martes, 20 de marzo de 2012

EN REVENGE TODOS SOMOS VILLANOS./ ARTE CONTENIDO EN VIEJAS GARRAFAS DE VINO.

TÍTULO: EN REVENGE TODOS SOMOS VILLANOS.

Emily VanCampera una prometedora bailarina que se ha convertido en la nueva mala de la televisión. Da vida a Emily Thorne en el culebrón de amor y lujo de Telecinco.

Es una de las series que más minutos de promoción se han ganado en Telecinco. 'Revenge' traía unas excelentes credenciales de Estados Unidos, donde los espectadores se han rendido a este moderno culebrón de amor y lujo. Emily VanCamp protagoniza esta serie inspirada en la novela de Alejandro Dumas 'El Conde de Montecristo'. Misterio, amor, traición y venganza para las tardes de los domingos (16.00 horas en Telecinco) y la noche de los lunes (22.30 horas en Divinity). 'Revenge' relata la historia de Emily Thorne (Emily VanCamp), una joven sedienta de venganza que regresa a Los Hamptons, lugar donde su infancia fue destruida por la familia Grayson. Allí se encontrará con su archienemiga, Victoria (Madeleine Stowe).
- ¿Cómo llegó a 'Revenge'?
- Leí el guion y me enamoré. Esta serie me fascinó desde el primer momento. Despertó algo dentro de mí que no había sentido en mucho tiempo. La respuesta del público hasta el momento me dice que no me equivoqué.
- Es la villana.
- En 'Revenge' todos somos villanos. El éxito de la serie es precisamente ése, el público se identifica con los personajes porque no hay uno que se muestre vulnerable. Todos tenemos defectos. 'Revenge' es pura pasión, no es una historia que busque pedir perdón.
- ¿Cómo es de exigente el rodaje de la serie?
- Nunca había trabajado tanto en mi vida. Pero a mí no me importa acabar agotada todas las semanas porque lo que quiero es que 'Revenge' se convierta en la mejor serie de la televisión y para ello voy a hacer todo lo que esté en mi mano. Estoy feliz
- Se está convirtiendo en la nueva reina de la pequeña pantalla
- Cuando terminé el rodaje de 'Cinco hermanos' cerré un capítulo y luego abrí otro con 'Revenge'. Como actriz quiero sentirme creativa, llena. Al interpretar me inspiro en mis experiencias personales y las adapto a cada personaje. Pero el éxito no se me sube a la cabeza. Sé que en esta profesión un día puedes estar arriba y al siguiente todo el mundo se ha olvidado de ti.
El riesgo del cine
- Aparte de su amigo Nolan, ¿quién más descubre la verdadera identidad de Amanda?
- Hay un personaje que es un misterio, llamado Amanda Clarke, que sabe quién es. Ella desarrolla una relación con Jack, el amigo de Emily. La serie guarda muchas sorpresas, el público no puede perderse un solo episodio.
- Empezó como bailarina.
- Formé parte del ballet canadiense de la escuela superior de danza de Quebec. Luego, como distracción, empecé a ir a clases de interpretación y no me las tomé en serio hasta que me contrataron para un pequeño papel en una película. Estaban buscando bailarinas y me presenté, después me llamó un agente que me consiguió varios trabajos en anuncios y poco a poco fui dejando el baile.
- ¿Qué es lo que más disfruta de la interpretación?
- Me fascina representar un personaje en la televisión porque el arco se desarrolla a lo largo de un gran periodo de tiempo.
- ¿No le interesan entonces el cine y el teatro?
- Sí, me interesan muchísimo pero quiero tomarme mi carrera con pausa. No quiero acelerarme. La televisión me permite equivocarme y aprender. Si como actriz consigues el éxito en el cine y cometes un error puedes quedarte en el limbo muchos años. El riesgo de la gran pantalla es enorme.
- ¿Cómo lleva la fama?
- Trato de ser humilde. Mi familia me recuerda constantemente que debo tener la cabeza sobre los hombros. Me gusta hacer ejercicio, caminar por las colinas de Los Ángeles... No soy una mujer a la que le gusten las fiestas, ni salir en las revistas todas las semanas. ¡No soy la típica rubia de California. Emily Thorne regresa a Los Hamptons para vengarse de los Grayson. -foto-

TÍTULO: ARTE CONTENIDO EN VIEJAS GARRAFAS DE VINO.

Un jubilado lleva más de 20 años pintando en viejas tinajas de vidrio escenas del Almendralejo de principios de siglo XX .
Rafael Ruiz lleva toda una vida dedicada al mundo de la pintura de una u otra forma. Comenzó siendo apenas un niño, con ocho o nueve años, pintando paredes con brocha gorda junto a uno de sus hermanos. Pero pronto adivinó que lo suyo era la pintura, pero en otro sentido, así que antes de llegar a los veinte decidió montar su propio taller de pintura del automóvil, iniciándose así en lo que lo que sería su actividad laboral principal durante décadas hasta su jubilación hace unos años, en una empresa familiar en Almendralejo.
Pero lo más importante es que la pintura no solo ha sido su medio de vida y la de sus hijos, sino también su mayor afición y quizá lo que le ha dado más satisfacciones en su trayectoria vital.
Exposición
Y es que desde hace más de veinte años comenzó a compaginar la pintura de los automóviles con una curiosa afición a plasmar ese arte pictórico, curiosamente con la misma pintura acrílica que le sobraba de pintar coches, en viejas tinajas o garrafas de vino vacías de vidrio de varios tamaños, de arroba, de media arroba o de litro.
Y por fin ya Rafael Ruiz ha podido enseñar a sus paisanos parte de ese arte en una exposición que puede verse hasta el 9 de abril en el salón de actos del Museo de las Ciencias del Vino, que está abierta en horario de mañana y tarde. Una exposición que se debe en gran medida al presidente de la asociación de vecinos de San José de Almendralejo, en la que reside de toda la vida, Joaquín Valdivia, que vio una de estas garrafas de vidrio por casualidad y se quedó entusiasmada, a pesar de que el pintor era reacio a mostrarla.
Para su obra, este jubilado toma como modelo viejas fotografías para plasmar en las tinajas estampas del Almendralejo de principios de siglo, en muchos casos, rincones de la ciudad que ya están desaparecidos, pero que forman parte de la historia reciente y del recuerdo de muchos mayores.
Ya han sido muchos los que han ido a visitar este museo del vino para ver no solo las tinajas, sino también los llamativos cuadros, pintados con la misma pintura de coche y sobre tableros, de este jubilado almendralejense.
Y la tradición sigue, porque su hijo Juan María es el autor de los dibujos que recrean monumentos de la ciudad, como la ermita de la Piedad o la torre de Los Almendros, en las cabinas de camiones de una empresa de transportes de Almendralejo.

 


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