TÍTULO: MARINA CASTAÑO.=Los amoríos de don Camilo.
Marina Castaño, viuda del Premio Nobel gallego, narra en una revista algunas de las numerosas aventuras sexuales que disfrutó el escritor durante su vida.
Actrices, mujeres casadas, en Barcelona, en Mallorca... Marina Castaño narra en la revista "Telva" la larga historia de los amoríos del Nobel, a la que ella puso el broche final. En un extenso reportaje, la viuda del Nobel gallego destaca que la mayoría de estas aventuras eran puramente sexuales porque el escritor no deseaba vincularse de ninguna otra manera y asegura además que don Camilo dejó "esparcidos por el mundo" numerosos hijos naturales.
REDACCIÓN - VIGO "Solo tuve conocimiento de tres o cuatro de sus múltiples relaciones, cuando el número había sido muy superior, como también lo era el número de hijos naturales esparcidos por el mundo, que en su mayoría eran varones y todos, o casi todos, llamados Camilo José". Marina Castaño, viuda de Camilo José Cela, revela en un largo artículo publicado en la revista Telva algunas de las aventuras amorosas que mantuvo el Premio Nobel a lo largo de su vida.
Castaño asegura que la relación de su marido con su primera mujer, Rosario Conde, era meramente "administrativa", y dice que el escritor era "un hombre reacio a caer en ninguna tela de araña amorosa", un hombre que "nunca había expresado sus sentimientos porque no los había tenido" y que "nunca había ligado el amor y el sexo, porque no había amado".
Entre esas relaciones que Castaño le atribuye al Nobel, menciona la de una señora, llamada Mercedes, que el autor de "La colmena" conoció en Venezuela cuando preparaba "La catira".
Marina Castaño conoció a esa señora en los últimos años de la vida del escritor, porque se presentó la ocasión, treinta o cuarenta años después de aquel "romance", y sabía "el cariño" con que su marido guardaba el recuerdo de aquella relación.
"Con Amelia sintió algo especial, pero no suficiente para dejarlo todo e irse a vivir con ella", dice Castaño, quien también da cuenta del "affaire" que Cela mantuvo en Mallorca "con una atractiva dama, esposa de un médico, con quien C.J. tuvo una hija, que, naturalmente, lleva el apellido del esposo de su madre".
Pero "como la genética es inexorable", los hijos de "esta bella muchacha, hoy ya una señora, son muy parecidos a Camilo José, en cuanto a talla y talento. ¡Cosas del ADN!", afirma la viuda del escritor, fallecido hace diez años.
A Cela, según su viuda, le gustaban mucho las actrices, y en Madrid "frecuentaba a una conocida actriz en activo", cuyo nombre no da. "La verdad es que fueron varias las actrices con quienes mantuvo relaciones puramente sexuales, ya que otro tipo de vínculo no le interesaba".
"De todas ellas tuve conocimiento, y si coincidíamos con alguna, las miradas que me dirigían eran de pura irritación", señala Marina Castaño, que también alude a los documentos que Cela firmó "sin leer", cuando estaba a punto de que lo operasen de lo que en principio parecía apendicitis y que luego se demostró que era otra cosa.
En esos documentos "cedía la propiedad de sus derechos de autor y de imagen a una sociedad de reciente creación, Camilo José Cela Producciones, en la cual él apenas tenía participación", cuenta Castaño, antes de asegurar que, a través de esa sociedad, "desplumaron" al escritor.
Camilo José Cela y Marina Castaño brindan en 1989 cuando recibieron la noticia del Nobel. // M.H. de León-foto.Castaño asegura que la relación de su marido con su primera mujer, Rosario Conde, era meramente "administrativa", y dice que el escritor era "un hombre reacio a caer en ninguna tela de araña amorosa", un hombre que "nunca había expresado sus sentimientos porque no los había tenido" y que "nunca había ligado el amor y el sexo, porque no había amado".
Entre esas relaciones que Castaño le atribuye al Nobel, menciona la de una señora, llamada Mercedes, que el autor de "La colmena" conoció en Venezuela cuando preparaba "La catira".
Marina Castaño conoció a esa señora en los últimos años de la vida del escritor, porque se presentó la ocasión, treinta o cuarenta años después de aquel "romance", y sabía "el cariño" con que su marido guardaba el recuerdo de aquella relación.
"Con Amelia sintió algo especial, pero no suficiente para dejarlo todo e irse a vivir con ella", dice Castaño, quien también da cuenta del "affaire" que Cela mantuvo en Mallorca "con una atractiva dama, esposa de un médico, con quien C.J. tuvo una hija, que, naturalmente, lleva el apellido del esposo de su madre".
Pero "como la genética es inexorable", los hijos de "esta bella muchacha, hoy ya una señora, son muy parecidos a Camilo José, en cuanto a talla y talento. ¡Cosas del ADN!", afirma la viuda del escritor, fallecido hace diez años.
A Cela, según su viuda, le gustaban mucho las actrices, y en Madrid "frecuentaba a una conocida actriz en activo", cuyo nombre no da. "La verdad es que fueron varias las actrices con quienes mantuvo relaciones puramente sexuales, ya que otro tipo de vínculo no le interesaba".
"De todas ellas tuve conocimiento, y si coincidíamos con alguna, las miradas que me dirigían eran de pura irritación", señala Marina Castaño, que también alude a los documentos que Cela firmó "sin leer", cuando estaba a punto de que lo operasen de lo que en principio parecía apendicitis y que luego se demostró que era otra cosa.
En esos documentos "cedía la propiedad de sus derechos de autor y de imagen a una sociedad de reciente creación, Camilo José Cela Producciones, en la cual él apenas tenía participación", cuenta Castaño, antes de asegurar que, a través de esa sociedad, "desplumaron" al escritor.
TÍTULO: Carmen Rigalt PERIODISTA- ESPAÑOLA.
Carmen Rigalt (Vinaixa, Lérida, 1949) es una periodista española.
Prensa escrita
Tras licenciarse en Periodismo en la Universidad de Barcelona, comienza su carrera profesional en el diario Pueblo en 1975. Compaginó esa dedicación con colaboraciones, desde 1976, en la revista Viva.
En 1977 es contratada por el diario Informaciones, y un año más tarde dirige la revista femenina Libera. Desde 1992 escribe una columna en El Mundo. También ha colaborado con la revista Diez Minutos.
En 2001 la Audiencia Provincial de Madrid la absolvió de un delito de intromisión al honor del que le acusaba el cantante Alejandro Sanz, a quien atribuyó en El Mundo la condición de homosexual. Esta sentencia fue revocada en septiembre de 2008 por el Tribunal Supremo, condenando a Carmen Rigalt, al director de la revista dominical de El Mundo, Miguel Ángel Mellado y a Unidad Editorial (empresa editora de El Mundo) a indemnizar a Alejandro Sanz con 30.000 euros, confirmando la sentencia condenatoria en primera instancia.
Televisión.
En televisión colaboró, entre 1991 y 1996, en el programa Pasa la vida, magazine matinal que conducía María Teresa Campos en Televisión Española y en el que se hizo cargo de una sección de comentario sobre actualuidad junto a Rosa Villacastín. En Día a día (Telecinco) participó en la tertulia política.En 2007 participa habitualmente en el programa sobre crónica rosa Hormigas blancas, de Telecinco.
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