Andaba yo por la carretera de la vida tiempo atrás y un día vi un letrero que decía: "La tienda del cielo".
Cuando me aproximé, la puerta se abrió... y cuando me di cuenta ya había entrado.
¡Vi grupos de ANGELES por todos lados!
Uno me dió una cesta y dijo: "Hijo mío, compra todo lo que quieras, en la tienda hay todo lo que un cristiano necesita... y lo que no puedas cargar hoy, puedes volver mañana y llevarlo sin problemas".
Lo primero que agarré fue PACIENCIA y luego AMOR, estaban en el mismo estante.
Mas adelante estaba la COMPRENSIÓN y también la compré; iba a necesitarla donde quiera que fuera.
Compré, además, dos cajas de SABIDURÍA y dos bolsas de FÉ. No pude dejar de lado al ESPÍRITU SANTO pues estaba en todo el lugar...
Me detuve un poco para comprar, FUERZA y CORAJE pues, me ayudarían mucho en esta carrera de la vida.
Cuando ya tenía casi llena la cesta, recordé que me hacía falta un poco de GRACIA, BENDICIÓN, y que no me debía olvidar de la SALVACIÓN.
Esta la ofrecían GRATIS!!! Entonces tomé una buena porción de cada una: suficiente para salvarme y para salvarte.
Caminé hacia el cajero para pagar la cuenta, ya tenía todo para hacer la voluntad del MAESTRO. Cuando iba llegando a la caja, vi la ORACIÓN y la agregué a mi canasta ya repleta. Sabía que cuando saliera la usaría.
La PAZ y la FELICIDAD estaban en unos estantes pequeños, aproveché para cargarlos; la ALEGRÍA colgaba del techo, agarré un paquete para mí.
Llegué al cajero y le pregunté: ¿Cuánto debo? Él sonrió y me contestó:
"Lleva tu cesta donde quiera que vayas".
Una vez más, sonreí y pregunté: "¿Cuánto realmente yo debo?"
El sonrió otra vez y dijo:
"Hijo mío, no te preocupes, Jesús pagó la cuenta hace mucho, mucho tiempo atrás". "Todo lo que pidas en plegaria, con fe, lo recibirás".
Cuando me aproximé, la puerta se abrió... y cuando me di cuenta ya había entrado.
¡Vi grupos de ANGELES por todos lados!
Uno me dió una cesta y dijo: "Hijo mío, compra todo lo que quieras, en la tienda hay todo lo que un cristiano necesita... y lo que no puedas cargar hoy, puedes volver mañana y llevarlo sin problemas".
Lo primero que agarré fue PACIENCIA y luego AMOR, estaban en el mismo estante.
Mas adelante estaba la COMPRENSIÓN y también la compré; iba a necesitarla donde quiera que fuera.
Compré, además, dos cajas de SABIDURÍA y dos bolsas de FÉ. No pude dejar de lado al ESPÍRITU SANTO pues estaba en todo el lugar...
Me detuve un poco para comprar, FUERZA y CORAJE pues, me ayudarían mucho en esta carrera de la vida.
Cuando ya tenía casi llena la cesta, recordé que me hacía falta un poco de GRACIA, BENDICIÓN, y que no me debía olvidar de la SALVACIÓN.
Esta la ofrecían GRATIS!!! Entonces tomé una buena porción de cada una: suficiente para salvarme y para salvarte.
Caminé hacia el cajero para pagar la cuenta, ya tenía todo para hacer la voluntad del MAESTRO. Cuando iba llegando a la caja, vi la ORACIÓN y la agregué a mi canasta ya repleta. Sabía que cuando saliera la usaría.
La PAZ y la FELICIDAD estaban en unos estantes pequeños, aproveché para cargarlos; la ALEGRÍA colgaba del techo, agarré un paquete para mí.
Llegué al cajero y le pregunté: ¿Cuánto debo? Él sonrió y me contestó:
"Lleva tu cesta donde quiera que vayas".
Una vez más, sonreí y pregunté: "¿Cuánto realmente yo debo?"
El sonrió otra vez y dijo:
"Hijo mío, no te preocupes, Jesús pagó la cuenta hace mucho, mucho tiempo atrás". "Todo lo que pidas en plegaria, con fe, lo recibirás".
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