Su imagen dentro y fuera de sus películas, los carteles, hasta su voz grabada en cápsulas se reproducen por todas partes en la Ciudad de México, que se ha volcado en un homenaje por todo lo alto al venerado actor en el primer centenario de su nacimiento.
Porque Cantinflas es México. Su 'peladito' es la imagen y el portavoz de ese montón de mexicanos que se buscan la vida en la calle y logran sobrevivir con audacia y mucho sentido del humor ("Algo malo debe tener el trabajo o los ricos ya lo habrían acaparado", proclamaba).
Al otro lado de la gran pantalla, su propia historia personal es también el sueño de muchos de ellos hecho realidad, el de un chico de familia humilde y numerosísima (tuvo 12 hermanos), crecido en el barrio de Tepito (el barrio bravo, lo llaman, un lugar nada recomendable) y que después de probar suerte en varios oficios (incluidos boxeador y torero), alcanza el éxito internacional y una fortuna nada desdeñable, que, además, utiliza para ayudar a otros más necesitados.
Lo tiene todo, sí. Y una estatua, claro (delante de un hospital en la Colonia Roma). Y lugar reservado en el museo de Cotija de la Paz (allí, en Michoacán, donde nacieron sus padres y de donde él es hijo ilustre junto con Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo). Y ahora acaban de sacar un libro con su biografía ('Mario Moreno 'Cantinflas', el actor, el torero, el empresario, el hombre') y hay unos cuantos más en el horno. Y se anuncia una versión en 3D de la oscarizada 'La vuelta al mundo en 80 días'. Y otra cinta con su vida'. Y una serie de dibujos animados de su personaje.
Los más mitómanos pueden encontrar también las pulseritas del centenario con sus frases célebres y jabones y un tequila conmemorativo con su nombre y hasta un agua que supuestamente ayuda a dejar de fumar, el gran vicio de Mario Moreno (se llegaba a acabar tres cajetillas en un día) que le provocó un cáncer de pulmón y la muerte a los 81 años de edad en 1993.
Sí, este viernes resucita en el DF y se multiplica al son de 'La mañanitas' (el cumpleaños feliz mexicano) y se encuentra por todas partes para devolver a los mexicanos uno de los personajes de su historia del que están más orgullosos y que aún les hace reir. Y cómo.
Ya lo dejó escrito para su lápida el mismo Cantinflas antes de morir: "Parece que se ha ido, pero no es cierto".
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