista alguien que haya consagrado su existencia a convertirse en una obra de arte viviente. Y, sin embargo, existió; se llamaba Luisa Casati. Nació y sobre todo reinó en la Belle Époque, tiempo ya pródigo en extravagancias, pero ella rodeada de amigos como Tamara de Lempicka, Cousteau, Nijinsky, Isadora Duncan, Gabriel DAnnunzio o el asesino de Rasputín, el príncipe Yusupov logró convertirse en leyenda. A ello ayudó sin duda su enorme fortuna.
      Huérfana desde edad temprana, contrajo matrimonio con un renombrado marqués con el que convivió apenas el tiempo suficiente para tener una hija. El resto, Luisa lo dedicó al amor, a las fiestas, pero sobre todo a convertirse en esa obra de arte que siempre dijo quería ser. Medía metro ochenta de estatura y poseía una belleza magnética, misteriosa, acentuada por unos enormes ojos verdes cuya mirada ella potenciaba aplicándoles belladona. Les podría contar mil y una anécdotas, porque acabo de leer sobre ella un libro espectacular. Uno en el que no solo se habla de Luisa Casati y de su curiosa vida, sino de que dos vidas, una en el pasado y otra en el presente, se entrelazan de modo magistral. Si les digo que la autora de este libro es mi gran amiga Marta Robles, pensarán tal vez que me dedico al nepotismo más ramplón o, en el mejor de los casos, que soy poco objetiva. No es así.
      Para mi desgracia tengo un sentido crítico tan exagerado (ni se imaginan los problemas de toda índole que me ha traído) que me resulta imposible defender algo que no me gusta. Y lo que más me gusta de este libro son varias cosas. Dejando a un lado las extravagancias de las que antes hablaba, Luisa y los espejos, que así se llama la obra, es un notable retrato de época. Hoy abundan novelas con trasfondo histórico que, para quienes nos gusta la precisión, chirrían por todas partes. Basta con que en la tapa de un libro ponga novela para que su autor se sienta autorizado a reinventarse la Historia, cambiar los desenlaces e incurrir en tantos anacronismos y disparates que uno tiene la sensación de estar leyendo ciencia ficción. Luisa y los espejos, en cambio, está basada en un exhaustivo estudio de la época, de sus costumbres, de sus particularidades. Que su autora se ha documentado a fondo es evidente, pero por suerte no se trasluce en la historia que cuenta. Y es que no hay nada tan plúmbeo como un escritor que, empachado con todo lo que ha tenido que investigar para su novela, se pone estupendo y casi tumba de aburrimiento al lector suministrándole un montón de cifras, fechas y datos que parecen decir: «Ahora os vais a enterar de lo inteligente que soy y lo mucho que sé».
      Otra cosa que me gusta de la novela es el retrato psicológico de las personalidades que describe. Podría pensarse, dada la extravagante forma de ser de Luisa Casati, que estamos ante una novela liviana, un who is who esnob e insustancial. Yo, que soy gran defensora de la frivolidad (creo que la mejor manera de hablar de las cosas serias es hacerlo medio en broma), he disfrutado especialmente de esos personajes en apariencia banales. En apariencia solo, porque quien sepa mirar detrás de las máscaras verá que se esconden allí personalidades complejas y atormentadas que ayudan a entender no solo el fin de una época, sino también (y casi podríamos decir sobre todo) rasgos muy reconocibles de este otro fin de ciclo que vivimos ahora. Por todo esto y aún a riesgo de que los peor malpensados crean que me ciega el cariño que siento por Marta, aquí les dejo mis impresiones de una novela que cumple ese mandato clásico que dice que, en literatura, hay que enseñar deleitando. Espero que lo disfruten tanto como yo.

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