domingo, 30 de junio de 2013

FERRER Y VERDASCO A OCTAVOS,./ UN AUTOBUS SE CRUZA EN EL CAMINO DE CONTADOR,.

TÍTULO:  FERRER Y VERDASCO A OCTAVOS

ESPN Deportes
  1. Ferrer y Verdasco pasan a octavos de Wimbledon
    El español David Ferrer, cuarto cabeza de serie en Wimbledon, reservó una plaza en los octavos de final al superar un denso duelo ante el ...
     

    Ferrer y Verdasco pasan a octavos de Wimbledon

    • El alicantino sufre ante el ucraniano Dolgopolov (6-7, 7-6, 2-6, 6-1 y 6-2)
    • El madrileño se impone por 6-2, 6-4 y 6-4 al letón Ernest Gulbis
    • Feliciano López cae ante el alemán Tommy Haas por 4-6, 6-2, 7-5 y 6-4
    • Novak Djokovic no da opción a Jeremy Chardy (6-3, 6-2 y 6-2)
    • Serena Williams impone su poderío ante la veterana Kimiko Date (6-2 y 6-0)
    • Resultados de Wimbledon 2013: cuadro masculino | cuadro femenino
    El tenista español David Ferrer celebra su victoriaAmpliar fotoEl tenista español David Ferrer celebra su victoriaEFE
    El español David Ferrer, cuarto cabeza de serie en Wimbledon, reservó una plaza en los octavos de final al superar un denso duelo ante el ucraniano Alexandr Dolgopolov por 6-7(6), 7-6(2), 2-6, 6-1 Y 6-2, en tres horas y 12 minutos.
    El tenista de Jávea (Alicante), que lleva cuatro años consecutivos entrando al menos en la cuarta ronda en el All England Club, se medirá en el cuarto partido del torneo al croata Ivan Dodig, 49 del mundo, para tratar de igualar su mejor resultado hasta ahora en Londres, unos cuartos de final en los que el año pasado estuvo cerca de superar al local Andy Murray.
    Ferrer se sobrepuso hoy al impredecible Dolgopolov y a las molestias en el tobillo que le han impedido jugar y entrenar con comodidad los últimos días para seguir adelante sobre la hierba de Wimbledon en la que hasta ahora es una de las mejores temporadas de su carrera.
    Ferrer abrió el partido con buen pie y se puso por delante en los primeros juegos, pero Dolgopolov encontró pronto la mejor versón de sí mismo y comenzó a torturar al español con lo que mejor sabe hacer, lanzar obuses al primer servicio y subir a la red para rematar a placer.
    No hay cruce fácil en un Grand Slam y al alicantino le tocaba sufrir por segunda jornada consecutiva ante un rival obstinado, con tiros impredecibles, que se apuntó el primer set en el desempate.
    Tras ceder el primer set, el español recuperó terreno en el segundo parcial, en el que llegó a estar 5-4 al saque, pero que se acabó decidiendo en un desempate que, como todo en este duelo, tuvo algo de agónico.
    Ferrer conquistó esa manga, que prometía ser el primer peldaño hacia la victoria del alicantino, que sin embargo naufragó en la siguiente, una sucesión de juegos en los que Dolgopolv no dio opción al español.
    Tras un cuarto set en el que el ucraniano desapareció de la pista y dejó libre el paso para Ferrer, la batalla más dura se libró en el quinto, cuando el español, bien entradas las tres horas de juego, logró apuntarse al resto el juego que le dejaba 5-2 por delante, con el partido, ahora sí, al alcance de la mano.

    Verdasco doblega a Gulbis

    El español Fernando Verdasco, número 54 del mundo, superó la tercera ronda de Wimbledon al imponerse al letón Ernests Gulbis, 39 de la ATP, por 6-2, 6-4 y 6-4 en una hora y 45 minutos.
    En la cuarta ronda, Verdasco se medirá con el francés Kenny De Schepper, que ha vencido al argentino Juan Mónaco por 6-4, 7-6 y 6-4.
    El español luchará la próxima semana por clasificarse por primera vez en su carrera para unos cuartos de final de Wimbledon, en los que se enfrentaría previsiblemente al héroe local Andy Murray, segundo cabeza de serie y uno de los principales aspirantes a llevarse el título, junto con el serbio Novak Djokovic.
    El tenista madrileño, de 29 años, llega a Londres tras alcanzar la segunda ronda en Roland Garros y la tercera en el Abierto de Australia, y se sobrepuso a un rival que este año le había ganado en dos sets (6-3 y 6-4) en la tierra de Barcelona.
    En esta ocasión, Verdasco se encontró en el sector del letón después de que el francés Jo-Wilfried Tsonga, sexto cabeza de serie, que parecía destinado a ser su siguiente rival, se retirase aquejado de un problema en la rodilla en segunda ronda.
    Gulbis, que hacía cinco temporadas que no superaba el segundo partido de un Grand Slam, aspiraba a meterse en al cuarta ronda de Wimbledon por primera vez.
    A pesar del acierto del letón con sus primeros servicios, Verdasco supo defenderse con garantías sobre una hierba que, en una jornada soleada al suroeste de Londres, resultaba menos resbaladiza que en días anteriores.

