Acaba de terminar la Estambul aspira a convertirse en el «París» de la moda islámica, una industria que mueve más de 70.000 millones de euros y tiene seguidores en todo el mundo.
«Istanbul Fashion Week», la Semana de la Moda de Estambul, y ha dejado constancia de que la llamada «moda islámica» está en su mejor momento. Este intento de combinar diseño y tradición ha arraigado poderosamente en algunos países musulmanes, como Indonesia, los Emiratos Árabes Unidos o Egipto. Y ahora, Estambul trata de convertirse en el epicentro mundial de este fenómeno. En Turquía, hablar de moda es hablar también de política y religión. Es bien conocida la batalla, prácticamente ganada por los islamistas, para permitir el uso del velo en las universidades, vetado hasta hace dos años. Pero la normativa secular no solo sigue prohibiendo el uso de esta prenda en la Administración pública, sino que codifica la forma en la que deben vestir hombres y mujeres en este ámbito. Una legislación que los piadosos consideran «abusiva», y que Nesli Hanak, directora de Akder (Asociación de Mujeres contra la Discriminación, una ONG de orientación islamista), asegura que refleja «una mentalidad dictatorial».
Por ello, en la última década, algunas prendas se han convertido en declaraciones políticas en sí mismas. Cierto es que muchas mujeres turcas visten el velo por tradición o costumbre local; pero si a ello se le añade una larga gabardina gris y ropas que oculten la silueta femenina, no cabe duda de que nos hallamos ante una persona cercana al islam político. No obstante, los nuevos empresarios de la moda islámica, como Mustafá Karadumán o Mehmet Dursun, buscan combinar velo con coquetería, ropas que, a pesar de no mostrar ni un centímetro de piel más allá de la cara y las manos, potencien la belleza femenina.
Karadumán, el pionero fundador de la marca Tekbir, organizó su primer desfile de moda islámica allá por 1992, desatando una gran polémica, tanto entre los secularistas estrictos como entre los devotos radicales. Desde entonces, el escándalo ha ido dando paso a la aceptación cada vez más generalizada entre los fieles, y a una honda preocupación entre sus críticos, que perciben el éxito de la iniciativa como un avance más o menos descarado de la islamización del país.
El gran competidor de Karadumán es Mehmet Dursun, creador de la firma Armine, que exporta a países como Marruecos, China e Irán, y con la que se viste, por ejemplo, Emine Erdogán, la primera dama de Turquía. Sus carteles publicitarios, que muestran a atractivas modelos que visten velo y prendas clásicas, empapelan las principales ciudades del país. Pero no son las únicas marcas: existen otras como Karali o Akel, e incluso firmas especializadas en trajes de baño islámicos (conocidos popularmente como «burkinis»), como Hasema u Odema Sports.
La moda islámica es un negocio que mueve más de 96.000 millones de dólares (unos 73.000 millones de euros) al año en todo el mundo, un fenómeno liderado por los modistos turcos. Hoy, Tekbir tiene casi un centenar de tiendas por todo el mundo, y Karadumán, que se niega a dar la mano a las mujeres y de quien se cree que tiene tres esposas, es uno de los hombres más ricos del país. También es amigo personal del presidente Abdulá Gül y el primer ministro Recep Tayyip Erdogán. Todo un signo de los tiempos que corren.
TÍTULO: VESTIDO:
Se acerca con un pequeño tractor rojo y un remolque metálico del que cuelga un cubo azul. Hace buen día, si que se puede llamar bueno a otro día de sol.
Viene a por el tesoro de la hierba, de la poca agua que queda vestida de verde.
TÍTULO: DE TOKIO AL CIELO:
El metro de Tokio se parará el domingo a la hora del terremoto un año después.
TÍTULO: VESTIDO:
Se acerca con un pequeño tractor rojo y un remolque metálico del que cuelga un cubo azul. Hace buen día, si que se puede llamar bueno a otro día de sol.
Viene a por el tesoro de la hierba, de la poca agua que queda vestida de verde.
TÍTULO: DE TOKIO AL CIELO:
El metro de Tokio se parará el domingo a la hora del terremoto un año después.
