Su simpatía, sus casi 1,80 de
estatura y su afán por no ser 'la chica del hombre de los 40 millones
de euros' han cautivado a los alemanes. foto--María Imízcoz, pareja de Javi
Martínez, es el mejor fichaje de Múnich
María Imízcoz no solo es la novia del fichaje más
caro de la historia de la Bundesliga, Javi Martínez, sino que desde hace
una semana, es la novia más guapa de la Liga alemana de fútbol. Así lo
han decidido los lectores del periódico más vendido de Alemania, el
'Bild', en una encuesta en la que han participado 73.000 personas.
Esta belleza pamplonesa de 21 años se ha metido a los
alemanes en el bolsillo en apenas cinco meses. María ha pasado de
aparecer como la mujer que acompañaba al 'hombre de los 40 millones de
euros', como describen los tabloides germanos al líbero navarro de 24
años, a ser la mujer más guapa en las gradas de los estadios, y eso que,
como ella misma admite, no los pisa mucho. «En casa se está mucho más
calentita», bromeaba en una entrevista al 'Bild', a pesar de que, al
igual que en Bilbao, en Múnich no comparte piso con su novio. Tras haber
vivido en la casa de una familia alemana con la que perfeccionó el
alemán, ahora se ha mudado a su propio apartamento. Nacida en Pamplona,
ciudad a la que no duda en acudir siempre que tiene oportunidad para
visitar a sus padres y sus cinco hermanos, María está empezando a
abrirse camino en el mundo de la moda en Múnich, la capital alemana del
'glamour' y de los Mercedes último modelo. Allí ha recalado la joven,
siguiendo la ruta marcada por su novio a primeros de septiembre.
De la mano de la agencia de modelos Louisa Models, con
sede en Múnich y en Hamburgo, la novia del exjugador del Athletic espera
poder ver cumplidos sus sueños. «La verdad es que estoy muy contenta,
con muchas ganas de trabajar duro. Me encanta el mundo de la moda y
quiero lograr mis objetivos», escribió en su blog a principios de
noviembre, al poco de firmar con la agencia.
Su 1,79 metros de altura y su esbelta figura, junto con
sus grandes ojos marrones resumen su mejor carta de presentación. De
momento, no para de hacer castings y posados fotográficos entre las dos
ciudades germanas. Su primer trabajo vestida de novia para las portadas
de dos revistas especializadas a primeros de noviembre constituyó el
detonante. «El cuerpo de María es perfecto, pero debemos empezar desde
el principio», explicaba su jefa, Louisa von Minckwitz, al poco de
ficharla. Se refería a la corta experiencia de la pamplonesa, limitada a
pequeñas campañas en España.
María, que ha posado en bañador tumbada en la playa al
anochecer, dice que a Javi no le molesta que aparezca ligera de ropa
(«él también lo ha hecho») y promete que nunca hará un desnudo. Su
simpatía y naturalidad encandilan a todo el que la conoce cara a cara...
y en el ciberespacio, porque en Twitter cuenta con más de seis mil
seguidores y contesta a cualquier pregunta sobre moda y estilo. Ella
quiere marcar tendencias y alcanzar el sueño de convertirse en cotizada
modelo, pero si las cosas van mal, en su armario guarda un título en
secretariado internacional y el conocimiento de idiomas. Trabajó tres
meses en Brighton (Inglaterra) y empezó a dominar el inglés y antes de
acompañar a su novio hasta Baviera ya estaba familiarizada con el
alemán. «El cambio de Javi a Múnich me pareció una oportunidad muy buena
para seguir juntos y mejorar el idioma», comenta.
Como dos tortolitos
Si la climatología lo favorece, es habitual ver a la
pareja paseando por las calles y jardines de Múnich, o haciéndose fotos
en el popular parque Englischer Garten, donde por su talla (él mide
1,90) pasan por auténticos muniquenses. Sin embargo, lo mejor para
sumergirse de lleno en la vida y costumbres de los bávaros es darse una
vuelta por su mundialmente famosa fiesta de la cerveza (Ocktoberfest),
que Javi Martínez visitó con sus pantalones bávaros (Lederhosen) y María
con el tradicional 'Dirndl' (vestido típico para las mujeres). «Ver a
Javi vestido como un bávaro ha sido lo que más me ha sorprendido hasta
ahora. Tuve que acostumbrarme a verle con ellos y, por cierto, le quedan
muy bien», declaró en una entrevista.
De momento, María Imízcoz quiere centrarse en su carrera
profesional y huir del estereotipo de 'los Beckham de Múnich'. «Yo no me
expongo a los medios por el hecho de que mi novio sea futbolista. ¡Ni
siquiera sabía que lo era cuando lo conocí!», relata con simpatía.
TÍTULO: GUERRA EN LA CAPITAL DE LAS VIOLACIONES,.
La situación de las mujeres en la India es alarmante. Y no solo por la práctica, hoy prohibida, de practicar abortos selectivos a las gestantes,.
