¿Deben los jóvenes salir a formarse fuera de España?
Los lectores preguntan a Eduardo Punset: Salvador Curitiba, Bilbao (Vizcaya). Esta mañana hace mucho viento. Pero su ruido no me impide ...
Destacado:-foto de un joven,.
El peligro sería que todos se fueran al mismo tiempo y que solo quedaran los ancianos.
La mayoría de las personas no se han enterado todavía de que el aislamiento del exterior, el hermetismo del país y de las instituciones, fue la principal responsable de nuestras carencias innovadoras.
Más de 300.000 españoles han dejado España desde 2008 ante la falta de horizonte laboral, según un comunicado del máximo ejecutivo de la Federación Nacional de Asociaciones de Consultoría, Servicios, Oficinas y Despachos (FENAC) y vicepresidente de la Comisión Laboral de CEOE, Francisco Aranda.
Esta federación de pequeñas y medianas empresas de consultoría ha hecho público un análisis titulado 'Fenac alerta de la pérdida de jóvenes cualificados en España', lo cual ya se conoce como Generación JESP (jóvenes emigrantes sobradamente preparados)".
En su comunicado asegura que ha analizado los últimos datos del servicio público de empleo y el censo en el exterior y su conclusión es que "cada vez más jóvenes españoles optan por emigrar a otros países en busca de una oportunidad laboral, en su mayoría, jóvenes altamente cualificados: ingenieros, arquitectos e informáticos, especialmente".
De acuerdo con sus datos, "desde principios de 2008 hasta el cierre de 2011 se ha incrementado en un 25,6% el número de españoles mayores de edad residentes en el extranjero", lo que en cifras absolutas son "307.900 personas más en edad de trabajar". Actualmente hay 1,5 millones de españoles mayores de 18 años residiendo fuera de España.
Para Francisco Aranda, vicepresidente de FENAC y presidente de Laboral de CEIM, "superando los cinco millones de parados en España y con la tasa de desempleo juvenil más alta de la Unión Europea, no es de extrañar que cada vez sean más los españoles que opten por buscar un desarrollo profesional fuera de nuestras fronteras".
En opinión de Aranda, "se trata de la generación más formada de nuestra historia contemporánea a la que ahora no podemos corresponder con un empleo. Resulta que se han formado, como les dijimos, han acudido a la universidad, como les indicamos, pero en el momento de incorporarse al mercado de trabajo no tenemos oportunidades que ofrecerles, como sí les prometimos. Por lo tanto, estamos experimentando una peligrosa huida de conocimiento que obstaculizará nuestro desarrollo hacia una economía de valor añadido".
Estas cifras esconden un drama personal, pero también "un grave freno a nuestro desarrollo futuro, en el sentido de que nuestros jóvenes, sobre todo los mejor formados, se están viendo obligados a marcharse al extranjero, con lo cual nos estamos descapitalizando de talento de cara al futuro", afirma el vicepresidente de las pymes consultoras.
Aranda sostiene que "el origen de este movimiento emigratorio lo encontramos en la EPA del último trimestre de 2011, que deja al descubierto el hecho alarmante de que un millón y medio de licenciados hacen cola ante las oficinas del INEM y que prácticamente la mitad de los jóvenes está en el paro" y urge al Gobierno a afrontar la reforma laboral.
El mayor éxodo, en Canarias
Según un informe del grupo Adecco, el éxodo de jóvenes que emigran se produce en primer lugar en Canarias "ya que desde el inicio de la crisis ha visto como 37.086 de sus habitantes mayores de 18 años han abandonado las Islas para residir en otro país".Esa cifra supone un aumento del 51,5%. Le sigue Baleares, con un aumento del 44,4% y La Rioja, del 39,4%. Extremadura y Castilla-La Mancha,son las que han producido menos éxodo.
Según Adecco, "los sectores más demandados para trabajar en el extranjero también han sido alterados como consecuencia de la coyuntura económica". Previamente a la crisis los puestos de trabajo que más cubrían los españoles en el extranjero estaban relacionados con la investigación, la medicina y la biología.
