sábado, 10 de marzo de 2012

QUÉ HAY DE NUEVO- TAN LEJOS, TAN CERCA./ Laia Marull es Hedda Gabler./ VIVIR DEL AGUA:

TÍTULO: QUÉ HAY DE NUEVO TAN LEJOS, TAN CERCA -TAN CERCA DE LA VIDA.



Al nacer veo un mundo lleno de una ayuda tan buena que nos muestra

la gran madre que trajo nuestro corazón en conocer los caminos de esta vida cerca en cruzar cosas buenas y malas. Nuestra madre y el padre enseña andar todas las veces de los días para ver como la vida puede ser un poco fácil en dibujar a querer nuestra familia formada con los besos dados hacia aventuras contadas mientras dormías en los sueños de una vida tan cerca. Los pájaros sabe los destino del cielo que acompaña grandes viajes que vemos realizados en trabajos buenos en saber que tenemos ser respectado por demás el mundo entero en decir la paz y no la guerra. Adiós a las armas de la violencia y decir palabras bellas sobre el camino de una vida tan cerca sin ver el peligro de una muerte mala para nosotros mismos. Entre semanas me explica que la vida esta tan cerca en cantar como pienso cada mañana en darle un beso de gracias a mi madre es nuestra amiga.

TÍTULO: Laia Marull es Hedda Gabler.

Laia Marull
Laia Marull.jpg
Nombre realLaia Marull
NacimientoBandera de España Barcelona, España
4 de enero de 1973 (39 años)
Premios
Premios GoyaMejor actriz
2004 Te doy mis ojos
Mejor actriz de reparto
2010 Pa negre
Mejor actriz revelación
2001 Fugitivas
Ficha en IMDb
Laia Marull (n. Barcelona, España, 4 de enero de 1973) es un actriz española.
Tras su paso por la escuela de Teatro Nancy Tuñón de Barcelona, debutó como actriz, en 1994, en la teleserie de TV3 Estació d'enllaç, que la hizo popular en Cataluña. Tras esta serie inició en 1996 una fulgurante carrera en el cine español: en apenas 9 años ha participado en 9 películas que le han reportado nada menos que tres premios Goya y una Concha de Plata en el Festival de Cine de San Sebastián.
¿Qué le pasa a Hedda Gabler? Gran pregunta. Regresa de una luna de miel que no ha ido bien: su marido prefiere el estudio. Ella se aburre, siente su vida naufragar. Es el paradigma moderno, después de la heroína romántica —dispuesta a morir por amor—, de la mujer insatisfecha, infeliz e irresponsable, lista a morir de un disparo antes que de tedio. “¿Qué es lo que ellas desean?”, se preguntaba Freud. En Ibsen, Hedda contesta: “No sé lo que quiero”. No sabrá lo que quiere, pero lo que hace es destruir de manera nihilista todo a su alrededor y a ella misma.
Después de haber visto una extraordinaria Hedda interpretada por una Isabelle Huppert en estado de gracia en el Lliure en 2005, llega al mismo teatro (pero a la sala de Gràcia y bajo la dirección de David Selvas) otra actriz que agarra la pistola, ¡huy!, el testigo: Laia Marull.
“Hedda Gabler está como una puta cabra”, sintetizó ayer al ofrecer una explicación de su icónico personaje. “Es un papel duro de roer, pero muy entretenido, un festival de colores. Es de esos personajes que son famosos por algo y cuando te metes comprendes por qué. Es muy compleja, con impulsos que no acabas de entender. Pero en realidad la parte interesante de la gente es la que nunca conoces del todo”.

