En Turquía, se extiende hacia el cielo vasto el monte Ararat. Montaña sagrada. Su historia es la del diluvio. Multitud de fuentes acreditan que, en sus albas laderas, enfundadas en nieve, se halla aún el arca que le permitió a Noé salvar a la humanidad y las especies animales de la gran inundación bíblica. Aquí, Sergio Fuster, investigador bíblico argentino, colaborador de Temakel, nos invita a contemplar la montaña henchida de mágicos destellos.
En las gélidas planicies de Anatolia, donde convergen los actuales límites de Turquía, Armenia e Irán, se levanta imponente una montaña sagrada. Su nombre no figura entre las cumbres más elevadas, ya que sólo alcanza los 5.156 metros de altura, pero sí entre los más inaccesibles de la tierra. Símbolo de intervención divina, su nombre entraña un mensaje para todos los pueblos del mundo. Como diría el arqueólogo y escritor Charles Berlitz, "un nombre que promete y enseña, ordena y a veces incluso amenaza. Este nombre es Ararat" (1).
El Ararat ha sido reconocido como el sitio donde descansan los restos de la antigua embarcación del Noé bíblico, luego que descendieran las aguas del Diluvio Universal. Desde entonces ha sido un lugar sagrado.
El temor reverente que tienen y han tenido los pueblos de Oriente a esta montaña, confirma que el relato del Génesis no ha sido una creencia exclusiva del judeocristianismo. Los turcos llaman al Ararat "AGRIDAGI" (monte del Arca) (2); los persas la conocen como KUHI-NUIH (montaña de Noé) y los musulmanes le dicen "EL JUDI" o "el primer lugar de descanso" (3). El Ararat es un lugar simbólico. Es el guardián del Arca salvífica y es patrimonio de fe en un sentido universal.
Junto con los múltiples mitos de un diluvio producido por la ira divina, también existen relatos paralelos de supervivientes en una embarcación que reposa sobre una montaña. La tradición favorece al monte Ararat más que a cualquier otro sitio.
El mito hindú del diluvio habla de una montaña al norte (4). Los griegos mencionan al monte Parnaso o el Otris en Tesalia (5). Pero el hecho que fuera en realidad el monte Ararat donde reposó el Arca, está apoyado por dos tradiciones antiquísimas: El Antiguo Testamento y La Epopeya de Gilgamesh (un mito sumerio).
En Génesis 8:4, la mayoría de las Biblias traducen "el Arca descanso sobre los montes Ararat", aunque algunas traducciones prefieren vertir "las montañas de Armenia". En hebreo "HAR" significa: elevación o cordillera (6) y "RARAT" especifica un pico determinado. En el rollo de Isaías I de Qumram (7) se lee "Hurarat" (Lit.Ararat) . En el targúm de Onquelos, del Pentateuco Samaritano y en la versión siríaca de la Biblia se lee por Ararat "QARDU" (Kurdistan), conocido en lengua armenia como Nisir (8).
El monte Nisir es donde Ut-napistim (el Noé del mito sumerio) dejó varada su embarcación después del diluvio. Gilgamesh, el héroe de la epopeya, tiene que viajar más allá del tránsito solar, donde habitan los hombres escorpiones (9). Su objetivo era encontrar a Ut-napistim, para que le develara el secreto de la inmortalidad. Allí al norte, donde están las fuentes del Eufrates, en la antigüedad existía el reino de Urartu. Ut-napistim, según el mismo mito, era hijo de "Ubartutu" (10), quizás haciendo referencia a esta región. Es significativo que el nombre Ararat proviene de esta etimología. Por lo tanto, los montes Ararat y Nisir parecen hacer alusión al mismo lugar.
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