Los médicos rurales en España figuran en el último escalón del sistema sanitario. Así al menos se sienten ellos. Siempre ha sido así alrededor,.
Médicos rurales: El eslabón perdido de la sanidad,.
Se ven como la Cenicienta del sistema de salud y cada vez son
menos. Los recortes, advierten los médicos rurales unos veinte mil en toda
España, amenazan la atención de millones de personas. En algunos lugares
remotos, de hecho, la cercanía de un profesional sanitario puede marcar la
diferencia entre la vida y la muerte. Así es la difícil rutina de la medicina
rural.
Los médicos rurales en España figuran en el último escalón del
sistema sanitario. Así al menos se sienten ellos. Siempre ha
sido así alrededor de 20.000, el 22 por ciento de los 90.000 facultativos de
atención primaria que hay en España, pero ahora al aislamiento, la soledad, la
dispersión de los pacientes o la escasez de medios se añaden los recortes que
varias comunidades están realizando en los servicios de salud en zonas
rurales. Ante semejante panorama, a nadie le extraña que apenas uno de
cada cuarenta nuevos licenciados quiera ser médico de pueblo en nuestro país. La
situación se podría resumir así: si España está en crisis, la profesión
de médico rural lo está más todavía. Todo un dilema para el futuro de
una cuarta parte de la población española, la que vive en zonas rurales, cuya
salud depende de ellos.
El médico de pueblo, en todo caso, ya no es aquel facultativo a cuya puerta los pacientes golpeaban durante la noche o cuyo teléfono retumbaba sobre la mesilla en plena madrugada. «¡Era la esclavitud! rememora Juan José Torres, médico pacense, 25 años en el medio rural, titular desde hace 22 en Villanueva del Fresno, Badajoz, a ocho kilómetros de «la raya»; así le dicen aquí a la frontera portuguesa. Empecé en un pueblo de unos 2000 habitantes. Debía estar allí las 24 horas, pero yo tenía a mi mujer y nuestra hija de dos años en Badajoz. Me coordiné con el médico del pueblo vecino para turnarnos los fines de semana. Libraba de nueve de la mañana del sábado a las diez de la noche del domingo; dormía en casa dos noches al mes. Tenía un inalámbrico de los de la época, en plan 'zapatófono', para poder salir a la calle. Cuando mi familia venía a visitarme y estábamos de paseo, sonaba el aparato y ahí la tenía que dejar».
Hoy en día, los médicos de los pueblos no están disponibles a todas horas. Trabajan 35 horas semanales (de ocho de la mañana a tres de la tarde) y no necesitan vivir en la localidad donde trabajan, si bien eso no impide que, con frecuencia, se vean ante situaciones donde su respuesta marca la barrera entre la vida y la muerte. Partos, accidentes, infartos, ictus; en este entorno, la falta de personal y de medios es determinante. Los propios médicos de familia atienden las urgencias, cuando ocurren en horario laboral, saliendo «por piernas con la ambulancia», dice Torres. Eso, claro, en el caso de que esta esté disponible. «Teníamos un paciente con una arritmia brutal. Necesitábamos trasladarlo al hospital, en Badajoz, a más de una hora. La ambulancia había acudido a un accidente rememora Torres. Así que lo llevamos nosotros en coche». Otro recuerdo de Torres: «Un parto adelantado. La mujer salía de su casa y ahí lo tuvo. Era enero, hacía un frío de muerte. Para que no se helara el bebé, lo envolvimos con una mantita y papel de aluminio y fuimos en mi coche hasta el Materno». Y en otro orden de cosas, Torres añade: «Aquí, hasta hace unos años estuvimos sin administrativo. Nosotros cogíamos el teléfono, abríamos la puerta, organizabas las citas...; entre los médicos y las enfermeras lo hacíamos todo».
La medicina rural, de todos modos, varía en función del entorno, de los pueblos que atiende cada médico, de la distancia al hospital de referencia, de las coberturas de cada centro de salud o de la dotación de las urgencias, entre otras cosas. Condicionantes que dificultan la atención al paciente en comparación con los centros urbanos.
Lejos de mejorar, los recortes auguran tiempos más precarios. En algunas autonomías se cierran puestos de urgencias, crece el número de pacientes por médico al dejarse de cubrir las jubilaciones el 31 por ciento de los médicos del Sistema Nacional de Salud se jubilará en 15 años y muchos facultativos se quejan de la ausencia de comunicación con los responsables de Sanidad.
