Valdehelechos es un lugar maravilloso para vivir. Pedid al profesor Salomón Sapote o al viejo Tejoncito que os hablen de su encantador publecito: veréis cómo se pasan el día entero charlando y aún no lo habrán dicho todo, ni mucho menos.
Os dirán que Valdehelechos se recuesta a los pies de los árboles del Bosque Ventoso y que a través de el pasa el río Helechal.
Los animales que viven en Valdehelechos son todos buenos amigos y buenos vecinos y todo el que llega de fuera se siente en un santiamén como en su propia casa. La primavera besaba suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar
Ese fue uno de los libros de cabecera de mi infancia. Delicioso y atemporal.
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