«Julio Iglesias necesita mandar y salirse siempre con la suya. No creo que sea feliz».
Este corpulento catalán vino al mundo el día de San Pascual Bailón. Y, sí, bailes y saraos han marcado su vida. Treinta años como periodista del corazón han hecho que Sandoval descubriera, entre otros secretos, la «dieta de ajo de Inés Sastre» o la «tremenda soledad de Julio Iglesias». Ahora ha decidido contarlo en el libro 'Dime con quién vas'.
-¿Por qué ese título?
-Yo lo quería titular 'Acepto famoso como animal de compañía', pero Planeta pensó que podía ser ofensivo.
- ¿Es usted el hombre que sabía demasiado... de los famosos?
- Uf, yo he sabido hasta dónde se depilaba Ursula Andress.
- Hasta la frente, supongo. Siempre la tuvo muy despejada.
- No, je, je... Es que me hice muy amigo de su esteticién.
- ¿Y usted cómo se metió en esto?
- Por ayudar a un amigo que escribía sobre espectáculos en un diario deportivo. Yo he visto 'El fantasma de la ópera' 17 veces. Al final, acabé en 'La Vanguardia', y ahí sigo.
- ¿Con qué famoso se estrenó?
- A muchos los he visto estrenarse. Conocí a Sergio Dalma cuando era Josep Capdevila y debutó en el Tropical de Castelldefels. Invitó al público a cantar. Yo agarré el micro y ya no lo solté. Estuve 15 días cantando con él. Sergio era tan tímido que casi se escondía detrás de mí.
- ¿Y qué le apartó a usted del mundo de la canción?
- Un día había espectadores hablando, me enfadé y los envié a hacer puñetas. Fue el final de mi carrera.
- Y el principio de una buena amistad con Julio Iglesias...
- Con Julio he estado en Nueva York, París, Roma... Es un tío que está más solo que la una, a pesar de que siempre va rodeado de gente. No creo que sea feliz. Él necesita mandar. Si comes con él y te pregunta qué quieres, tú le dices que un filete y él te pide una paella. Da igual que insistas. Todo el mundo tiene que hacer lo que él diga. Una vez le acompañé en París a una entrevista para un telediario francés. La presentadora, después de anunciar su concierto, dijo: «Su voz engatusa a las mujeres porque es como un gato que maúlla. ¿Le gustan a usted los gatos?». Julio respondió que sí, pero que en su casa tenía perros. «Ya ven -añadió la presentadora-, un hombre que maúlla como un gato pero al que le gustan los perros. Buenas noches». Eso fue todo.
- ¿Qué famoso o famosa le ha embelesado?
- Isabel Preysler. Terenci Moix le enviaba todo lo que yo escribía de ella. Y es la única persona que se molestaba en contestarme personalmente. Una vez vino a Barcelona a grabar un anuncio y me citó en el camerino. Me tendió sus brazos y dijo 'Joseeeep...'. Fue teatral, pero bonito.
-¿Y qué famoso le ha decepcionado?
- Schwarzenegger. Me invitaron a la cena de apertura de Planet Hollywood en Los Ángeles. Me tocó entre Schwarzenegger y Stallone. No me dirigieron la palabra en toda la noche. Y cuando terminó la cena, Schwarzenegger se gira, me mira, saca una pitillera de oro y me ofrece un habano Robusto. Entonces yo saqué un mechero 'bic' para darle fuego. Cuando vio aquello me miró con asco, sacó un mechero de oro con brillantes, se encendió su puro y me dio la espalda. Entonces, Stallone empezó a reír con su cara plastificada.
- ¿De Niro también le dio algún disgusto?
- La primera vez que vino a Barcelona fue a principios de los 80, con su mujer de entonces, Dianne Abbott. Los seguimos hasta un hotel de Sitges. Se inscribió con nombre falso: Roberto Dinaro. Yo estaba hablando con el recepcionista cuando sonó el teléfono. Era él. El recepcionista me pasó el teléfono y De Niro me pidió una botella de vino blanco, un café... Se lo subí. Me firmó la nota y bajé.
- ¿Hizo de camarero para Robert de Niro?
- Así es. Luego me lo volví a encontrar en los estudios Boulogne de París cuando a Victoria Abril le estaban haciendo una prueba para 'La lune dans le caniveau'. La otra aspirante para ese papel era Dianne Abbott. Cuando Robert vio a Abril la miró y le dijo: «No das el físico, pequeña». Y ella replicó: «Ahora se va a enterar éste». En la prueba se comió a Depardieu. Y le dieron el papel.