Curiosamente, el campo, si revisamos la historia del sector, nunca había estado mejor atendido. La aparición de los consultorios y centros de salud, los avances en las tecnologías de la información o la mejora de las infraestructuras rurales y los medios de transporte han contribuido en considerable medida a paliar ese aislamiento que ha caracterizado a nuestra medicina rural hasta tiempos recientes. «Eso es cierto concede Ángel Sanz, médico rural con 38 años de servicios prestados; titular hoy en un pueblo de la periferia de Segovia. Si me dices hace 25 años, cuando eras el único médico en toda una comarca, que íbamos a tener lo que tenemos hoy, no me lo creo. Sé muy bien que ha costado mucho conseguirlo. Por eso, cuando habíamos conseguido niveles tan buenos de atención sanitaria, da la impresión de que se va a echar todo a perder. Es lamentable».
La profesión de Sanz, Torres o Astúriz surgió hace ya más de 150 años, con una ley que instaba a los ayuntamientos a contratar médicos titulares para asistir a los enfermos sin recursos y ejercer de policía en materia de higiene y salud públicas. En 1944, los doctores se convirtieron en funcionarios del Estado, aunque los alcaldes continuaran siendo el superior jerárquico. «Cuando empecé, señala Torres, titular en Villanueva del Fresno desde 1991, las vacaciones todavía me las firmaba el alcalde». La llegada de la democracia, declarando el derecho a una salud universal y gratuito, culminó en 1986 con la creación del Sistema Nacional de Salud, la posterior transferencia de las competencias sanitarias a las comunidades autónomas y la creación de los consultorios rurales y la figura del centro de salud.
Hoy estamos más cerca de países como Suecia, el Reino Unido, Alemania o Canadá, donde lo rural goza de un tratamiento diferenciado en medicina de familia, con comunidades académicas propias, soporte institucional y avances tecnológicos. En España hoy, los médicos de pueblo atienden a sus pacientes en pequeños consultorios rurales o en el centro de salud de la localidad más importante de su comarca, donde se suele ubicar la base de urgencias o punto de atención continuada; los célebres PAC, hoy en boca de todos, por obra y gracia de la tijera sanitaria.
Juan José Torres, 55 años. Médico de atención primaria en Villanueva del Fresno (Badajoz)
"Antes había comunicación; ahora la única prioridad es cuadrar las cuentas"
Hace 22 años que Torres trabaja en este remoto pueblo, a ocho kilómetros de la frontera con Portugal y a más de una hora de Badajoz. «Cuando llegué, tenía a mi cargo 1400 pacientes; hoy son poco más de 1000. La población está envejecida y muchos se van con los hijos a la ciudad». En aquel entonces, tampoco había centro de salud y apenas dos médicos atendían a una población de más de 4000 personas. «El alcalde era quien te firmaba las vacaciones y en verano te ponía problemas, porque se duplica la población y nunca había sustituto. En todo este tiempo, este ha sido el primer año que han venido médicos para ofrecerse a hacer sustituciones en verano. La crisis, claro». Al principio Torres vivía en el pueblo y solo. Ahora va y vuelve a Badajoz cada día, donde vive su familia. Los vecinos, en todo caso, siempre lo han tratado con respeto. «Te regalaban cosas: un jamón, por ejemplo, y te paraban por la calle: 'Lo que me mandó me vino de maravilla'; 'Sigo con aquellas molestias'...». Torres es un defensor de la medicina de familia. «Los indicadores sanitarios en países con un buen sistema de atención primaria son mucho mejores. Nosotros filtramos con criterio a los enfermos y ayudamos a la eficiencia de todo el sistema». Por eso, Torres, que ve una media de 35-40 pacientes al día, ha creado su propio sistema de autogestión, ha implantado sistemas de telemedicina para evitar que sus pacientes, en la medida de lo posible, viajen a Badajoz a ver al especialista, y no para de buscar cómo ampliar las coberturas de su centro. Con semejantes convicciones, asegura, ya de estudiante pensaba en tener parroquia. «En lugares así tratas a familias enteras a lo largo de muchos años. Ahora atiendo a los hijos de mis primeros pacientes. Les digo: 'Hay que ver lo que te vas pareciendo a tu padre'». Añade Torres que en los últimos tres años las cosas han cambiado. «Antes había comunicación con la Gerencia. Ahora sentimos que su prioridad es cuadrar las cuentas y que, además, lo hacen de forma precipitada».