El montaje se estrena el día 25, tras posponerse la fecha por un accidente de uno de los protagonistas 
Para la actriz, Hedda Gabler “camina constantemente sobre la cuerda floja que es su propia vida. Va a tope, a todo o nada, y no le sale muy bien”. Marull debutó profesionalmente en 1993 en el Lliure con el Roberto Zucco de Pasqual. Ayer se declaró muy emocionada por regresar al Lliure que dirige Pasqual. “He tomado el metro y he hecho el mismo recorrido que cuando vine a buscar los papeles para hacer la prueba del zucco; muy fuerte”.
La Hedda Gabler que se estrena el día 25 en el Lliure —en cuya primera temporada ya hubo una, en 1978, con Muntsa Alcañiz en el rôle-titre — ha tenido una accidentada cocción: Francesc Orella, que interpretaba a Brack, se rompió el pie hace unos días (tendrá que operarse) y lo sustituye in extremis el propio director, David Selvas, que ha hecho la machada de aprenderse el papel y lanzarse a la ibseniana piscina. “Si poníamos un sustituto, se paraba todo y había que volver a empezar. He estudiado como un capullo, pero lo hemos podido seguir”. No está claro aún si Orella se incorporará al espectáculo cuando se presente en Madrid, en castellano, en marzo (Teatro de la Abadía).
Selvas comparó ayer a Hedda Gabler con otros grandes personajes, como Hamlet o Falstaff, no solo de su tiempo, sino capaces de ofrecer eternamente “un festival de teatro puro”. Selvas se refirió al aburrimiento de Hedda, a la que “le suda todo”. Entonces, para no aburrirse hace cosas, pone en marcha mecanismos que luego no controla. Juega con todos y todas. “Es una persona que ha tomado malas decisiones en su vida. Sabía qué quería ser, pero las presiones sociales la han convertido en prisionera de ella misma”. En el montaje, Selva ha procurado “sacarle el polvo a Ibsen”, obviando muchos “meandros sociales”, situando la obra “ahora y aquí”, y puliendo la pieza de forma que el subtexto pase a ser texto. “La forma contemporánea de hacer Hedda Gabler es poner sobre la mesa deseos y miedos. La obra se convierte así en un volcán en erupción. Hay que insuflarle vitalidad. La historia tiene que salpicarte”. La versión, con Pablo Derqui como el byroniano Lovborg y Cristina Genebat en el papel de Thea, introduce algunos cambios, como convertir a la tía Juliane (Àngela Jové) “en bollera” que ha perdido a su pareja, y se ha enfatizado la presión que sufre el marido de Hedda, Jorgen (Ernest Villegas), por mantener el tren de vida que requiere ella. Pasqual acotó: “Como Urdangarin”.
Una curiosidad del montaje es que las famosas pistolas de la obra de Ibsen, con las que Hedda da el tiro final que cierra la pieza, son reales, dos revólveres. De forma que por imperativo legal las tiene que guardar bajo llave la regidora de la función.,etc,.

TÍTULO: VIVIR DEL AGUA:

Su existencia está condicionada por las mareas, la biodiversidad marina y la lluvia. De la Antártida al tubo de ensayo, y del manantial a una copa de cristal. Para ellas, mojarse es una aventura a contracorriente.

Algunos la llaman oro azul. Otros prefieren apodarla oro líquido. E incluso hay quienes no han dudado en denominarla el petróleo del siglo XXI. Profesionales como Dolors Vaqué, María Eugenia Girón, Carmen Garrobo y Genoveva Maneiro además de usarla para satisfacer sus necesidades básicas como el resto de los mortales, consagran su esfuerzo diario, desde distintas disciplinas, a estudiarla, analizarla, buscar en ella alimento o protegerla para que continúe siendo, como decía Leonardo da Vinci, "vehículo de naturaleza y vida". El agua ocupa más de las dos terceras partes de nuestro planeta, el mismo en el que dentro de solo tres años habitarán nueve mil millones de habitantes. Por eso la miman, la protegen, la cuidan y la admiran como el más preciado de los tesoros. Ese que hace posible nuestra existencia.

María Eugenia Girón, 47 años. Miembro de la Junta Directiva de la Fundación Oceana Europa.

Ha puesto sus 20 años de experiencia como ejecutiva al servicio de Oceana, una fundación internacional centrada en la conservación, la protección de los ecosistemas marinos y las especies amenazadas. ¿En qué consiste su labor? Entre otras cosas, en decidir junto al resto de miembros de la Junta Directiva, cómo actuar para lograr un futuro de océanos saludables. Todo con un objetivo muy concreto: que el mar vuelva a albergar la biodiversidad que tenía hace décadas. "Nuestro propósito es volver a ver océanos llenos de vida, que constituyan el sustento de las poblaciones pesqueras y una fuente de alimento segura", comenta. María Eugenia cita la sobrepesca, la contaminación y el cambio climático como factores de riesgo para la salud de los océanos y su equilibrio y que son, por eso mismo, sus principales caballos de batalla. "Tenemos que concienciarnos de que todo lo que hacemos en la tierra influye en el mar. Y en un mundo en el que alcanzaremos los nueve mil millones de personas en 2015, no tenemos otra alternativa que gestionar la pesca y proteger las zonas marinas más vulnerables para asegurar alimentos para todos", asegura.

Genoveva Maneiro, 32 años. Mariscadora (La Coruña).

Recuerda que cuando era una niña bajaba con su abuela a la playa y pasaba horas cogiendo almejas, berberechos, navajas… Ya en aquel tiempo aprendió el oficio, pero no fue hasta hace cuatro años cuando obtuvo una plaza en la Cofradía de Puebla del Caramiñal (La Coruña). Desde entonces, baja con su rastrillo a las playas de Los Arenales y Raposiños cuando la luna quiera: es ella quien marca horario laboral determinando la tabla de mareas. Es una de las cosas que más le gustan de lo que hace: que no solo está en contacto con la naturaleza, sino que además esa naturaleza es su 'jefa'. "Me encanta mi trabajo. Sobre todo cuando hace buen tiempo y te pasas horas metida en el agua casi sin darte cuenta. Respiro hondo y digo: qué bien se está aquí. Es un lujo", cuenta. Nacer cerca de la costa marcó en cierto modo su destino porque en la zona coruñesa donde vive, quien más quien menos se dedica a oficios relacionados con el mar. Y para todos, respetarlo es ley.

Dolors Vaqué, 58 años. Microbióloga marina del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.

Cuenta que desde que empezó a estudiar la cantidad de pequeños seres vivientes que se esconden en el océano tiene la sensación de vivir más que acompañada. "Cuando estoy en el mar, por muy transparente que esté el agua, sé que no estoy sola", dice. "Allí conmigo o con cualquier bañista, en cada mililitro, hay alrededor de un millón de bacterias, 10 millones de virus, millares de pequeños protozoos y pequeñas alguitas", explica esta investigadora que lleva décadas estudiando las bacterias marinas. "Podríamos decir que el mar está lleno de microbios, pero no son patógenos, viven allí y ayudan a que nuestro planeta continúe siendo un lugar habitable", añade. Ese entusiasmo por el agua y por lo que crece en ella, la llevó hace ya muchos años hasta la Antártida. Allí descubrió por primera vez el sonido del silencio. Y la cautivó. Pero, sobre todo, se sorprendió al ver un paisaje que, lejos de teñirse de un blanco monótono, contenía azules, grises, verdes y rosas. Esos colores se deben a la existencia de los microorganismos que viven en el hielo, unos viejos conocidos para ella desde que hiciera su tesina sobre la función de las bacterias marinas en el mar como parte del plancton. "Me encontré con un sistema fascinante donde, además de habitar todos aquellos peces, ballenas, focas, tortugas… hay unos seres invisibles –el plancton– que son los responsables de su existencia", cuenta.

A esos microscópicos seres ha dedicado la mayor parte de su vida profesional. Y por ellos ha acabado embarcándose en expediciones de hasta 45 días a bordo del buque oceanográfico Hespérides en más de 15 ocasiones. "Siempre es un placer estar rodeada de mar, sin más límite que el horizonte".

Actualmente, esta experimentada microbióloga participa activamente en varios proyectos, uno de ellos en el Ártico, donde estudia el efecto del deshielo sobre el plancton debido al incremento de las temperaturas. Además, está involucrada en varios estudios ligados a un proyecto de circunnavegación llamado Malaspina. Pero la realidad es que Dolors Vaqué deja pocas veces de trabajar por una sencilla razón: que estamos rodeados de agua, su campo de trabajo, del que es una completa apasionada.

Carmen Garrobo, 45 años. Catadora de agua.  

Dirige la Escuela Española de Cata gracias a su portentosa nariz. Pertenece a una de las primeras generaciones de sumilleres y es una de las escasas catadoras de agua de España. "Me inicié cuando me di cuenta de que algunas que se vendían como minerales en realidad no lo eran o que había diferencias entre lo que indicaban y lo que realmente contenían. Entonces pensé que merecía la pena distinguir calidades y enseñar a los demás a diferenciar qué aguas son buenas y cuáles no", explica. Aunque puede determinar con los ojos cerrados el nombre de las 135 marcas de agua embotellada que se venden en nuestro país, el objetivo de la cata no es 'adivinar' sino comprobar si tiene demasiado calcio, si es gorda o fina, si tiene la cantidad ideal de minerales... Por eso, niega aquello que aprendimos en el colegio de que el agua es incolora, inodora e insípida y aplaude las cartas de aguas que ya tienen algunos restaurantes. "Igual que elegimos el vino, deberíamos elegir el agua. Lo que no es tan lógico es el precio desorbitado de algunas marcas", reivindica.

CIFRAS ACUÁTICAS
  • La ONU recomienda el uso de entre 20 y 50 litros de agua al día para las necesidades básicas (bebida, cocina y limpieza).
  • España es –junto con Bélgica, Alemania e Italia– uno de los países europeos que más agua consume: 149 litros diarios por persona, según el INE. Dinamarca es el que menos con 120 litros.
  • El 80% del agua que se utiliza en España está destinada a la agricultura. Otro 14% es para el abastecimiento de núcleos urbanos y consumo y un 6%, para industria.
  • 1.100 millones de personas carecen de acceso asequible al agua según la ONU. Si se mantiene el actual ritmo de consumo, el 60% de la población vivirá en regiones con escasez en 2025.
  • Para producir un kilo de carne se emplean entre 5.000 y 20.000 litros de agua, según el Instituto del Agua de Estocolmo. 
  • Cada año caen 110.000 km3 de agua de lluvia en la Tierra; una tercera parte llega a los acuíferos, ríos y lagos según el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo. 
  • Más del 40% del suelo español está en proceso de desertificación. Se pierden 67 millones de toneladas de suelo productivo al año. 

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