En la actualidad, esta lista se ha ampliado considerablemente e incluye a los perfiles de ingenieros, arquitectos e informáticos, que han perdido su empleo, llevan tiempo sin encontrar una nueva ocupación o consideran que su trabajo será más valorado fuera de España".
TÍTULO: A FONDO: MALI AGENDA OCULTA,.
François Hollande lo repite como un mantra: «No defendemos ningún tipo
de interés político o económico en Mali; defendemos, simplemente,
...
Malí, Azawad
La intervención militar es cuestión de semanas
La aprobación en las Naciones Unidas de la resolución 2071, el pasado 12 de
octubre, ha venido a confirmar un temor extendido desde la pasada primavera:
estamos en puertas de una nueva intervención internacional (el ministro francés
de Defensa declaró a El País que era cuestión de semanas) esta vez en la región
del Azawad, territorio del norte de Malí que se
corresponde con la franja desértica del Sáhara sobre la que dicho estado tiene
una soberanía nominal.
Esta decisión se presenta como necesaria e inevitable para poner fin a la presencia de grupos yihadistas que, tomando el Azawad como base, operan por diferentes lugares de la región del Sahel, desde Mauritania hasta Níger. Sin embargo, la operación es mucho más compleja de lo que se dice ya que en las diferentes declaraciones se omite la existencia en la misma de un conflicto que hunde sus raíces en el momento de la independencia de Malí, cuando las poblaciones tuareg del norte, manifestaron su oposición a dicha decisión y comenzaron un enfrentamiento que ha ido creciendo hasta nuestros días. Desde el pasado mes de mayo, el gobierno de Bamako no ejerce ningún tipo de control político o administrativo sobre el territorio donde se producirá la intervención internacional y se han levantado ya voces que denuncian la existencia de una agenda oculta: tras este operativo militar, el gobierno de Malí aspiraría a recuperar el control del Azawad apoyándose en la presencia del contingente internacional.
En efecto, una rápida insurrección iniciada a principios de año, desbordó las previsiones del gobierno de Mali así como la capacidad de respuesta de su ejército. Una serie de grupos que mantuvieron una unidad de acción frente a las tropas del gobierno central, tomaron las principales ciudades de los tres departamentos que conforman el Azawad: Tombuctú, Gao y Kidal. Sin embargo, esta alianza era inestable desde el comienzo ya que agrupaba al sector laico de la sociedad tuareg, encabezado por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), protagonista de la revuelta desde la década de los noventa y una serie de grupos de inspiración islamista entre los que se encuentra la organización Ansar al Dine (Los defensores de la fé). Aunque desde el comienzo surgieron voces señalando la existencia de relaciones entre Ansar al Dine y los salafistas de Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI), estos datos siguen siendo difíciles de comprobar. En todo caso, no cabe duda de que en el Azawad, en los últimos años han echado raíces diversos grupos de ideología yihadista como AQMI o su escisión el MUJAO que aspira a desarrollar la yihad por la región saheliana.
Lo cierto es que ante la debacle producida en el norte se agudizaron las contradicciones entre diversos sectores sociales en Mali, comenzando por su ejército que protagonizó un golpe de estado que sumió al resto del país en una grave crisis de la que aún no se observa una salida clara e inmediata. El grupo de oficiales golpistas denunció la situación de corrupción imperante en el país, las dificultades para combatir a los rebeldes y su disposición para iniciar la recuperación de los territorios perdidos del norte.