Ángel Sanz, 63 años. Médico de atención primaria en la periferia de Segovia
"Desde que empecé, hace 38 años, todo fue siempre a mejor. Hasta hoy"
Médico rural desde hace 38 años, Sanz es madrileño y ha ejercido en Cantabria, La Rioja, Ávila y, desde hace ocho años, en la periferia de Segovia. «Me vine al ámbito rural porque cuando acabé la carrera ya estaba casado y con un hijo, y mi primer objetivo era mantener a mi familia». Enseguida sintió, en todo caso, que esto era lo suyo. «Ya me podía haber jubilado hace tres años, pero me encanta mi trabajo». Aunque Sanz, que, como quien dice, ha visto crecer desde dentro el sistema sanitario, es hoy un profesional tan apasionado como indignado. «Desde que empecé, todo siempre había ido mejorando. Hasta hoy». En la periferia de Segovia, dice Sanz, faltan médicos desde hace unos años. «Algunos días he llegado a trabajar 31 horas seguidas». Esto es: si un domingo le tocaba guardia en urgencias, de 24 horas, al terminar, el lunes por la mañana tenía que atender la consulta de su pueblo. Los médicos segovianos llevaron a Sanidad ante la justicia. Ahora tienen derecho a un día de descanso, pero para cubrir a los que libran, sus colegas en la zona llegan a pasar consulta en tres pueblos distintos en una misma mañana. «Antes, te coordinabas con un compañero de otro pueblo; cuando se iba, tú lo cubrías, y viceversa. Ahora, Sanidad decide y, cuando cojo vacaciones, por mi consulta pasan seis médicos distintos. Los pacientes no entienden nada. Muchos llegan al consultorio y, al ver que no está su médico titular, se vuelven a casa. Piensa que hay gente ya en tratamiento o que necesita iniciar uno, y que cada día la ve un médico diferente. Me asombra la paciencia de la gente. Yo les digo que escriban en el libro de reclamaciones. Nadie lo hace, pero luego nos preguntamos por qué hay cada vez más agresiones a médicos. El clima en las consultas es cada vez más tenso. La gente paga sus impuestos. No puedes quitar médicos. Gestiónalo mejor, busca soluciones racionales. En fin...».
Alberto Astúriz, 44 años. Médico de urgencias en el valle del Baztán (Navarra)
"Imagina que la vida de alguien depende de ti y tú te pierdes por el camino"
«Aviso en Ordoki. Es un infarto». Alberto Astúriz levanta el teléfono en el puesto de urgencias de Elizondo, en el valle del Baztán, y pregunta por su eminente destino. «Cuando el 112 nos llama para acudir a un caserío remoto, nos dicen la carretera, el kilómetro e indicaciones del tipo: después del cruce, el cuarto camino a la derecha, otros dos kilómetros, giras a la izquierda... Imagina que la vida de alguien depende de que tú llegues lo más rápido posible y te pierdes por el camino». Astúriz lleva cinco años en el servicio de urgencias rurales (SUR) en uno de esos lugares donde ser médico puede convertirse en una aventura diaria. «Una vez tuvo que venir la Guardia Civil. Nos habíamos quedado atascados en una zanja», recuerda. En el valle del Baztán, tierra de caseríos dispersos fronteriza con Francia, las carreteras son estrechas y cortadas por profundos barrancos. En muchos caminos el asfalto deja paso al cemento, la grava o la tierra. La niebla es visitante habitual, como la nieve y la lluvia en invierno. Atender urgencias en semejantes condiciones encaja como un guante en la definición de 'aventura'. Astúriz es uno de los seis médicos de urgencias que trabajan en este remoto valle navarro. «Hace unos meses ilustra, un señor murió de un infarto en la misma puerta del centro de salud. En cada guardia estamos una enfermera y un médico. No tenemos ambulancia, usamos mi coche particular. Aquel día estábamos en Amaiur, a 40 minutos de la base. Se avisó al médico del pueblo más cercano, pero cuando llegó ya era tarde. Algo así no ocurre en una ciudad. En un valle montañoso de casi 400 kilómetros cuadrados, donde apenas dos médicos y dos enfermeras velan por la salud de 9000 personas en horario de urgencias, pues es lo más probable». Lejos de mejorar, en Navarra, donde 125 médicos y 125 enfermeras trabajan en el SUR, el Gobierno va a reducir esta plantilla en 50 personas.
TÍTULO: ENTREVISTA ILDEFONSO FALCONES,.
Algo más de tiempo cada día. La idea me pareció muy interesante la historia
de los moriscos para desarrollar una novela en esa época. Y espero que salga el
sol en Galicia.
Córdoba, Granada y las Alpujarras.
Hago una recopilación exhaustiva. Hay que cambiar la inspiración por la
constancia en el trabajo.
Confío que no sea así. Yo creo que los lectores están lo suficientemente
capacitados para elegir aquello que en cada momento desean
leer...
