miércoles, 13 de febrero de 2013

EL DÍA MUNDÍAL DE LA RADIO./ EL FIEL SECRETARIO BUSCA DESTINO,.

TÍTULO: EL DÍA MUNDÍAL DE LA RADIO:

Radio 3 se suma a la celabracion del Día Mundial de la Radio instituido por la UNESCO. A lo largo de todo el día emitiremos unos,.

Radio 3 se suma a la celabracion del Día Mundial de la Radio instituido por la UNESCO.
A lo largo de todo el día emitiremos unos microespacios en los que se proclama el valor de la radio como medio de comunicación ligado a la vida y a la cultura.
Músicos como Vetusta Morla, Lori Meyers o Los Coronas. Actrices como Cristina Alacázar o Aurea Garrido. Fotográfos como Chema Madoz o Alfons Rodríguez. Representantes de instituciones como el Círculo de Bellas, la Fábrica o el Embajador de España para la diplomacia cultural, hablan de su peculiar manera de escuchar la radio.
También los oyentes nos cuentan sus impresiones sobre la radio. Cómo la radio les informa e entretiene.

Nick Cave en concierto y Siglo21 desde Arco

Radio en directo, con todos nuestros programas. Saliendo donde está la noticia. Con la emisión de Siglo21 desde Arco en el momento de su inauguración.
Radio llevando la música a los oyentes con la emisión en directo desde Berlin de un concierto especial y exclusivo, el del australiano Nick Cave & The Bad Seeds.
Radio 3 celebra del día mundial de la radio haciendo radio.

TÍTULO:  EL FIEL SECRETARIO BUSCA DESTINO,.

 .El escándalo Vatileaks puso de manifiesto la soledad de Benedicto XVI y la traición de los que tenía por sus más leales. Sin embargo, en ...

El escándalo 'Vatileaks' puso de manifiesto la soledad de Benedicto XVI y la traición de los que tenía por sus más leales. Sin embargo, en medio de las conspiraciones en la Curia emerge la figura de su más fiel servidor, su secretario personal, Georg Gänswein. Antes de abandonar el papado, Benedicto XVI ha asegurado a su asistente un porvenir en la jerarquía al nombrarle arzobispo.
A medida que crecía el desencanto en su ánimo, Joseph Ratzinger se fue recluyendo en el silencio, el estudio y la oración. El Pontífice optó por el recogimiento y la compañía de la denominada familia pontificia, integrada por sus dos secretarios -Georg Gänswein y el sacerdote maltés Alfred Xuereb-, la monja que ayuda a Ratzinger en sus trabajos de estudio y escritura, capaz de descifrar su letra, sor Birgit Wansing; y las cuatro laicas consagradas de la comunidad Memores Domini, encargadas de cuidar el departamento papal: Carmela, Loredana, Cristina y Rosella. Había uno más dentro de ese círculo íntimo que se reveló como la manzana podrida: Paolo Gabriele, 'Paoletto', su mayordomo, el hombre que defraudó su confianza al robar los documentos reservados del Vaticano.
El Papa decidió en diciembre proteger a Gänswein -su más estrecho colaborador, la persona que le llevaba su agenda y organizaba el protocolo- de las intrigas vaticanas. Y lo hizo ordenándole arzobispo. El atlético clérigo germano, cuya apostura contrasta con la senectud de Ratzinger, es prefecto de la casa pontificia y titular de la diócesis honorífica de Urbisaglia.
Quienes creyeron que el 'caso Vatileaks' arrastraría a Gäswein erraron de cabo a rabo. De pronto el secretario del Papa se convirtió en sospechoso por el hecho de compartir despacho con Paolo Gabriele y ser la sombra del Pontífice. No conocían al secretario ni tampoco a Benedicto XVI, quien ha dado probadas muestras de predilección hacia su subordinado. Una norma no escrita obligaba a recompensar a los secretarios papales a la muerte del pontífice. El Papa ha roto con esa tradición y ha conferido a su protegido la dignidad episcopal en vida.
Desde luego, Gänswein no le ha defraudado. Gracias a él se supo quién había hurtado los papeles de la discordia. Nada más salir el libro con los documentos del escándalo, el secretario repasó a conciencia los publicados y se percató de que había uno que solo había pasado por manos de dos personas, las de él mismo y las del asistente de cámara del Papa. Estaba claro que 'Paoletto', el hombre que ayudaba a vestirse a Ratzinger y acudía con él a misa todos los días, había quebrantado el compromiso de confidencialidad.
'Monseñor George Clooney'
Este hijo de herrero, políglota y aficionado al tenis, ha decidido unir su suerte a la de Joseph Ratzinger. Su obediencia al ocupante de la silla de Pedro es de tal naturaleza que cualquier acechanza al Papa la padece como propia. «Hay vientos hostiles, y si tocan al Santo Padre, a veces también tocan a su secretario», ha dicho este clérigo, a quien le disgusta ser conocido por el apodo de 'monseñor George Clooney'.
Ahora se abre un paréntesis para este hombre cuya prestancia no pasa inadvertida. Puede hacer carrera en la Curia, un destino que resulta coherente con su promoción a arzobispo, o volver a Alemania. Regresar a su patria es la opción que tomó el secretario de Juan Pablo II, el polaco Stanislaw Dziwisz, cuando murió Wojtyla.
Su identificación con el sucesor de Pedro llega a tal grado que hasta su mismo pensamiento parece ahormado por Ratzinger. Comparte con el Papa cierta prevención hacia el islam; no en balde calificó el controvertido discurso de Ratisbona de «profético». En una entrevista con un diario alemán, cargó contra las supuestas intenciones ocultas de los seguidores del Corán. «No podemos negar que existen intentos de islamizar Europa», dijo.
El tono mundano con que se ha informado del agraciado arzobispo impide ver un hecho de gran trascendencia: su poder ha crecido de forma notable.
El fiel secretario ha anudado lazos con prominentes personajes del mundo de la empresa y la política italianas. La prensa ha informado de varios encuentros con Federico Toniato, mano derecha del primer ministro italiano en funciones, Mario Monti.
Ordenado sacerdote en 1984, Gänswein había trabajado como asistente del arzobispo de Friburgo. Como teólogo descollante, en 1996 recibió la llamada del Vaticano para incorporarse a la Congregación de Doctrina de la Fe, donde comenzó a trabajar a las órdenes del por entonces prefecto Ratzinger. También tuvo una cátedra en la universidad de la Santa Croce en Roma, del Opus Dei. En el envarado mundo eclesial, el ser portada de la edición italiana de 'Vanity fair' no le ha ayudado. Pero el secretario ha sabido cobijarse bajo la sombra protectora de un mentor inmejorable, Benedicto XVI.

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