No hay famoso que se precie que no se haya hospedado en el Chateau Marmont. Desde hace 80 años, este mítico hotel de Hollywood garantiza que los secretos y excesos de las `celebrities´ queden entre sus muros... o casi. La última película de Sofia Coppola le rinde homenaje.
No es el hotel más lujoso del mundo. Ni siquiera es arquitectónicamente relevante. Es espectacular en su volumen, pero es un falso gótico, artificial y pretencioso. Pero el Chateau Marmont es el favorito de las estrellas desde hace 80 años. Entre sus paredes se han escrito gran parte de las leyendas de Hollywood, porque por aquí han pasado desde Howard Hughes y Jean Harlow hasta Johnny Depp y Lindsay Lohan.
Una de las suites del hotel Chateau Marmont-foto.No es el hotel más lujoso del mundo. Ni siquiera es arquitectónicamente relevante. Es espectacular en su volumen, pero es un falso gótico, artificial y pretencioso. Pero el Chateau Marmont es el favorito de las estrellas desde hace 80 años. Entre sus paredes se han escrito gran parte de las leyendas de Hollywood, porque por aquí han pasado desde Howard Hughes y Jean Harlow hasta Johnny Depp y Lindsay Lohan.
Sofia Coppola también es una incondicional del hotel, desde que se alojó en él con su padre, siendo una niña. Su última película, Somewhere
–premiada en Venecia–, es un homenaje a este hotel tan peculiar. «Siempre ha tenido cierto encanto decadente», afirma Coppola.
La clave del éxito del Marmont está en su exclusiva atmósfera, que ha facilitado que sus huéspedes puedan estar seguros de que sus secretos, debilidades, perversiones, indiscreciones y excesos químicos no saldrán de sus gruesos muros.
André Balazs, el actual propietario del Marmont, compró un hotel que estaba en las últimas después de 15 años de dejadez. El fotógrafo Helmut Newton, que se alojaba en él cuatro meses al año desde hacía 29 años, era de los pocos que seguía siendo fiel. Cuando Newton supo que Balazs lo había adquirido, le hizo subir a su habitación. «Helmut estaba sentado en el sofá y me dijo: `André, hay una cosa que tienes que entender. Este sitio es perfecto. Hagas lo que hagas, por favor, no lo jodas´. ¡Y tal como me dice eso, el sofá se desgarra y uno de sus muelles sale disparado! Pero me tomé sus palabras muy en serio. Newton se refería al espíritu del hotel, a lo que tenía que ser... Una especie de fantasía».
Balazs estudió la historia del hotel con intención de recrear dicha fantasía. Descubrió que fue construido en 1927 como un edificio de pisos de lujo, «la residencia más elegante de Hollywood, y el primer edificio a prueba de terremotos en la ciudad». Era posible entrar con el coche en su garaje y subir por el ascensor, a salvo de las miradas indiscretas. El edificio era una ambiciosa copia del Château d’Amboise, una mansión del siglo XV en el valle del Loira, pero abrió sus puertas en plena crisis de 1929 y muchos inquilinos no pudieron pagar los altos alquileres. En 1931 fue reconvertido en hotel y pronto atrajo a los famosos; entre ellos, a Stan Laurel, Hedy Lamarr, Katharine Hepburn y Jean Harlow. Cuando salía a buscar compañeros de cama, Harlow dejaba una nota en recepción: «He ido de pesca». Clark Gable fue uno de los `pescados´ con regularidad.
El magnate del cine y la aviación Howard Hughes tuvo alquilada la suite del último piso durante varios años en los 50. Estaba obsesionado con la higiene y todos los días ordenaba desinfectar cada centímetro de su suite, de 325 metros cuadrados. El personal hacía la vista gorda ante la interminable sucesión de mujeres que subían a la habitación del multimillonario.
Mucho de cuanto hoy se sabe de los años dorados del Chateau Marmont procede del diario de Corinne Patten, que trabajó en la recepción del hotel. Sus huéspedes preferidos eran Paul Newman y Joanne Woodward.
«Empezaron a venir en 1955»
, recordaba Patten. «Por entonces, nadie sabía muy bien quiénes eran. Su noviazgo se desarrolló en el Chateau. Daba la impresión de que estaban tan enamorados...».
El director de cine Nicholas Ray contribuyó a cimentar la leyenda del Chateau Marmont. Entre 1952 y 1958 vivió en el bungaló 2, una de las nueve casitas agregadas al hotel. En 1955 fue contratado para dirigir Rebelde sin causa, y a su bungaló empezaron a acudir actores poco conocidos que no tardarían en convertirse en iconos: James Dean, Natalie Wood y Dennis Hopper.
Warren Beatty fue uno de los muchos actores jóvenes que se registraron en el Marmont al llegar a la ciudad. «Lo primero que hizo fue telefonear a Joan Collins desde el Chateau Marmont, exigiéndole que saliera con él una noche», escribió su biógrafo. Lo logró, varias noches, pero acabó agotando sexualmente a la actriz, según ella misma contó.
Más sorprendente es la actividad `seductora´ de Grace Kelly, quien también vivió en el hotel en los años 50. Kelly tenía fama de tímida y recatada, pero un buen conocedor del hotel contaba otra historia: «Si le atraía algún huésped, preguntaba por su habitación y lo llamaba o, directamente, iba a verlo. Eso sí, por los pasillos siempre llevaba puestos sus pequeños guantes blancos de señoritinga».
Johnny Depp también hizo buen uso del hotel: vivió allí mientras se embarcaba en sus relaciones con Wynona Ryder y Kate Moss.
Las estrellas del rock ocuparon el hotel desde los 70. Jimi Hendrix, Janis Joplin, Van Morrison, Rod Stewart, Bob Dylan, Mick Jagger y los Clash, entre otros. En un viaje de LSD, Jim Morrison se cayó por una ventana del segundo piso y tuvo que agarrarse a una cañería para no partirse la crisma.
Roman Polanski y su joven esposa, Sharon Tate, vivieron en una suite casi un año, hasta que ella se quedó embarazada y alquilaron una casa en Beverly Hills. «Si no fuera porque vamos a tener un hijo, seguiríamos en el hotel», explicó Tate. Seis meses después fue asesinada en el hogar familiar.
El mayor escándalo en la historia del hotel tuvo lugar en 1982, cuando el actor John Belushi murió en el bungaló 3 por sobredosis. La noche de su muerte había recibido, por separado, a los actores Robin Williams y Robert De Niro, otro habitual del hotel.
En 2004 se produjo otra muerte. Helmut Newton, con 83 años, sufrió un paro cardiaco cuando sacaba su automóvil del garaje del hotel. El coche se estrelló contra una pared. En el lugar hay una placa conmemorativa.
Las tragedias, con todo, han contribuido al mito. Cuando el escritor Jay McInerney llegó para adaptar al cine una de sus novelas, el ejecutivo de los estudios que acudió a recogerlo le preguntó dónde quería alojarse. «En el Chateau Marmont», dijo McInerney. «¿Seguro?», preguntó el ejecutivo, dispuesto a ofrecer algo más lujoso. «Por supuesto», zanjó el escritor: «¡Es donde murió John Belushi!»
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