TÍTULO: EN MI PRIMERA GIRA SUPE QUE ESTE SERÍA MI TRABAJO PARA SIEMPRE.-JUAN ECHANOVE.
Juan Echanove Actor El intérprete, que ahora triunfa en el teatro y la televisión, ganó su primer sueldo como profesor particular.
Era un estudiante ejemplar, pero el teatro se cruzó en su camino. Y no le dio más vueltas. Después llegó el cine -con el que ha cosechado dos premios Goya y una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, por sendas interpretaciones en 'Madregilda' y 'Divinas palabras'- y la televisión. Juan Echanove (Madrid, 1961) lleva más de 30 años interpretando los papeles más variopintos y preocupándose, únicamente, de que sus trabajos le llenen.
-¿Recuerda qué cosas tuvo que hacer para ganar su primer sueldo?
-Di clases particulares a un chavalín de mi colegio que estaba teniendo dificultades con los estudios. Él tenía 12 años y yo unos 16, y le daba clases de todas las materias, porque él tenía algunos problemas de concentración. Ese fue el momento en el que descubrí, por primera vez, lo que era la responsabilidad.
-¿Y qué vino a continuación? ¿Siguió dando clases?
-A partir de ese momento, seguí dando clases particulares, y al año siguiente ya hacía de profesor con un grupo de alumnos, mientras estudiaba el Bachillerato. La verdad es que yo era bastante buen estudiante, pero los profesores me recomendaban y los padres confiaban en mí, más que por eso, porque era un chico responsable.
-¿Cuándo llegó su primer sueldo como actor?
-Fue en una edición de la feria ExpoOcio; un pequeño grupo de actores hacíamos una 'performance' para el Ministerio de Cultura. Lo recuerdo divertido. Después empecé a hacer teatro. Mucho teatro. De aquellos comienzos recuerdo con especial cariño una obra que hice con la compañía de Antonio Medina, 'Inmortal', porque fue la primera con la que salí de gira. En ese momento me sentí por primera vez actor profesional, y supe entonces que aquello iba a ser mi trabajo para siempre.
-Era cuestión de tiempo que diera el salto a la gran pantalla, ¿no?
-Cierto. Recuerdo que hice primero cine, antes incluso que televisión. Mi primera película fue 'El caso Almería', de Pedro Costa, pero estuvo muy cerca en el tiempo de mi segundo trabajo audiovisual, en este caso de televisión: 'La huella del crimen', de Ricardo Franco. Después ya vino todo lo demás.
-¿Sería capaz de quedarse con un solo personaje de todos los que ha interpretado en su carrera?
-En general, la gente te suele recordar por lo más reciente que has hecho; te tiene en mente interpretando al último personaje de tu carrera. Pero yo no puedo quedarme solo con uno, porque les tengo mucho cariño a todos.
-¿Qué puede contarnos de su proyecto actual, la obra 'Desaparecer'?
-Es un viaje de la mano de Edgar Allan Poe, en el que se viven y se recorren todas las sensaciones características de su obra a través de la música de Maika Makovski y de mi interpretación. En el escenario, la música y la interpretación se dan la mano para emprender un viaje por un mundo de perversión y angustia, propio de Poe, pero con la cuidada dirección y atención de Calixto Bieito.
-¿Qué tal la experiencia de 'Un país para comérselo'? ¿Qué hay que hacer para acabar cobrando por ir con un amigo a probar los mejores manjares de España?
-Es una experiencia muy bonita, porque se trata de un programa de televisión que habla del placer. Aunque es verdad que cuesta muchísimo trabajo, casi tanto como si en vez de gastronomía tratara sobre minería, porque hay que rodar por capítulos 250 horas de vídeo que después se editan en segmentos de 45 minutos. Para llegar a ese punto, hay que haber trabajado mucho antes. Ten en cuenta que del estreno de mi primera obra de teatro hace ya 33 años. También es importante tener suerte y haber tenido una carrera larga y seria.
-¿Qué proyectos de futuro aparecen en su horizonte?
-De momento, seguir grabando capítulos de 'Cuéntame' y continuar la gira nacional de 'Desaparecer'. Aparte, en la medida de lo posible, me gustaría poder seguir haciendo lo que llevo haciendo toda mi carrera: simultanear el cine, la televisión y el teatro, pero eligiendo bien los papeles y los trabajos. Quiero que lo que haga sea algo importante, que me llene, y que no tenga más remedio que decir que sí, aunque tenga que sacar el tiempo de debajo de las piedras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario