lunes, 17 de octubre de 2011

De Billy Elliot al Tintín de Spielberg.CINE.

El niño bailarín que emocionó al mundo convirtió en actor a Jamie Bell, hijo de madre soltera, que lo tuvo con solo 16 años. Una década después, es ya todo un hombre que encarna a Tintín en la película de Spielberg que está a punto de estrenarse.
París en un día de lluvia, hotel de lujo en el centro, de esos donde se esconden los famosos de visita en la ciudad; los que quieren ser vistos pero no. La puerta de una habitación se abre y en un sofá de tres plazas Jamie Bell (1986, Billingham, Reino Unido) rasca las cuerdas de una guitarra y canta un tema que parece haber sido compuesto para la ocasión: "Oh, no, oh, no, otra vez las mismas preguntas, una y otra vez, una y otra vez, oh, no, oh, no". "¿Sabes, tío? Deberíamos intentar hacer una entrevista musical, podríamos patentarlo e incluso hacer algo en Broadway", le suelta al periodista como bienvenida. Lamentablemente, a la publicista del actor no le parece tan buena idea que plumilla y celebridad se pongan a berrear preguntas y respuestas, así que la propuesta se queda en eso, en propuesta.
La cancioncita de Bell, un resumen de su jornada, es el producto de seis horas de entrevistas sin tregua, acosado por profesionales de todas las nacionalidades que tratan de saber qué se siente siendo Tintín. Y es que el chaval que se dio a conocer con Billy Elliot ha sido el escogido por Peter Jackson y Steven Spielberg para interpretar al reportero inventado por el escritor y dibujante belga Hergé en 1929. El evento, la presentación mundial del filme en la capital francesa, ha llevado hasta allí a todo el equipo del filme, incluidos Spielberg, Jackson y, por supuesto, Bell.
Quizá el inglés ya no es ese niño de rostro algodonado y cuerpo de goma que brincaba como un poseso en las calles de un pequeño pueblo hace 11 años y que se comió la taquilla mundial, pero lo que sí conserva es la estructura ósea de un atleta consumado, algo que resalta con una camiseta gris embutida en un cuerpo con más fibra que la cebada integral. Viste tejanos de los de siempre y zapatillas de esas que han vivido tres vidas, y su mesa está llena de comida de diversos tipos y colores: de bocadillos a pastas de té. Son las cuatro de la tarde y aún no ha comido. "Vida de actor", bromea.
Futbolero de pro, hincha acérrimo del Arsenal, cuando su publicista le informa de la ciudad de procedencia del periodista, deja la guitarra a un lado y parece despertar del sueño de los justos: "¿Barcelona? Tíos, quitad vuestras sucias manos de Cesc. Cesc es nuestro. Dile a Pep que le deje en paz", clama mientras coge un sándwich y lo muerde como si estuviera pensando en el escudo del Barça. Por más que protestara, Fàbregas fichó por el Barça poco después de esta entrevista, en agosto.
Tras el arranque futbolero, Bell parece dispuesto a discutir con El País Semanal de Tintín y de lo que haga falta. "Es un personaje muy complicado, puedes pensar que lo sabes todo, pero en realidad no sabes un comino. Hergé no te dice nada, solo te dice que es joven, ambicioso, que no tiene miedo al peligro, que puede hacer cualquier cosa para resolver el puzle, o encontrar la solución, o dar con el tesoro... Ah, sí, y que su mejor amigo es un perro. No hay nada más. Hay un montón de agujeros: de dónde viene, por qué es periodista, por qué se hace amigo de un marinero borracho, etcétera. Yo no he tratado de rellenar esos agujeros. Mi viaje con Tintín ha sido imaginarme algunas cosas, leer mucho a Hergé, potenciar lo físico del personaje. Ese ha sido mi trabajo, hubiera sido pretencioso por mi parte tratar de ser Tintín, ¿me sigues?".
La vida del británico no siempre fue tan sencilla como esta tarde de verano en París: nunca conoció a su padre biológico y su madre le tuvo con solo 16 años, así que cuando fue elegido entre más de 2.000 chavales para encarnar a Billy Elliot, su vida cambió para mejor, mucho mejor. "Esa película lo es todo para mí, todo. Me dio este oficio, me permitió vivir la vida que tengo ahora, así que solo puedo sentirme agradecido, de verdad, no sabes el cariño que le tengo a ese niño. ¿Sabes?, siempre pensé que Billy Elliot era mío, solo mío, mío y de nadie más. Ahora se ha convertido en una idea, algo en lo que pienso a menudo, una inspiración: piensa en alguien que tiene todo en su contra, pero que no se rinde; ese es Billy Elliot. Ahora es un concepto. De alguna manera he tenido que dejarlo ir y ahora pertenece a todos, todos los que se lo curran por malas que sean las expectativas, por muchos problemas que se crucen, todos los que se empeñan en perseguir sus sueños...".
"¿Va a desplazar Tintín a Billy Elliot en el corazón del espectador? Bueno, he tenido 10 años para vivir con Billy, así que puedo acostumbrarme a vivir otros 10 con Tintín. [Risas]. No, en serio, creo que Billy Elliot es un personaje que está ahí, en la cultura de masas, cómodamente instalado. Tintín es otra cosa, un icono, un animal completamente distinto. Creo que podrán convivir conmigo sin problema".
