TÍTULO: DISCOTECA CASTILLO- VALENCIA: Era un chico sobre unos 36 años llamado Tony Castillo Alcatara que vivía en Monterrubio de la Serena Provincia de Badajoz. Paso un día lo siguiente que le toco la quiniela de fútbol, una cantidad muy importante de dinero. Y se puso con el dinero que gano irse a la ciudad de Valencia compra un piso y montar una gran discoteca con el nombre Castillo. Mas tarde Tony ve que la discoteca es un éxito para la ciudad de Valencia con las chicas guapisimas, fiestas organizadas y super regalos con las copas. Se empezaba la fiesta el jueves por la noche hasta el domingo noche. El lunes era fiesta por la mañana en los trabajos. La gente empezaba a trabajar por la tarde desde las 16:37 hasta las 10.12 . La discoteca tenia dos barras grandes, una gran pista de baile, su gran televisión para ver los partidos de fútbol, el techo se abre para el verano. En resumen una gran idea de Tony Castillo Alcatara que triunfo en su gran discoteca. Solo podemos decir que viva la fiesta y la marcha.
Foto de la discoteca Castillo Valencia el dueño es Tony Castillo Alcatara.
TÍTULO: DEFIANCE: Defiance es un pequeño pueblo donde un joven es testigo del asesinato de su padre por no pagar sus deudas a un grupo de sangrientos bandidos. El joven huye, pero regresará para dar caza a los asesinos de su padre.
SÁBADO- 22-10-2011- LA DRAMÁTICA DESCONEXIÓN:
Hubiera yo expirado, amigos,
feliz en ese instante de gratuito
escarnio, y ningún ojo, nadie
habría dado una lágrima por mí.
Desde entonces, vivo en el temor
insano de volver a verla, su pelo
castaño brilla en cada chica
que me ofrece su espalda, paro
de caminar y pienso: ¿cómo
podría hablarle? ¿Cómo explicar
mi ausencia? Las frases se disponen
una por una, pero sé que no es ella,
y aun cuando lo fuera, en el silencio
está mi casa, en la oscuridad,
mi habitación. Quisiera ser distante,
recordarle, sonriente, nuestros errores:
que yo olvidaba la forma de su puerta
y, en exceso de amor, llegaba tarde.
Amigos, hubiera yo fallecido,
o fallado, antes de saber
que nunca en un oído mis palabras
se volverían mansas. Debería, entonces,
cuando los golpes me hacían insensible,
mis labios deformados, mi rodilla
hinchada y tumescente, debería
haber sido sacrificado al llanto,
breve y sin causa, más bien
con su propia razón, ya no por mí,
sería vano creerlo, de una hermosa
chica perdida: para mí, una marca
de la vasta desolación que me esperaba..
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