Sinhué el Egipcio, El Médico, Los pilares de la Tierra y ahora los libros de
Larsson.
El libro trata de la época histórica que va desde la guerra de las Alpujarras
a la expulsión de los moriscos. A través de la trama, se plantea el objetivo por
parte de algunos moriscos de mantener su cultura y su religión en contra de la
evangelización que pretendían los cristianos.
Entiendo que siempre que una novela se desarrolla en una época histórica
anterior a la nuestra y siempre y cuando el relato de esa época sea fidedigno,
podemos estar hablando de novela histórica.
Imagino que el obstáculo será el mismo en todas partes, el mundo de la
literatura es un mundo bastante cerrado y los manuscritos que llegan a las
editoriales lo son por miles. Realmente es muy difícil llegar a publicar. No sé
si alguien llegó a decir que mis obras no valían la pena...
El personaje principal es masculino (lo siento). Sin embargo, sí que hay una
serie de personajes femeninos que juegan un papel muy importante en la novela. Y
sí, hay que documentarse muchísimo para poder ofrecer al lector una versión
verídica de lo que sucedió en esa época.
La novela histórica no informa, realmente eso es cuestión de investigadores e
historiadores. Con todo, si la novela histórica está realmente bien documentada
no es que sobrepase la dimensión literaria sino que ofrece al lector una visión
de esa época en concreto sin mayores objetivos. En cuanto al segundo punto, yo
creo que la novela histórica debe ser, como he dicho, fiel a la realidad de lo
sucedido y que los lectores tienen derecho a saber que aquello que han leído
ocurrió realmente. No deja de ser una opinión personal.
Dentro de poco ya estará en uso el e-reader.
No, no he decidido dedicarme completamente a la literatura. Siempre es
interesante mantener un contacto laboral con la realidad. En cuanto a la
organización, sigo escribiendo por las mañanas si bien más horas y los fines de
semana.
Yo creo que debería de ser al revés: que algún día en otro de estos chats,
cuando haya terminado de leer la novela, sea usted quien me diga si le ha
gustado tanto, más o menos que La catedral del mar. No obstante, confío en que
le guste.
Yo creo que cualquier persona, abogado, médico, operario o taxista debe
realizar tareas de creación intelectual ajenas a sus labores diarias. Lo
contrario es minusvalorar nuestra capacidades creativas. Y no, no realicé ningún
taller creativo.
Pues malamente, puesto que hay veces que sé que he leído algo en algún sitio
y no logro encontrarlo, lo cual significa que llevo una pésima organización. Se
hacen muchos cambios, pero no en la trama principal, puesto que si no, sería
imposible aclararse.
Confío en que no decepcione. Problema diferente es que guste tanto como La
Catedral del mar.
Continuista sí porque no sé hacerlo de otra manera. Yo creo que tiene los
mismos ingredientes de la catedral.
Evidentemente me gusta vivir en la época en la que vivimos, no en épocas
anteriores realmente injustas.
La abogacía me ha producido bastantes momentos de satisfacción, pero también
otros bastante duros. De momento mi paso por la literatura solo me está dando
satisfacciones. En cuanto a la estructura, desarrollo lo que creo que va a ser
el guión y a partir de ahí...
No, no acudí a nadie. No dejaba de ser un hobbie en ese momento. Me documenté
a través de los libros, de las crónicas de la época, de tesis doctorales...etc.
El médico de pueblo, en todo caso, ya no es aquel facultativo a cuya puerta los pacientes golpeaban durante la noche o cuyo teléfono retumbaba sobre la mesilla en plena madrugada. «¡Era la esclavitud! rememora Juan José Torres, médico pacense, 25 años en el medio rural, titular desde hace 22 en Villanueva del Fresno, Badajoz, a ocho kilómetros de «la raya»; así le dicen aquí a la frontera portuguesa. Empecé en un pueblo de unos 2000 habitantes. Debía estar allí las 24 horas, pero yo tenía a mi mujer y nuestra hija de dos años en Badajoz. Me coordiné con el médico del pueblo vecino para turnarnos los fines de semana. Libraba de nueve de la mañana del sábado a las diez de la noche del domingo; dormía en casa dos noches al mes. Tenía un inalámbrico de los de la época, en plan 'zapatófono', para poder salir a la calle. Cuando mi familia venía a visitarme y estábamos de paseo, sonaba el aparato y ahí la tenía que dejar».
Hoy en día, los médicos de los pueblos no están disponibles a todas horas. Trabajan 35 horas semanales (de ocho de la mañana a tres de la tarde) y no necesitan vivir en la localidad donde trabajan, si bien eso no impide que, con frecuencia, se vean ante situaciones donde su respuesta marca la barrera entre la vida y la muerte. Partos, accidentes, infartos, ictus; en este entorno, la falta de personal y de medios es determinante. Los propios médicos de familia atienden las urgencias, cuando ocurren en horario laboral, saliendo «por piernas con la ambulancia», dice Torres. Eso, claro, en el caso de que esta esté disponible. «Teníamos un paciente con una arritmia brutal. Necesitábamos trasladarlo al hospital, en Badajoz, a más de una hora. La ambulancia había acudido a un accidente rememora Torres. Así que lo llevamos nosotros en coche». Otro recuerdo de Torres: «Un parto adelantado. La mujer salía de su casa y ahí lo tuvo. Era enero, hacía un frío de muerte. Para que no se helara el bebé, lo envolvimos con una mantita y papel de aluminio y fuimos en mi coche hasta el Materno». Y en otro orden de cosas, Torres añade: «Aquí, hasta hace unos años estuvimos sin administrativo. Nosotros cogíamos el teléfono, abríamos la puerta, organizabas las citas...; entre los médicos y las enfermeras lo hacíamos todo».
La medicina rural, de todos modos, varía en función del entorno, de los pueblos que atiende cada médico, de la distancia al hospital de referencia, de las coberturas de cada centro de salud o de la dotación de las urgencias, entre otras cosas. Condicionantes que dificultan la atención al paciente en comparación con los centros urbanos.
Lejos de mejorar, los recortes auguran tiempos más precarios. En algunas autonomías se cierran puestos de urgencias, crece el número de pacientes por médico al dejarse de cubrir las jubilaciones el 31 por ciento de los médicos del Sistema Nacional de Salud se jubilará en 15 años y muchos facultativos se quejan de la ausencia de comunicación con los responsables de Sanidad.
Curiosamente, el campo, si revisamos la historia del sector, nunca había estado mejor atendido. La aparición de los consultorios y centros de salud, los avances en las tecnologías de la información o la mejora de las infraestructuras rurales y los medios de transporte han contribuido en considerable medida a paliar ese aislamiento que ha caracterizado a nuestra medicina rural hasta tiempos recientes. «Eso es cierto concede Ángel Sanz, médico rural con 38 años de servicios prestados; titular hoy en un pueblo de la periferia de Segovia. Si me dices hace 25 años, cuando eras el único médico en toda una comarca, que íbamos a tener lo que tenemos hoy, no me lo creo. Sé muy bien que ha costado mucho conseguirlo. Por eso, cuando habíamos conseguido niveles tan buenos de atención sanitaria, da la impresión de que se va a echar todo a perder. Es lamentable».
La profesión de Sanz, Torres o Astúriz surgió hace ya más de 150 años, con una ley que instaba a los ayuntamientos a contratar médicos titulares para asistir a los enfermos sin recursos y ejercer de policía en materia de higiene y salud públicas. En 1944, los doctores se convirtieron en funcionarios del Estado, aunque los alcaldes continuaran siendo el superior jerárquico. «Cuando empecé, señala Torres, titular en Villanueva del Fresno desde 1991, las vacaciones todavía me las firmaba el alcalde». La llegada de la democracia, declarando el derecho a una salud universal y gratuito, culminó en 1986 con la creación del Sistema Nacional de Salud, la posterior transferencia de las competencias sanitarias a las comunidades autónomas y la creación de los consultorios rurales y la figura del centro de salud.
Hoy estamos más cerca de países como Suecia, el Reino Unido, Alemania o Canadá, donde lo rural goza de un tratamiento diferenciado en medicina de familia, con comunidades académicas propias, soporte institucional y avances tecnológicos. En España hoy, los médicos de pueblo atienden a sus pacientes en pequeños consultorios rurales o en el centro de salud de la localidad más importante de su comarca, donde se suele ubicar la base de urgencias o punto de atención continuada; los célebres PAC, hoy en boca de todos, por obra y gracia de la tijera sanitaria.
Juan José Torres, 55 años. Médico de atención primaria en Villanueva del Fresno (Badajoz)
"Antes había comunicación; ahora la única prioridad es cuadrar las cuentas"
Hace 22 años que Torres trabaja en este remoto pueblo, a ocho kilómetros de la frontera con Portugal y a más de una hora de Badajoz. «Cuando llegué, tenía a mi cargo 1400 pacientes; hoy son poco más de 1000. La población está envejecida y muchos se van con los hijos a la ciudad». En aquel entonces, tampoco había centro de salud y apenas dos médicos atendían a una población de más de 4000 personas. «El alcalde era quien te firmaba las vacaciones y en verano te ponía problemas, porque se duplica la población y nunca había sustituto. En todo este tiempo, este ha sido el primer año que han venido médicos para ofrecerse a hacer sustituciones en verano. La crisis, claro». Al principio Torres vivía en el pueblo y solo. Ahora va y vuelve a Badajoz cada día, donde vive su familia. Los vecinos, en todo caso, siempre lo han tratado con respeto. «Te regalaban cosas: un jamón, por ejemplo, y te paraban por la calle: 'Lo que me mandó me vino de maravilla'; 'Sigo con aquellas molestias'...». Torres es un defensor de la medicina de familia. «Los indicadores sanitarios en países con un buen sistema de atención primaria son mucho mejores. Nosotros filtramos con criterio a los enfermos y ayudamos a la eficiencia de todo el sistema». Por eso, Torres, que ve una media de 35-40 pacientes al día, ha creado su propio sistema de autogestión, ha implantado sistemas de telemedicina para evitar que sus pacientes, en la medida de lo posible, viajen a Badajoz a ver al especialista, y no para de buscar cómo ampliar las coberturas de su centro. Con semejantes convicciones, asegura, ya de estudiante pensaba en tener parroquia. «En lugares así tratas a familias enteras a lo largo de muchos años. Ahora atiendo a los hijos de mis primeros pacientes. Les digo: 'Hay que ver lo que te vas pareciendo a tu padre'». Añade Torres que en los últimos tres años las cosas han cambiado. «Antes había comunicación con la Gerencia. Ahora sentimos que su prioridad es cuadrar las cuentas y que, además, lo hacen de forma precipitada».
Ángel Sanz, 63 años. Médico de atención primaria en la periferia de Segovia
"Desde que empecé, hace 38 años, todo fue siempre a mejor. Hasta hoy"
Médico rural desde hace 38 años, Sanz es madrileño y ha ejercido en Cantabria, La Rioja, Ávila y, desde hace ocho años, en la periferia de Segovia. «Me vine al ámbito rural porque cuando acabé la carrera ya estaba casado y con un hijo, y mi primer objetivo era mantener a mi familia». Enseguida sintió, en todo caso, que esto era lo suyo. «Ya me podía haber jubilado hace tres años, pero me encanta mi trabajo». Aunque Sanz, que, como quien dice, ha visto crecer desde dentro el sistema sanitario, es hoy un profesional tan apasionado como indignado. «Desde que empecé, todo siempre había ido mejorando. Hasta hoy». En la periferia de Segovia, dice Sanz, faltan médicos desde hace unos años. «Algunos días he llegado a trabajar 31 horas seguidas». Esto es: si un domingo le tocaba guardia en urgencias, de 24 horas, al terminar, el lunes por la mañana tenía que atender la consulta de su pueblo. Los médicos segovianos llevaron a Sanidad ante la justicia. Ahora tienen derecho a un día de descanso, pero para cubrir a los que libran, sus colegas en la zona llegan a pasar consulta en tres pueblos distintos en una misma mañana. «Antes, te coordinabas con un compañero de otro pueblo; cuando se iba, tú lo cubrías, y viceversa. Ahora, Sanidad decide y, cuando cojo vacaciones, por mi consulta pasan seis médicos distintos. Los pacientes no entienden nada. Muchos llegan al consultorio y, al ver que no está su médico titular, se vuelven a casa. Piensa que hay gente ya en tratamiento o que necesita iniciar uno, y que cada día la ve un médico diferente. Me asombra la paciencia de la gente. Yo les digo que escriban en el libro de reclamaciones. Nadie lo hace, pero luego nos preguntamos por qué hay cada vez más agresiones a médicos. El clima en las consultas es cada vez más tenso. La gente paga sus impuestos. No puedes quitar médicos. Gestiónalo mejor, busca soluciones racionales. En fin...».