    Haas apea a Feliciano

    El que ha corrido peor suerte es Feliciano López, derrotado por el alemán Tommy Haas en cuatro sets (4-6, 6-2, 7-5 y 6-4) en dos horas y 18 miuntos. El toledano, cuartofinalista hasta en tres ocasiones en Wimbledon, se queda a las puertas de la segunda semana de torneo.
    La derrota ante Haas rompe una racha de siete victorias consecutivas de López, que acumulaba desde Eastbourne y que ha competido ya en 46 grandes torneos.

    Djokovic no da opción a Chardy

    El número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, dio un nuevo paso adelante en su recorrido este año en Wimbledon al vencer en tercera ronda al francés Jeremy Chardy, en una hora y 26 minutos, por 6-3, 6-2 y 6-2.
    Djokovic mantuvo intacta su estadística personal ante el francés, que no le ha arrancado un solo set en las siete ocasiones en las que ambos se han enfrentado, y afrontará los octavos de final del torneo ante Haas, décimo tercer favorito y verdugo del español Feliciano López.
    Ante el número 25 de la ATP, Djokovic volvió a mostrarse intratable en una pista en la que ya se coronó en 2011 y donde aspira a hacerlo por segunda vez el domingo 7 de julio, en una temporada en la que ya se impuso en Australia y se quedó a un paso de la final de Roland Garros, el único grande ausente en su palmarés, y donde el español Rafael Nadal le cerró la puerta en el desempate del quinto set de la semifinal.

    Serena Williams da cuenta de Kimiko Date

    La tenista número uno del mundo, la estadounidense Serena Williams, se impuso a la japonesa Kimiko Date-Krumm por 6-2 y 6-0 en 1 hora y 1 minuto, y selló su pase a octavos de final de Wimbledon.
    Williams, de 31 años, no tuvo complicaciones para imponerse ante la japonesa, número 84 del mundo y la tenista más veterana que alcanza la tercera ronda en Wimbledon (con 42 años), sobre el césped de la pista central del All England Club de Londres.
    El siguiente desafío de la cinco veces campeona del mundo será la alemana Sabine Lisicki, vigésimo tercera cabeza de serie en el torneo, que hoy derribó a la australiana Samantha Stosur por 4-6, 6-2 y 6-1.

    TÍTULO;  UN AUTOBUS SE CRUZA EN EL CAMINO DE CONTADOR,.


    El Universal
    1. Un autobús se cruza en el camino de Contador
      Tras cruzar la meta y antes de llegar a los micrófonos que preguntan, Alberto Contador se mira la mano zurda. Está arañada, teñida de tierra ...
       