Presencia islamista en el Azawad
Esta secuencia de los hechos culmina con el fracaso del intento golpista y la instauración de un gobierno interino en Bamako, que goza del reconocimiento internacional pero que no es capaz de ejercer un dominio efectivo sobre el conjunto del país. Mientras tanto, en el norte el MNLA puso en marcha una estructura de estado que reclamó el reconocimiento internacional pero que no ha obtenido hasta hoy ningún apoyo. Al mismo tiempo se produjo un enfrentamiento entre el sector laico del MNLA y los islamistas, lo que demostró la fragilidad de la alianza anterior. El elemento central de la ruptura residía en la implantación de la sharia como elemento regulador de la vida civil en el Azawad liberado. De esta ruptura salió victorioso el sector islamista que se hizo con el rápido control de los núcleos urbanos, apoyado por sectores islamistas más radicales, al tiempo que el MNLA anunciaba su repliegue hacia el desierto y abandonando las ciudades para evitar un enfrentamiento en el que sería la población civil la más perjudicada. Que esta explicación sea cierta o que se trate de una justificación política es algo que no cambia los datos: el sector islamista, en sus diversas variantes se ha hecho con el control del Azawad.
Aunque para mucha gente estos hechos han supuesto una sorpresa, lo cierto es que desde hace más de diez años se viene hablando de manera insistente del proceso de islamización en la región del Sahel. La actitud pasiva del gobierno de Mali ante los acontecimientos que se han ido sucediendo en el norte ha contribuido de forma importante a este hecho. El movimiento tuareg se ha desarrollado durante las últimas décadas impulsando un proyecto de carácter laico que en su día contó con el apoyo decidido de la Libia de Gadafi. Sin embargo, desde hace unos diez años, llegaron al norte de Mali restos de los salafistas argelinos huyendo de la derrota sufrida ante el ejército de aquél país. Una vez asentados en Mali procedieron a buscar apoyos y a tejer complicidades con los diferentes sectores sociales de la población tuareg alcanzado apoyos significativos entre algunas tribus al tiempo que se reconvertían en la sección de Al Qaeda en la zona, de ahí su nuevo nombre de AQMI.
Al tiempo que buscaban enraizarse entre la población fueron desplegando su propio proyecto político que durante este tiempo pasó por implicarse en los secuestros de ciudadanos occidentales y hacer de intermediarios en el tráfico internacional de estupefacientes. Un reciente informe del International Crisis Group (ICG) señala la posibilidad de que durante estos años hayan llegado a alcanzar la cifra de 50 millones de euros con el pago de los rescates para lograr la libertad de los rehenes. La presencia de AQMI contaminó a otros sectores sociales, como el grupo Ansar al Dine procede de una disidencia del movimiento tuareg, y al mismo tiempo surgió el Movimiento para la Unidad y Yihad en África Occidental (MUJAO) que ha realizado operativos militares en diversos países de la región.
Esta decisión se presenta como necesaria e inevitable para poner fin a la presencia de grupos yihadistas que, tomando el Azawad como base, operan por diferentes lugares de la región del Sahel, desde Mauritania hasta Níger. Sin embargo, la operación es mucho más compleja de lo que se dice ya que en las diferentes declaraciones se omite la existencia en la misma de un conflicto que hunde sus raíces en el momento de la independencia de Malí, cuando las poblaciones tuareg del norte, manifestaron su oposición a dicha decisión y comenzaron un enfrentamiento que ha ido creciendo hasta nuestros días. Desde el pasado mes de mayo, el gobierno de Bamako no ejerce ningún tipo de control político o administrativo sobre el territorio donde se producirá la intervención internacional y se han levantado ya voces que denuncian la existencia de una agenda oculta: tras este operativo militar, el gobierno de Malí aspiraría a recuperar el control del Azawad apoyándose en la presencia del contingente internacional.
