. 2.500 jóvenes ecuatorianos acudirán al encuentro con el Papa en Madrid-foto.
El pontífice, aclamado por miles de fieles durante su recorrido por la ciudad en papamóvil
El pontífice, aclamado por miles de fieles durante su recorrido por la ciudad en papamóvil
Miles de personas desafían las altas temperaturas y se echan a la calle para vitorear su llegada
El Samur atiende a 175 peregrinos hasta las seis de la tarde a causa de mareos y lipotimias.
El papa pide que se evite la venta de recuerdos con su imagen para evitar "mercaderías".
El calor y la llovizna no arredraron a los peregrinos. Miles de personas se han echado a la calle para vitorear la llegada de Benedicto XVI a Madrid. Lanzamientos de globos, confeti y serpentinas han adornado el recorrido del papamóvil por las calles de la ciudad. Con una mezcla de fervor y entusiasmo, la juventud católica de un sinfín de nacionalidades ha jaleado al papa durante el trayecto que ha realizado desde el aeropuerto de Barajas hasta la Nunciatura, donde se alojará durante los días que permanezca en España.
La ciudad se despertó engalanada para la ocasión. A lo largo de toda la calle Alcalá y el paseo de Recoleto y del Prado, flores blancas y amarillas (surfinias y tagetes), con los colores del Vaticano, dieron la bienvenida al obispo de Roma. Madrid amaneció nublado. Los chubascos que cayeron no disuadieron a las multitudes que se arracimaron tras las vallas de seguridad para dar la bienvenida a Joseph Ratzinger. Tras ser recibido por los reyes y el presidente del Gobierno, el pontífice, acompañado por su secretario personal, Georg Gaenswein, y el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco, abandonó el aeródromo en el interior del coche pontificio, un Mercedes Benz ML 430.
Eran muchas las personas que se habían apostado en lugares estratégicos para ver de cerca al pontífice." Llevo siete horas de espera, pero aquí estamos representando a Chile", contaba Andrea, una voluntaria a quien el cansancio no menoscabó su entusiasmo.
"Somos adictos a Benedicto, "Sí, sí, sí, el papa ya está aquí" y "Esta es la juventud del papa" fueron algunos de los lemas coreados por los fieles al paso de la comitiva pontificia. "Esto demuestra que la juventud católica está muy viva", aducía el seminarista Jesús Godoy, un venezolano de 27 años. Godoy está convencido de que eventos como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) sirven para robustecer la fe de los creyentes.
Comitiva papal
Encaramados a las vallas, sobre pasarelas y puentes o guardando un precario equilibrio de pie sobre papeleras, los jóvenes aclamaron al sucesor de Pedro, a cuya vista muchos prorrumpían en sollozos. En medio de un gran dispositivo de seguridad, que obligó a reclutar a 10.000 agentes, el papamóvil avanzó por las calles de Madrid. En puentes y balcones había colgados pancartas con leyendas como "Bienvenido a España, tierra de María" o "De Madrid al cielo".
Cuando la comitiva se acercó a la Nunciatura, unas niñas rocieras de 12 y 13 años saludaron al papa a ritmo de sevillanas. A la puerta del edificio diplomático, kilos de sal dibujaban sobre el asfalto el logotipo de la JMJ. Blanca y unas amigas procedentes de Paraguay no pudieron satisfacer su deseo de entregar a Josep Ratzinger una misiva. El despliegue policial no permitía antojos.
Los parabienes por la visita de Ratzinger tienen también un cariz no solo espiritual. Luis, un camarero de un bar de Avenida de América, por donde transitó el vehículo del papa, no ocultaba su alegría por la afluencia de clientes. "Llevamos unos días en que no paramos de trabajar. Es algo raro para ser un mes de agosto", dice.
La visita pontificia también es fuente de incomodidades. A Manuel, un teleoperador que acude al trabajo en metro, le molestan los vagones abarrotados y el gentío ruidoso."La verdad, esto es un poco agobiante", se queja.
Souvenirs
Como el papa ha solicitado expresamente que su efigie no sea objeto de mercaderías, las tiendas oficiales de la JMJ se abstienen de vender recuerdos con la imagen de Ratzinger, salvo la moneda conmemorativa. Por lo demás el 'merchandising' del viaje pontificio es copioso. Se pueden adquirir camisetas, mochilas, gorras, imanes, entre otros objetos, con profusión de colores vivos. "El rosario misionero es quizás el artículo con más éxito", informa Ana Mercedes Muñoz, quien regenta una tienda.
En El Corte Inglés y negocios de 'souvenirs' del centro de la capital el trasiego de peregrinos es inagotable. "No damos abasto", dice una dependienta de la calle Montera. A los voluntarios se les ha instruido para que traten de disuadir a los vendedores de productos piratas.
El calor agobiante hizo mella entre los asistentes a la convocatoria. Según fuentes del Samur, el servicio de urgencias de Madrid, 175 peregrinos tuvieron que ser atendidos hasta las seis de la tarde a causa de mareos y lipotimias. Para combatir las altas temperaturas, en Cibeles , donde el papa dirigió una alocución a los congregados, de vez en cuando se regaba a los peregrinos con chorros de agua.
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