domingo, 21 de agosto de 2011

LA POLICIA JUEGA AL PAINTBALL.

El Gobierno de Uganda ha acumulado mucha experiencia en pintar las cosas de rosa. La inflación sigue disparada y las familias cada vez lo tienen más difícil para comprar comida, pero las autoridades se esfuerzan por vender en el exterior la imagen de país emergente, que afronta el estirón con el eufórico vigor de las nuevas economías. Hay huelgas de taxistas, de comerciantes, de maestros, y las protestas recorren las calles de Kampala, pero al presidente Yoweri Museveni -uno de esos líderes sospechosamente eternos, en el sillón desde 1986- le preocupa sobre todo lo que puedan pensar los inversores ante tanto alboroto. Claro que en Uganda también se pintan las cosas de color rosa en plan literal, como en la foto, donde unos opositores al régimen son cañoneados con agua teñida. Es una práctica relativamente común en África, porque permite identificar a los rebeldes cuando se disuelve la manifestación, y la Policía ugandesa también la utilizó con mucho gusto -y con ese mismo color, rosa chillón- contra quienes se oponían al proyecto de ley sobre homosexualidad, que contempla la pena de muerte para los gays. Pero, en cierto modo, la imagen da la razón al presidente: ¡Uganda va a mejor! En abril y mayo, en lugar de este líquido absurdo y psicodélico, los agentes usaron balas y acabaron con la vida de nueve personas.

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