Lo que da de sí un lápiz
Lo que da de sí un lápiz
Una artista rusa usa el grafito con tal precisión que sus dibujos parecen auténticas fotografías
TÍTULO: LA CARTA DE LA SEMANA , LUIS DEL ALMA,.
Luis del Alma
El
director de Informe semanal, Jenaro Castro, ha tenido la gentileza de
rescatarme del fondo de catálogo de TVE -un archivo insondable- el ...
Luis del Alma
El director de Informe semanal, Jenaro Castro, ha tenido la gentileza de rescatarme del fondo de catálogo de TVE -un archivo insondable- el programa Si yo fuera presidente
que un mes de enero del 83 emitió la Casa y que dirigía el
desgraciadamente desaparecido Fernando García Tola, el gran Tola de
tantas cosas. Esa emisión estuvo dedicada a la radio, y Fernando
tuvo la idea de que tres programas simbólicamente históricos realizaran
en el plató un simulacro de emisión de veinte minutos o así.
Tola llamó a García, y el terrible José María descubrió en un vídeo la
vida de perro del can de Pablo Porta, de nombre Óscar, que era paseado
por su chófer -el de don Pablo-, no el del perro calle arriba, calle
abajo, mientras que el presidente de la Federación Española de Fútbol
estaba a sus cosas. También llamó a la Hora 25 que
dirigía por aquel entonces el monumental Manuel Antonio Rico, el cual
realizó un informativo con la ayuda de dos jovencísimos Antonio Jiménez y
José Antonio Ovies y dejó rastro del superclase que es. Hora 25,
a todo esto, ha tenido muchos y buenos directores a lo largo de su
existencia: a mí me resulta inolvidable la época de Martín Ferrand, la
de Basilio Rogado, la de Luis Rodríguez Olivares... Y el tercero, que en realidad fue el primero, no pudo ser otro que Protagonistas, de Luis del Olmo.
Viendo esta hora televisiva he vuelto a percatarme de la estatura
radiofónica de Luis: prácticamente perfecto. Dueño del ritmo, de la
elegancia, del mensaje, de la voz más familiar de todas, Luis reprodujo
un pequeño Protagonistas y me pidió que hiciera las veces de
reportero con unidad móvil entrevistando a Amando de Miguel, cosa de la
que Amando a buen seguro ni recuerda y que yo hice encantado. Evito
comentarios acerca de la pinta de pollino que tenía hace 30 años. Pero
no puedo evitar recordar que buena parte de mi conocimiento del medio
estriba en haber trabajado junto a Del Olmo durante un buen tiempo. De
hecho, fue él quien me realizó las primeras pruebas serias que hice para
ver si era admitido en Radio Mataró. Él no se acuerda, lógicamente,
pero yo sí. Al tiempo, trabajando un servidor en Radio Miramar, Luis dio
el salto a la privada desde Radio Nacional, donde había ejercido el
mando todopoderoso de las mañanas de radio en España. Fichó por COPE más
la barcelonesa Miramar de aquel gran tipo que fue José María Ballvé,
imaginativo e infatigable empresario al que nadie debería olvidar jamás.
El día de su estreno, o el siguiente, yo salía del pequeño estudio del
final del pasillo y me encuentro literalmente doblado sobre la mesa del
locutorio a un tío de dos metros como el del Bierzo con una cara de
dolor típica de los cólicos insoportables. Faltaban diez minutos para
empezar Protagonistas en la radio privada, momentazo histórico, y Luis me vio pasar, me mandó llamar y me dijo: «Tienes que hacerlo tú».
A él lo llevaron tres días a un hospital hasta que echó lo que tuviera que echar, y yo saqué aquello adelante como pude. La generosidad de Del Olmo fue, en ese momento y en todos, tan enorme como él. Pudo haber prorrogado el estreno o encargado un especial de resumen de lo que fuera, pero no le importó que casi estrenara su programa un tipo de veinticinco años con más voluntad que cúmulo de aciertos.
Ahora está de despedida. Ha aguantado hasta el final, tal y como los que le conocemos sabíamos que haría. En Radio Nacional de España, su querida casa, entrevistará cada viernes a quien crea oportuno durante media hora. Mi amigo Manolo H. H. sabe que eso será un gran honor para él, como me hubiera gustado que lo fuera para mí. No le podré escuchar porque trabajo a esa misma hora, pero lo haría encantado, como lo he hecho tantos años asombrándome de su olfato, su clase, su talento para saber elegir a los más brillantes. Desde aquí le deseo lo mejor y que no apriete mucho, que la pelea por los oyentes está muy complicada.
Como le gustaba decir a Jordi Estadella cuando interpretaba al sublime Tito B. Diagonal: Luis del Olmo, amigo del alma.
A él lo llevaron tres días a un hospital hasta que echó lo que tuviera que echar, y yo saqué aquello adelante como pude. La generosidad de Del Olmo fue, en ese momento y en todos, tan enorme como él. Pudo haber prorrogado el estreno o encargado un especial de resumen de lo que fuera, pero no le importó que casi estrenara su programa un tipo de veinticinco años con más voluntad que cúmulo de aciertos.
Ahora está de despedida. Ha aguantado hasta el final, tal y como los que le conocemos sabíamos que haría. En Radio Nacional de España, su querida casa, entrevistará cada viernes a quien crea oportuno durante media hora. Mi amigo Manolo H. H. sabe que eso será un gran honor para él, como me hubiera gustado que lo fuera para mí. No le podré escuchar porque trabajo a esa misma hora, pero lo haría encantado, como lo he hecho tantos años asombrándome de su olfato, su clase, su talento para saber elegir a los más brillantes. Desde aquí le deseo lo mejor y que no apriete mucho, que la pelea por los oyentes está muy complicada.
Como le gustaba decir a Jordi Estadella cuando interpretaba al sublime Tito B. Diagonal: Luis del Olmo, amigo del alma.
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