La situación de las mujeres en la India es alarmante. Y
no solo por la práctica, hoy prohibida, de practicar abortos selectivos a
las gestantes cuando esperaban una niña y que ha privado al país de 100
millones de ciudadanas. Esta política ha desequilibrado de tal modo la
proporción entre hombres y mujeres que las fricciones están al cabo de
la calle.
La India es una pujante potencia económica (ocupa el
puesto número 11 por su PIB, justo por delante de España), pero perviven
antiguas costumbres y modos sociales que relegan a al sexo femenino a
un incómodo segundo plano en pleno siglo XXI. Sus textos clásicos son un
compendio de misoginia; en el Ramayana, por ejemplo, Sita, heroína,
diosa y ejemplo de vida a seguir por las esposas hindús, fue repudiada
por su marido tras ser capturada por un enemigo.
Desde 1971 el número de denuncias por violación llegadas a
la Policía se ha incrementado en un 678%. En 2011 -fecha del último
dato oficial- fueron contabilizadas 24.206. Todo el mundo sabe en ese
país que son muchas más, pero se callan. En la India, la violación no
solo estigmatiza a la víctima, sino que muchas familias se niegan a
proceder contra los abusadores para no arrojar la vergüenza pública
sobre el clan. El pasado año, un padre se suicidó en Tamil Nadu, incapaz
de seguir viviendo en su comunidad después de que unos vecinos forzaran
a su hija. Solo una cuarta parte de las denuncias presentadas son
resueltas por las autoridades.
La violación y posterior asesinato en un autobús público
de la joven Jyoti Singh Pandey -fue forzada por seis hombres, incluido
el conductor, y delante de su novio-, ha descubierto al mundo la
desprotección que sufren las mujeres indias. En un país donde la mitad
de la población tiene menos de 25 años, millones de jóvenes se han
identificado con la estudiante de fisioterapia abandonada agonizante en
una cuneta. Ellas llaman a Nueva Delhi la capital mundial de la
violación. Aquí, que una mujer ande sola por la calle se entiende por
algunos habitantes como una 'invitación' al sexo.
Esa terrible constatación ha movido a la fotógrafa Mansi
Thapliyal a documentar, con las fotos que acompañan a este reportaje,
los miedos y los métodos de autodefensa que emplean sus compatriotas
para repeler a los agresores. Sprays de pimienta, cambio de hábitos,
horarios y costumbres, pistolas automáticas, alteración de turnos de
trabajo, defensa personal, prendas discretas, cuchillos escondidos entre
los pliegues de la ropa... Y, lo fundamental, plantar cara a los
violadores.
«Me tocó y grité»
«Estamos aquí para decir que las mujeres tenemos todo el
derecho a ser aventureras. Seremos imprudentes. Seremos inconscientes.
No haremos nada por nuestra seguridad. No os atreváis a decirnos cómo
vestir, a qué hora del día o de la noche debemos salir, cómo caminar o
cuántos escoltas necesitamos», clama Kavita Krishnan, de la Asociación
India de Mujeres Progresistas, pocas semanas después de la violación
colectiva de Jyoti Singh, de 26 años. «¿Es un crimen querer salir de
noche, ir a comprar un paquete de cigarrillos, dar un paseo o salir
tarde de trabajar?», se pregunta en voz alta.
Porque este movimiento por la igualdad y la dignidad de
las mujeres ha pasado de inmediato a convertirse en una lucha por la
libertad. Las agresiones sexuales han movido al responsable de Educación
del estado de Pondichery a sugerir, por ejemplo, que las niñas usen
pantalones bajo sus faldas y a prohibir el uso de móviles. El
nacionalista hindú Mohan Bhagawt ha llegado a responsabilizar de las
violaciones a la influencia de la cultura occidental y, para reforzar su
argumento, ha aireado que no tienen lugar ni en los pueblos ni en las
regiones selváticas del país.
Pero la fotógrafa Mansi Thapliyal ha encontrado otro
mundo en las calles de Delhi. Empresarias que pasan demasiado tiempo
solas en sus oficinas y que cargan con una pistola automática en el
bolso, o muchachas como la joven Sweety, que debe viajar cuatro horas
desde su casa al centro para recibir clases de defensa personal y así
poder desembarazarse a porrazos de un violador. Nadie ha vuelto a
molestarla desde entonces. «Para muchos hombres, una mujer que está
fuera de casa está flirteando», lamenta la abogada Sandhya Jadon, de 26
años, quien reconoce que fue manoseada en un autobús público. «Era de
día. Iba al tribunal y un hombre me tocó el muslo. Grité. Él me
respondió: '¿Qué vas a hacer para detenerme?'. Volví a gritar y me bajé.
Él me miró, sonriendo por su audacia. Ninguno de los diez pasajeros me
ayudó. Vivo con el temor de que algo malo me puede pasar si no voy con
cuidado». La universitaria Priyanka Katri (21 años) corre para llegar a
casa antes del anochecer: «Mis padres se preocupan y me llaman al móvil
hasta que llego a casa». Jamás usa pantalones cortos o faldas en
público. «Mi mejor defensa es gritar. Siempre guardo un grito».
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