TÍTULO: El hundimiento de CiU y PSC: ¿El original mejor que la copia?,.
Según las últimas encuestas publicadas en Cataluña (la realizada por GESOP para El Periódico, y la del CEO para el Gobierno de la Generalitat)
si se celebrasen ahora elecciones en Cataluña el ganador sería, por
primera vez desde la restauración de la democracia, Esquerra Republicana
de Catalunya, que adelantaría en porcentaje de votos al actual partido
en el gobierno Convergència I Unió. En el lado “no-soberanista”, las
encuestas también reflejan el mantenimiento de algunas tendencias ya
detectadas tiempos atrás: deterioro de PSC y PP, e intensa subida del
partido netamente antisecesionista Ciutadans (C’s). Muchos opinólogos
corrieron a ofrecer su interpretación de los resultados: una vez que los
partidos centrales empiezan a coquetear con ideas consideradas
tradicionalmente como “extremas”, la gente “prefiere el original a la
copia”.
Miremos primero con un poco de detalle los
datos (usamos los datos de GESOP, que en un ejercicio de transparencia
que no nos cansaremos de celebrar, pone los microdatos de la encuesta a disposición del público).
Si la hipótesis del “original mejor que copia” fuera lo que explicara
estos resultados, deberíamos observar que los votantes menos “moderados”
(los más soberanistas en el caso de CiU, y los más “españolistas” en el
caso de PSC) deberían ser los que están abandonando su respectivo barco
con mayor intensidad. Obviamente han de ser ellos los más sensibles al
argumento de “antes el original que la copia”. Sin embargo, los datos
muestran justo lo contrario: los ex-votantes de CiU que ahora anuncian
que no votarían a CiU son en media menos independentistas que los que
permanecen fieles a la coalición (gráfico 1), y son también menos
favorables a la celebración de una consulta que no goce del beneplácito
del gobierno español (gráfico 2). Algo similar le ocurre al PSC: los
exvotantes del partido que en la encuesta anuncian que volverían a votar
al partido son menos soberanistas y más reacios a la celebración de una
consulta unilateral que los que se van. Si CiU y PSC pierden votos
porque hay votantes que prefieren “el original a la copia”, ¿cómo es
posible que los votantes que CiU y PSC logran mantener sean más
“extremos” que los que anuncian que no volverán a votar al partido?
La teoría del “original y la copia” no parece por tanto la mejor forma
de explicar el declive de CiU y PSC. Mucho trabajo queda por hacer para
explicar qué está detrás de estas dinámicas (véanse aquí y aquí
las entradas de nuestros colegas de El pati descobert para un análisis
diferenciado de los diferentes tipos de huida de voto del electorado de
CiU), pero podemos especular sobre algunas de las razones que
explicarían simultáneamente el creciente distanciamiento entre los dos
principales partidos y el que sus electorados se estén haciendo cada vez
más diferentes entre sí. Del lado de CiU, la competencia en el flanco
soberanista y la llegada de nuevas cohortes de votantes más soberanistas
hace que sea muy costoso moderarse en la dimensión nacionalista. De
hecho, la evidencia parece apuntar que la mala evaluación de las
políticas de CiU (y la mala valoración de la situación económica) está
relacionada con una mayor “huida” hacia ERC. El PSC, por su parte,
puede ver atractivo tratar de activar a los votantes más apáticos y
abstencionistas, que son marcadamente menos soberanistas que el resto de
la población.
TÍTULO: Unidos en el bienestar, separados en lo territorial
Hace uno días, Lluís Orriols nos contaba en Piedras de papel que la crisis económica está produciendo un divorcio ideológico
en Europa entre los ciudadanos y partidos políticos de los PIIIGS
(Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) y los del resto de países.
En concreto, el artículo de Lluís mostraba cómo los partidos en los
PIIGS se han movido hacia posiciones más a la de izquierda (más
favorables a las políticas de bienestar y menos partidarios al mercado)
y, en cambio, los partidos del resto de la UE se han movido en dirección
opuesta, hacia la derecha.
En España, el divorcio
ideológico se concreta en un aumento de la distancia entre las
posiciones programáticas de Izquierda Unida y el PSOE, por un lado, y el
Partido Popular, por otro. Los ciudadanos, en cambio, siguen
manteniendo un amplio consenso a favor de las políticas de bienestar.
Donde sí parece existir un creciente divorcio entre los ciudadanos es
en la cuestión territorial. El aumento del centralismo en la opinión
pública es la principal novedad que aparece cuando se agregan los
resultados de manera nacional. Sin embargo, ello solo describe una parte
de los cambios que se están produciendo. La otra parte tiene que ver
con un creciente distanciamiento entre el modelo territorial que
prefieren los ciudadanos en unas comunidades autónomas y en otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario