miércoles, 14 de marzo de 2012

UN PUEBLO PESQUERO./ UN PUEBLO AGRICOLA Y GANADERO.

 TÍTULO; UN PUEBLO PESQUERO

Mi dedo se marea
dando vueltas en la boca del vaso,
y piensa:
¿seré un magnífico ejemplar
que pueda
rasguñar, tocar
o rozar de una manera sutil
las vidas,
los pasos agigantados,
todos los caminos
o tan sólo los hoyos
que marcamos en la arena
porque la ola se va?
¿seré tan infinito
para ser
campera de gruesa piel,
que vos me cargues
y yo te abrigue.
Pegaso lleva todas las crispaciones
alojadas en sus alas
confinadas a servir a sus dioses.
Pegaso desparrama
sobre sexos, lenguas, espaldas de umbrales infinitos
los orgasmos amarrados en su plumaje
adquiridos en piezas plagadas de amantes
que saben desplumar pegasos
escurrir cada pluma que caiga por sus refugios,
donde se desploman paredes con aullidos
y cuerpos con placer.
Los amantes refugiados
se descubren furtivos
jugando a las escondidas,
pegaso los huele
son sus pieles sudadas
atrapadas
en viajes efímeros
o en árboles que ahuecan con ardores
que brotan en cascadas
inundan sus pieles
irreconocibles
se embrollan en un cuerpo único
ya otro ser.

´TÍTULO: UN PUEBLO AGRICOLA Y GANADERO:

El hijo del ganadero,
no quiso ser matador,
y aunque el padre lo obligaba,
al muchacho le faltaba,
valentía y corazón.
Un día en un tentadero,
se revistió de valor,
y su capote torero,
mil filigranas bordó.
La gente aplaudía
y el padre clamaba,
con altanería:


Olé, olé, chiquillo mio,
rayito desprendío,
del sol de Andalucia.
¡Ole! arrimate a la fiera,
que aquí estoy a tu vera,
para defender tu vida.
Que se calle el graderío,
y que sepa el mundo entero,
que está honrando su apellido,
el hijo del ganadero.
Olé, olé, olé, mi vida,
rayito desprendío,
del sol de Andalucia
Mi niño es el mas torero,
decía con vanidad,
pero una tarde de toros,
en las astas de un mal toro,
se quedó el pobre chaval.
Ya tienes lo que querías,
no vayas padre a llorar,
y di con altanería,
que he muerto de una corná.
El padre lloraba,
el remordimiento,
le mortificaba.


Olé, olé, chiquillo mio,
rayito desprendío,
del sol de Andalucia.
¡Ole! arrimate a la fiera,
que aquí estoy a tu vera,
para defender tu vida.
Que se calle el graderío,
y que sepa el mundo entero,
que está honrando su apellido,
el hijo del ganadero.
Olé, olé, olé, mi vida,
rayito desprendío,
del sol de Andalucia


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