En efecto, una rápida insurrección iniciada a principios de año, desbordó las previsiones del gobierno de Mali así como la capacidad de respuesta de su ejército. Una serie de grupos que mantuvieron una unidad de acción frente a las tropas del gobierno central, tomaron las principales ciudades de los tres departamentos que conforman el Azawad: Tombuctú, Gao y Kidal. Sin embargo, esta alianza era inestable desde el comienzo ya que agrupaba al sector laico de la sociedad tuareg, encabezado por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), protagonista de la revuelta desde la década de los noventa y una serie de grupos de inspiración islamista entre los que se encuentra la organización Ansar al Dine (Los defensores de la fé). Aunque desde el comienzo surgieron voces señalando la existencia de relaciones entre Ansar al Dine y los salafistas de Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI), estos datos siguen siendo difíciles de comprobar. En todo caso, no cabe duda de que en el Azawad, en los últimos años han echado raíces diversos grupos de ideología yihadista como AQMI o su escisión el MUJAO que aspira a desarrollar la yihad por la región saheliana.
Lo cierto es que ante la debacle producida en el norte se agudizaron las contradicciones entre diversos sectores sociales en Mali, comenzando por su ejército que protagonizó un golpe de estado que sumió al resto del país en una grave crisis de la que aún no se observa una salida clara e inmediata. El grupo de oficiales golpistas denunció la situación de corrupción imperante en el país, las dificultades para combatir a los rebeldes y su disposición para iniciar la recuperación de los territorios perdidos del norte.
Presencia islamista en el Azawad
Esta secuencia de los hechos culmina con el fracaso del intento golpista y la instauración de un gobierno interino en Bamako, que goza del reconocimiento internacional pero que no es capaz de ejercer un dominio efectivo sobre el conjunto del país. Mientras tanto, en el norte el MNLA puso en marcha una estructura de estado que reclamó el reconocimiento internacional pero que no ha obtenido hasta hoy ningún apoyo. Al mismo tiempo se produjo un enfrentamiento entre el sector laico del MNLA y los islamistas, lo que demostró la fragilidad de la alianza anterior. El elemento central de la ruptura residía en la implantación de la sharia como elemento regulador de la vida civil en el Azawad liberado. De esta ruptura salió victorioso el sector islamista que se hizo con el rápido control de los núcleos urbanos, apoyado por sectores islamistas más radicales, al tiempo que el MNLA anunciaba su repliegue hacia el desierto y abandonando las ciudades para evitar un enfrentamiento en el que sería la población civil la más perjudicada. Que esta explicación sea cierta o que se trate de una justificación política es algo que no cambia los datos: el sector islamista, en sus diversas variantes se ha hecho con el control del Azawad.
Aunque para mucha gente estos hechos han supuesto una sorpresa, lo cierto es que desde hace más de diez años se viene hablando de manera insistente del proceso de islamización en la región del Sahel. La actitud pasiva del gobierno de Mali ante los acontecimientos que se han ido sucediendo en el norte ha contribuido de forma importante a este hecho. El movimiento tuareg se ha desarrollado durante las últimas décadas impulsando un proyecto de carácter laico que en su día contó con el apoyo decidido de la Libia de Gadafi. Sin embargo, desde hace unos diez años, llegaron al norte de Mali restos de los salafistas argelinos huyendo de la derrota sufrida ante el ejército de aquél país. Una vez asentados en Mali procedieron a buscar apoyos y a tejer complicidades con los diferentes sectores sociales de la población tuareg alcanzado apoyos significativos entre algunas tribus al tiempo que se reconvertían en la sección de Al Qaeda en la zona, de ahí su nuevo nombre de AQMI.
Al tiempo que buscaban enraizarse entre la población fueron desplegando su propio proyecto político que durante este tiempo pasó por implicarse en los secuestros de ciudadanos occidentales y hacer de intermediarios en el tráfico internacional de estupefacientes. Un reciente informe del International Crisis Group (ICG) señala la posibilidad de que durante estos años hayan llegado a alcanzar la cifra de 50 millones de euros con el pago de los rescates para lograr la libertad de los rehenes. La presencia de AQMI contaminó a otros sectores sociales, como el grupo Ansar al Dine procede de una disidencia del movimiento tuareg, y al mismo tiempo surgió el Movimiento para la Unidad y Yihad en África Occidental (MUJAO) que ha realizado operativos militares en diversos países de la región.
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