Las principales compañías ferroviarias de Tokio detendrán sus trenes mañana a las 14.46 hora local (05.46 GMT) como parte de los actos por el primer aniversario del terremoto de 9 grados Richter que hace un año asoló a esa hora el noreste de Japón.
Durante la parada, los empleados rendirán homenaje en silencio a los más de 19.000 muertos y desaparecidos que dejó la tragedia, al tiempo que se pedirá a los pasajeros que se unan a la conmemoración, informó la agencia local de noticias Kyodo.
En la iniciativa participarán los trenes de cinco grandes compañías ferroviarias privadas de las que integran el sistema de metro de Tokio y alrededores, aunque no la pública "East Japan Railway", que en cambio hará simulacros de emergencia hoy sábado y el lunes durante los que habrá un momento de silencio por las víctimas.
El gran terremoto de hace un año interrumpió durante cerca de siete horas el sistema de metro y ferrocarril de Tokio y dejó bloqueadas a millones de personas en la zona metropolitana de la capital nipona, con más de 30 millones de habitantes.
Para mañana hay programados numerosos actos en homenaje a las víctimas de la peor catástrofe que azotó Japón tras la II Guerra Mundial, entre ellos una gran ceremonia en Tokio en la que participará el emperador, Akihito, pese a que aún se encuentra en proceso de recuperación tras una reciente operación de "bypass".
En el mismo acto también estarán presente el primer ministro, Yoshihiko Noda, y el resto de los miembros del Gabinete que sucedió al del exjefe de Gobierno Naoto Kan, mandatario en el momento de la tragedia y quien dimitió en septiembre por las críticas a su gestión de la misma.
Además del minuto de silencio en numerosos lugares de Japón a la hora del terremoto, el país acogerá ceremonias fúnebres para recordar a las víctimas, mientras en algunos lugares hay previstas concentraciones para protestar contra la energía nuclear.
El devastador tsunami que siguió al temblor detuvo el sistema de refrigeración de los reactores de la central de energía atómica de Fukushima Daiichi, lo que desató el peor accidente nuclear de los últimos 25 años.
Unos 80.000 vecinos tuvieron que abandonar sus casas en un radio de 20 kilómetros alrededor de la central a causa de la radiactividad, sin que hasta hoy tengan una fecha de regreso.
Durante la parada, los empleados rendirán homenaje en silencio a los más de 19.000 muertos y desaparecidos que dejó la tragedia, al tiempo que se pedirá a los pasajeros que se unan a la conmemoración, informó la agencia local de noticias Kyodo.
En la iniciativa participarán los trenes de cinco grandes compañías ferroviarias privadas de las que integran el sistema de metro de Tokio y alrededores, aunque no la pública "East Japan Railway", que en cambio hará simulacros de emergencia hoy sábado y el lunes durante los que habrá un momento de silencio por las víctimas.
El gran terremoto de hace un año interrumpió durante cerca de siete horas el sistema de metro y ferrocarril de Tokio y dejó bloqueadas a millones de personas en la zona metropolitana de la capital nipona, con más de 30 millones de habitantes.
Para mañana hay programados numerosos actos en homenaje a las víctimas de la peor catástrofe que azotó Japón tras la II Guerra Mundial, entre ellos una gran ceremonia en Tokio en la que participará el emperador, Akihito, pese a que aún se encuentra en proceso de recuperación tras una reciente operación de "bypass".
En el mismo acto también estarán presente el primer ministro, Yoshihiko Noda, y el resto de los miembros del Gabinete que sucedió al del exjefe de Gobierno Naoto Kan, mandatario en el momento de la tragedia y quien dimitió en septiembre por las críticas a su gestión de la misma.
Además del minuto de silencio en numerosos lugares de Japón a la hora del terremoto, el país acogerá ceremonias fúnebres para recordar a las víctimas, mientras en algunos lugares hay previstas concentraciones para protestar contra la energía nuclear.
El devastador tsunami que siguió al temblor detuvo el sistema de refrigeración de los reactores de la central de energía atómica de Fukushima Daiichi, lo que desató el peor accidente nuclear de los últimos 25 años.
Unos 80.000 vecinos tuvieron que abandonar sus casas en un radio de 20 kilómetros alrededor de la central a causa de la radiactividad, sin que hasta hoy tengan una fecha de regreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario