Edwards (quien se hizo acreedor de 200.000 dólares) y Quiroz (50.000 dólares) fueron elegidos entre más de 550 autores. El premio fue entregado en el Hotel Marriot Plaza de Buenos Aires, en un evento del cual participaron los escritores Gioconda Belli, Álvaro Pombo y Marcela Serrano, junto al director general de Casa de América, Miguel Barroso, y el director editorial de Planeta Argentina, Ignacio Iraola.
Edwards se mostró feliz de recibir un “premio joven” y comentó que su novela reflexiona sobre la poesía y los poetas. El escritor, quien recibió el Premio Cervantes en 1999,.
Hace tres años, en la Casa de América, le dimos un bolígrafo verde —como la sangre literaria de Pablo Neruda— a Jorge Edwards para que anotara en un papel lo que le apetecía escribir en ese momento: Memorias de un niño viejo. Promesa cumplida. Edwards acaba de terminar el primer volumen de sus recuerdos, «Los círculos morados», que hace referencia a las marcas que le dejaba el vino tabernario de Santiago de Chile en el que fundó su vocación literaria. Se trata de un libro de una memoria muy profunda, de infancia, de personajes que conoció en los años 40, de lo que le contaban sus abuelos y sus padres del Chile antiguo... Un libro muy literario, «un poco sombrío, pero con sus lados alegres». Porque Edwards en la infancia lo pasó mal. Fue una infancia represiva, con mucha misa. Era monaguillo, ayudante del cardenal de Santiago, llevó el incensario, y empezó a rejuvenecer de viejo. «Fui un niño viejo, y soy un viejo más joven», nos confía. Jorge Edwards pronunció hace unos días en Madrid la lección magistral de apertura de la Cátedra Mario Vargas Llosa, que dirige J. J. Armas Marcelo. Una tribuna que fomentará el estudio, la investigación y la difusión a nivel internacional de la cultura contemporánea en español. Acudimos a los círculos morados de Edwards para escrutar el mundo.
—Hola, poeta. ¿Nos cerca la miseria del hombre, parafraseando a su hermano mayor cervantino Gonzalo Rojas?
—Creo que sí, pero no estoy seguro de que esto sea una novedad.
—¿Existe algún bálsamo de fierabrás para salir de la crisis actual?
—El nuestro, nuestra voluntad, pero me da la impresión de que ahora no basta.
—¿Cómo puede hacernos soñar el intelectual que está metido en política para alejarnos del este momento tan crítico para el hombre?
—El intelectual sólo se asoma a la política. Y los que entran en ella, piensan poco. Habría que superar esta separación.
[«Poemas de lo oscuro, de las mantas de Castilla en los hombros del padre, de los relinchos de los caballos, del vapor frío en el amanecer, de los golpes metálicos de las herraduras contra las piedra... »]
—...La obra de Rojas sigue plenamente actual. ¿Describe a la perfección este oficio de tinieblas?
—Describe, al menos, algunos tiempos oscuros.
—El mundo de hoy, en el que el pobrecito hablador se tambalea, ¿se reduce cada vez más como una piel de zapa?
—También hay cosas nuevas, también se conquistan espacios de libertad en algunas partes. No hay que perder la fe en los seres humanos.
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