Alberto Astúriz, 44 años. Médico de urgencias en el valle del Baztán (Navarra)
"Imagina que la vida de alguien depende de ti y tú te pierdes por el camino"
«Aviso en Ordoki. Es un infarto». Alberto Astúriz levanta el teléfono en el puesto de urgencias de Elizondo, en el valle del Baztán, y pregunta por su eminente destino. «Cuando el 112 nos llama para acudir a un caserío remoto, nos dicen la carretera, el kilómetro e indicaciones del tipo: después del cruce, el cuarto camino a la derecha, otros dos kilómetros, giras a la izquierda... Imagina que la vida de alguien depende de que tú llegues lo más rápido posible y te pierdes por el camino». Astúriz lleva cinco años en el servicio de urgencias rurales (SUR) en uno de esos lugares donde ser médico puede convertirse en una aventura diaria. «Una vez tuvo que venir la Guardia Civil. Nos habíamos quedado atascados en una zanja», recuerda. En el valle del Baztán, tierra de caseríos dispersos fronteriza con Francia, las carreteras son estrechas y cortadas por profundos barrancos. En muchos caminos el asfalto deja paso al cemento, la grava o la tierra. La niebla es visitante habitual, como la nieve y la lluvia en invierno. Atender urgencias en semejantes condiciones encaja como un guante en la definición de 'aventura'. Astúriz es uno de los seis médicos de urgencias que trabajan en este remoto valle navarro. «Hace unos meses ilustra, un señor murió de un infarto en la misma puerta del centro de salud. En cada guardia estamos una enfermera y un médico. No tenemos ambulancia, usamos mi coche particular. Aquel día estábamos en Amaiur, a 40 minutos de la base. Se avisó al médico del pueblo más cercano, pero cuando llegó ya era tarde. Algo así no ocurre en una ciudad. En un valle montañoso de casi 400 kilómetros cuadrados, donde apenas dos médicos y dos enfermeras velan por la salud de 9000 personas en horario de urgencias, pues es lo más probable». Lejos de mejorar, en Navarra, donde 125 médicos y 125 enfermeras trabajan en el SUR, el Gobierno va a reducir esta plantilla en 50 personas.
TÍTULO: ENTREVISTA ILDEFONSO FALCONES,.
Ildefonso Falcones
Feria del Libro - Escritor de "La mano de Fátima"
Ildefonso Falcones saltó a la fama en 2006 con el éxito de
La catedral del mar, la intrigante novela que abordaba la construcción de
la catedral de Barcelona. Ahora vuelve con La mano de Fátima que estará
en las librerías el 10 de junio. Falcones ha charlado con los lectores sobre su
obra y sobre best-sellers y novela histórica.
Los internautas preguntan a Ildefonso
Falcones
Israel
1. 11/06/2009 - 18:01h.
Buenas tardes. Su anterior (y primer) libro me ha encantado, seducido...
mucho mucho. He leído que le dedicaba una hora al día, vamos, atrapando el
tiempo de donde pudiese :) Mi pregunta es, ¿este libro ha salido así, poco
tiempo en muchos días, o realmente tuvo más tiempo para escribrirlo? ¿Cómo
surgió la idea de La mano de Fátima? Espero su libro como agua de mayo, aunque
aquí, en Galicia, a ver si sale el sol de verano. Gracias. Israel.
Elena
2. 11/06/2009 - 18:01h.
Cuando terminé de leer "La Catedral del Mar" y aprovechando un viaje de
trabajo de Madrid a Barcelona, visité la Iglesia de Santa María del Mar. ¿Podría
decirme a qué lugar tendré que ir tras finalizar la lectura de "La mano de
Fátima"? Me encantaría saberlo de antemano. Gracias.
Marc
3. 11/06/2009 - 18:02h.
Me gustaría saber si antes de escribir un libro hace una buena recopilación
del tema que va a escribir, es decir, si lee otros libros sobre el tema que va a
preparar o si de lo contrario va escribiendo en función de su inspiración como
buen escritor.
Vicent
4. 11/06/2009 - 18:03h.
¿No cree usted que, al ritmo actual de publicación de novela histórica, puede
producirse una saturación del mercado y lo que sería peor todavía, una
saturación "intelectual" de los lectores?
Jorge
5. 11/06/2009 - 18:04h.
Ildefonso, muchas gracias ante todo por participar. ¿Cuáles son sus autores
favoritos? ¿Qué libro recomendaría a todo el mundo?
Pacohueto
6. 11/06/2009 - 18:05h.
Buenas tardes Sr. Falcones, todavia no he tenido ocasion de leer la
introducción de su nuevo libro (cuando leo la introduccion y me engancha voy
corriendo a comprar el libro). Por ello me gustaria que me dijese muy brevemente
de que trata el libro.
dougsc12
7. 11/06/2009 - 18:06h.
Hola felicidades por su éxito; sigo su obra desde Costa Rica donde la
Catedral del Mar se lee con entusiasmo. Gracias a ud y a Chufo Lloréns hemos
podido adentrarnos en una época de intrigas, caballeros y aventuras de España.
La pregunta es esta: ¿qué es para ud. novela histórica? ¿No le parece que se ha
abusado del término para hacerlo genérico a todo lo que tenga algún tinte de
realidad histórica entre sus páginas? Gracias y buena suerte.