Steven Spielberg y Peter Jackson decidieron desde el inicio que la película no podía ser otra cosa que un filme de animación, y más concretamente, uno rodado con el sistema Motion Capture Performance, que, con la ayuda de un ordenador, captura los movimientos de los actores y los convierte en personajes de un universo completamente virtual, un cielo tecnológico que para algunos es más un infierno: "Para mí es, básicamente, un medio para los actores: el espacio es liberador, por el hecho de que todos están contigo. En un filme convencional hay dos mundos, el de los actores y el del resto, delante y detrás de la cámara; con este sistema, esa línea se desdibuja y todos compartimos el mismo espacio físico. Es algo que nunca había experimentado antes. Además, está claro que como actor siempre puedes fastidiarlo todo independientemente del entorno en el que trabajas, así que la presión no es mayor ni menor, sino diferente. No tienes que preocuparte de si el sol está bajo o alto; tú controlas el sol y al mismo tiempo tienes infinitas posibilidades, infinitas. Asusta y fascina a la vez". Pero a Bell la tecnología no es lo único que le da miedo, a juzgar por sus palabras cuando habla del Rey Midas: "Steven Spielberg asusta, esa es la verdad; y solo porque me preparé de todas las maneras que pude, afronté este papel con confianza y sin pensar en quién me dirigía. Cuando descubrimos que los dos estábamos locos por Tintín, todo fue mucho más fácil, pero Spielberg es Spielberg, tío".
Bell no quiere hablar de asuntos personales, aunque se sabe que por la capital parisiense anda su novia, Evan Rachel Wood, actriz que también salió una temporada con Marilyn Manson, con lo que parece curada de espantos. Wood y Bell se conocieron en 2006 en el rodaje de un vídeo para el grupo Green Day. Se enamoraron y fueron uña y carne durante dos años, en los que hasta se estamparon tatuajes gemelos. Luego cada uno siguió su camino. En 2011 parece que los dos han vuelto a las andadas, a juzgar por la cantidad de actos sociales en los que se les ha podido ver juntos sin que ninguno de ellos haya dicho aún "esta boca es mía".
El actor superó el bache que sufre cualquier actor infantil con pequeños papeles en cine y televisión hasta que Peter Jackson le rescató para King Kong en 2005 y Clint Eastwood hizo lo propio al año siguiente con Banderas de nuestros padres. Desde entonces ha combinado toda clase de proyectos hasta llegar a las manos de Spielberg, un papel en el que, además, ha sufrido el tratamiento de sensores, algo por lo que debe pasar cualquier actor que pretenda trabajar con la Motion Capture: "No, la verdad es que no me he sentido raro. Sé cómo funciona el proceso y la tecnología, puedo disociarlo y no pienso: 'Joder, tío, yo he hecho eso, pero esa no es mi cara'. Además, lo más increíble de todo es que Steven [Spielberg] me enseñaba lo que habíamos rodado día a día, con secuencias ya completadas. Créeme, cuando eres parte del proceso, olvidas todo lo demás, es algo brutal. ¿La primera vez que me vi? Aluciné, es como verte en otro cuerpo, es algo muy extraño y tardas un poco en acostumbrarte. Lo bueno de Tintín es que creo que hemos sido muy fieles al cómic y que los fans más fieros, especialmente en Europa, van a agradecer ese planteamiento".
Bell, que tiene pinta de ser alguien con muchas pasiones (además de la futbolera), se ríe cuando le preguntan por su primera reacción después de saber que le habían dado el papel: "¿Qué hice? Tratar de mantener la cabeza fría, no pensar que iba a trabajar con Spielberg. Bueno, te diré la verdad, me puse algunas bandas sonoras de John Williams y me emocioné, en serio, colega, no te miento. Eso fue lo primero que hice. Después me dedique a prepararme a fondo, pero lo primero fue John Williams".
Tintín es un personaje público, poco conocido en Estados Unidos, pero venerado en Europa, y eso implica un escrutinio exhaustivo del filme, especialmente en Internet, donde todo el mundo es experto en algo: "Los blogueros no deciden nada, pueden escribir la mierda que quieran, pero al final eso no decide el destino de una película, ni para bien, ni para mal. Te lo aseguro, me preocupan cero". Bell reflexiona sobre el poder de la prensa (la moderna y la tradicional, como él las llama) para acabar hablando de sí mismo, de lo que le motiva para seguir dando el callo como actor: "No siento presión, quizá al principio, pero ahora me lo tomo con mucha calma. Lo que sí siento y siempre sentiré, y cuando no sea así me dedicaré a otra cosa, es un inmenso respeto por mi profesión. Pienso en ello cada vez que llego a un plató y veo a toda esa gente que dedica su vida a esto; ellos se merecen que me lo tome en serio".
La película 'Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio' se estrena el 28 de octubre.
Jaime Bell, el actor que interpreta a Tintín-foto.

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