      Tras cruzar la meta y antes de llegar a los micrófonos que preguntan, Alberto Contador se mira la mano zurda. Está arañada, teñida de tierra corsa. «Estoy bien. No es nada». Lleva el codo izquierdo tocado, lo mismo que el muslo derecho. Le duele Córcega desde el primer día del Tour. La isla pertenece aún al pasado y es mejor pintar la raya de meta con una tiza. Si no, hay problemas. Como ayer, inicio del Tour centenario, el día que ganó al sprint el alemán Kittel, se cayeron Froome y Contador, y se rompió la clavícula Tony Martin.
      Le echaron la culpa al autobús del equipo Orica, que se atasco justo bajo la pancarta digital de la meta cuando ya venían los corredores. Pero, en realidad, la culpa fue de la modernidad. De la televisión y las emisoras que ladran las órdenes de los directores de equipo. De cosas que nada tienen que ver con esta isla conservada en otro tiempo.
      La edición cien del Tour aspira a ser un paseo por los museos paisajísticos de Francia. Despliegue mediático. Cada noche, se monta la meta de la etapa siguiente. El pórtico donde está la llegada se puede regular en altura. Primero lo colocan bien alto, para que pase la caravana publicitaria con su figuras de fibra sintética y sus azafatas bailando. También cruzan los autobuses de los equipos, naves espaciales llenas de pantallas y lujos. Es un mundo de aire acondicionado, aséptico. De cristales tintados. Perfecto, hasta que algo lo altera. Y tenía que ser en Córcega. Frente al mar turquesa y playas vacías e intactas.
      Incluso habían borrado las pintadas independentistas que decoraban los kilómetros finales. Que no se lean por la televisión en los 190 países que miran. Pero algo falló: el autobús del Orica no llegó a tiempo. Cuando apareció, ya habían bajado el larguero del pórtico hasta 4,5 metros. Estaba a la altura para salir bien en las pantallas. Y ahí se atascó el bus. Al chófer se le vio con la manos en la cabeza. Ni para delante ni para detrás. Coagulado. Horror. A los corredores, que venían en estampida, les faltaban apenas diez kilómetros. Un cuarto de hora.
      De repente, había que usar las manos. Empujar. Qué hacer. El mando del videojuego se bloqueó. El bus no respondía. El Tour se sentía atrapado en esa tela de araña. Lo estaba viendo el mundo. Auxilio. Y entonces, el jurado decidió adelantar la línea de meta, situarla a tres kilómetros del final. Las emisoras cantaron la orden. Los ciclistas, que van ciegos, guiados por micrófonos, obedecieron. Faltaban seis kilómetros.
      Dos kilómetros más allá, volvieron las voces. Alguien había usado las manos para algo más que apretar botones. Simplemente, desinchó las ruedas del autobús. El vehículo, al fin, podía recular. La meta volvía al origen. Y fue ahí, justo antes de entrar en los tres últimos kilómetros -en ese tramo no cuenta el tiempo si hay accidente-, cuando tropezó el Tour con Córcega.
      Mientras escuchaban las nuevas órdenes de sus directores, los ciclistas se metieron en una tremenda caída. Zanja corsa. Relincho de dolor. Sagan se había pintado la cara con las rayas negras de los maorís. Señal de guerra. Ahí quedó tirado, triturado. Como Rui Costa, Van Garderen, Egoitz García, Thomas y Cavendish. Tony Martin se incrustó contra otro ciclista. Se mareó. Se va del Tour. Contador no les esquivó.
      Antes, a mediodía, Córcega ya había marcado a Froome, que se cayó en los kilómetros neutralizados. Golpeado sin iniciar el combate. En el Tour, ya se sabe, siempre pasa algo. Luego, tras la fuga de Lobato -el andaluz del Euskaltel se vistió de líder de la montaña en su primer día en el Tour-, Flecha, Cousin, Lemoine y Boom, llegó todo. El atasco. Córcega está hecha para la tiza y los carros; no para los paneles digitales y los autobuses. Es un isla con temperamento, con carreteras donde aún tienen preferencia de paso los rebaños de ovejas y las piaras de cerdos. Cuando la carrera veía ya la fachadas genovesas de Bastia, de la meta, Contador, Froome, Valverde, Evans y 'Purito' se colocaron delante. Se olía la tensión.
      El miedo a las caídas las provoca. Primero, él solo, Hoogerland se empotró contra la hilera de publicidad de flanquea los tramos de carretera que van a ser televisados e hizo de espoleta. El dominó vino enseguida. Como si sobre el pelotón hubiera caído una bomba. Corredores por el aire. Corredores por el suelo. El tajo lo salvaron Kittel, que pudo con las fuerza bruta de Kristoff en el sprint, y también Evans, Valverde, Froome y 'Purito'. Pero no Contador. Tumbado en Córcega. Con la bici estropeada y el cuerpo golpeado.
      Se levantó y siguió hasta la meta al trantrán. Se había caído a 4 kilómetros del final, pero los jueces, después de que el autobús atrapado rompiera la máquina de la foto-finish, anularon las diferencias de tiempo de ese tramo. Ya nadie sabe contar a mano. Contador no cedió ni un segundo, aunque sí piel. Al entrar miró su mano crispada. «No es nada. Aunque igual me cuesta un poco más dormir», declaró. «Esto es el Tour. A veces, es una lotería». Su boleto de ayer no tenía premio; tenía dolor. Culpa de tanta tecnología.

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