Shirley de Italia
8. 11/06/2009 - 18:08h.
¿Cuál es el mayor obstáculo que encuentra alguien que escribe en España? O
sea, desde el momento en que se pone el punto final en un manuscrito hasta
conseguir que este mismo manuscrito llegue a las manos de los lectores. ¿Alguien
dijo alguna vez que sus obras no merecían la pena? Suerte y mucha imaginación.
Un abrazo, S. de Italia.
Laura
9. 11/06/2009 - 18:09h.
Buenas tardes Ildefonso: De Barcelona nos llevas a Córdoba... interesante.
Por el título veo que posiblemente en este libro la protagonista sea femenina,
¿ha sido más dificil para ti meterte en la psicología de un personaje femenino?
Y una pregunta más, si me lo permites, ¿te documentas mucho para hacer este tipo
de novela? Supongo que conocer la historia de ese periodo y la vida tiene que
ser determinante, ¿no? Espero que nos entretengas tanto como con la Catedral del
Mar. Gracias
I. Armenteros
10. 11/06/2009 - 18:13h.
Buenas tardes, desearía formularle dos preguntas: ¿considera adecuado que la
novela llamada histórica sobrepase la dimensión literaria y haga suya la tarea
de informar sobre hechos históricos, prerrogativa de los historiadores y sus
investigaciones? Y, en segundo lugar, ¿cómo combatir la creación de imágenes
irreales, anacronismos y presentismos en la mentalidad colectiva de los lectores
que son elevados a rango de 'verdad histórica'? Gracias
DDD
11. 11/06/2009 - 18:14h.
¿Qué opinas de colgar tu novela en internet para los que vivimos lejos y no
tenemos acceso a libros?
Trasgo
12. 11/06/2009 - 18:15h.
Hola Ildefonso, ¿has decidido dedicarte ya completamente a la literatura?
¿Cómo te has organizado a la hora de escribir esta nueva novela? Gracias, me
encantó La catedral del mar y espero leer pronto tu nueva novela.
alfredo
13. 11/06/2009 - 18:17h.
Hola, ayer vi su libro en las estanterías y sin dudarlo lo compré, no sé
absolutamente nada de la historia, de qué trata, nada... ¿Qué me diría para
convencerme de que el libro me gustará tanto como "La catedral del mar"? Un
saludo. Gracias
Fátima
14. 11/06/2009 - 18:21h.
Hola Ildefonso! Estoy deseando leer tu nueva obra "La mano de Fátima. Mi
nombre también es Fátima y todo lo relacionado con el mundo árabe me atrae
muchísimo. Mi pregunta es: ¿Cómo un abogado, alguien que se mueve en un mundo
tan realista y práctico, se sumerge en el mundo de la historia y la imaginación
con tanta pasión? ¿Realizó algún tipo de taller creativo literario para aprender
a escribir?
VictoriaEugenia63
15. 11/06/2009 - 18:22h.
Hola Ildefonso, quisiera saber cómo organizas toda la información antes de
sentarte a escribir y, si en el transcurso del trabajo tienes que hacer muchos
modificaciones al plan inicial. Por último: ¿Cuál es tu libro preferido?. Muchas
gracias
irma
16. 11/06/2009 - 18:23h.
Quiero felicitarte por La Catedral del mar. Me enganchó como hacía mucho
tiempo no hacía ningún libro. ¿Temes que este nuevo libro decepcione?
Gracias
M Sánchez
17. 11/06/2009 - 18:23h.
Apreciado Idelfonso, Me encantó tu primera obra y me pregunto si este nuevo
trabajo tuyo es continuista con tu estilo y si podremos disfrutar de momentos
tan magníficos como los que nos regaló tu anterior y laureado trabajo. Gracias y
enhorabuena.
Sonia
18. 11/06/2009 - 18:24h.
¿En qué época le hubiera gustado vivir? ¿Sobre qué hubiera escrito en ese
momento?
Rafael
19. 11/06/2009 - 18:25h.
Según tengo oído, usted es abogado en ejercicio y, a su vez, escribe novelas.
¿Cuál de los dos oficios le ha producido mayor placer a la hora de recoger
resultados por su trabajo? ¿Cómo aprendió a estructurar una novela? Gracias y
espero leer su nuevo libro muy pronto, ya que la primera me gustó
mucho.
Iván
20. 11/06/2009 - 18:26h.
¿Cómo se documentó para la redacción de la 'La Catedral del Mar'? ¿Acudió a
algún especialista en busca de asesoramiento histórico o fue una cuestión
autodidacta?
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