sábado, 3 de marzo de 2012

EL SECUESTRO DE QUINI.

Enrique Castro González, conocido como Quini (Oviedo, Asturias, España, 23 de septiembre de 1949) es un exfutbolista internacional español.
Desarrolló su carrera profesional entre el Real Sporting de Gijón, en el que jugó quince temporadas divididas en dos intervalos (1968-1980 y 1984-1987), y el Fútbol Club Barcelona (1980-1984). Actualmente ejerce como delegado del Real Sporting de Gijón, tras haber ocupado varios otros cargos en el equipo, como los de secretario técnico y ayudante técnico.
Jugaba como delantero y destacó por su capacidad goleadora. Es el segundo futbolista que más veces ha ganado el Trofeo Pichichi: Lo ganó dos en Segunda División con el Sporting (1970 y 1977) y cinco veces en Primera División, tres de ellas con el Real Sporting de Gijón (1974, 1976 y 1980) y dos con el FC Barcelona (1981 y 1982). Es el sexto mayor goleador de la historia de la Primera División española y el jugador del Sporting que más tantos ha logrado en dicha categoría, con 165 dianas.
Infancia y adolescencia
Enrique de Castro González nació el 23 de septiembre de 1949 en Oviedo, capital del Principado de Asturias, aunque paso su infancia en el barrio avilesino de Llaranes. Era hijo de Enrique Castro (cuyo apodo, Quini, heredará), y María Elena González, siendo el primero de los tres hijos del matrimonio. Sus hermanos son Jesús, que fue portero del Sporting de Gijón durante diecisiete años y falleció ahogado en 1993 en la playa cántabra de Pechón; y Rafael, Falo, que jugó también de portero en el Sporting Atlético, filial del equipo gijonés.[1]
Quini vive en la capital asturiana, en una casa propiedad de su abuela, hasta los cinco años, cuando la familia se traslada a vivir a Avilés, merced a la concesión de una vivienda en el poblado de Llaranes, construido para los trabajadores de la empresa ENSIDESA, en la que trabajaba Enrique de Castro, padre. Allí discurre su infancia y adolescencia.
Estudia en el Colegio Salesiano Santo Ángel, donde comienza su carrera futbolística. Juega en el equipo del colegio, el Grupo Deportivo Bosco. Así recuerda sus inicios:
Mi andadura por el fútbol, aunque parezca un tópico, comenzó prácticamente desde que nací. Pero puedo decir que comencé a jugar en "un equipo" cuando formé parte de los infantiles del Colegio de los Salesianos. [...] Mi primer campo de fútbol fue "La Carbonilla", que como su nombre indica, era de carbón fino esparcido por encima del duro terreno[2]
En edad juvenil pasa a engrosar las filas del Bosco Ensidesa. Así recuerda dicha fase de su carrera:
Con el Bosco jugábamos en uno de los campos que recibían el nombre de "La Toba"; ya teníamos césped y a mí me parecía un magnífico estadio; su principal inconveniente era que en invierno [...] se embarraba [...][3]

 Inicios futbolísticos.

Su carrera futbolística empieza a ser prometedora y le resulta difícil compaginarla con sus estudios y proyectos de futuro laboral, viéndose obligado a dejar la escuela de aprendices de ENSIDESA, primero, y la empresa Montajes del Tera, a la que había entrado con la intención de aprender el oficio de soldador, después. Siendo aún juvenil, se le convoca para defender a la selección española en dos partidos del Campeonato Europeo contra Alemania, que apea al combinado español del torneo.
En 1967, merced al enorme olfato goleador que había demostrado, pasa a jugar al primer equipo: el Club Deportivo Ensidesa, de Tercera División, donde coincide con otros históricos del Sporting como Castro, Churruca y Megido. Sus inicios en el equipo son algo decepcionantes: en la banda derecha, donde se le coloca en la demarcación de extremo derecho, parece desvanecerse la capacidad goleadora que había demostrado hasta entonces. Se produce entonces una oferta del Real Oviedo para contratar sus servicios, ofreciéndosele jugar en el Oviedo Vetusta, filial del equipo capitalino, entonces en Tercera División, pero la decisión de su padre entonces es tajante, decantándose por mantener a su hijo en el Club Deportivo Ensidesa, que juega en la misma división pero en el que, al tener su sede en Llaranes, se evita la incomodidad de los desplazamientos a la capital.[4] Finalmente, la llegada de un nuevo técnico, José Luis Molinuevo, al Ensi, como se conocía cariñosamente al equipo avilesino, supone el espaldarazo final a la carrera de Quini. Molinuevo lo alinea como delantero centro, y el jugador recupera su acierto goleador. Un soberbio partido contra el filial del Sporting de Gijón, en el que marca cuatro goles, despierta el interés de los ojeadores del equipo gijonés, necesitado de un delantero centro. Así recuerda Quini su trascendental paso por el Ensi:
Mi paso por el Ensidesa va muy relacionado a hechos fundamentales en mi vida. Quizás uno de los más importantes es el haber conocido a mi actual esposa siendo juvenil. También el haber elegido definitivamente el fútbol entre otras cosas [...][5]
Los buenos partidos que había hecho con el Ensidesa llaman la atención del equipo gijonés, que contrata sus servicios el 9 de noviembre de 1968.[4] Debuta con el Sporting el 22 de diciembre en el Estadio Benito Villamarín de Sevilla, ante el Real Betis, formando la alineación de los gijoneses Castro, Echevarría, Florín, Uribe, Valdés, Herrero I, Lavandera, el propio Quini, Montes, Eraña y Churruca; en un partido que el equipo sevillano ganó por un gol a cero.
Digamos que no fue un gran debut, pero estaba contento, estaba donde quería, había dado un gran paso. El partido transcurrió con toda normalidad para todos menos para el debutante, que era yo; busqué con ahínco el gol que no pude "hacer" y corrí hasta quedar sin aire y con poca fortuna, pero estaba feliz.[6]
El domingo siguiente vuelve a ser alineado, y entonces sí, debuta como goleador, cabeceando un centro de Echevarría en un partido contra el Racing de Ferrol en que el Sporting formó con Castro, Echevarría, Florín, Uribe, Valdés, Herrero I, Lavandera, el propio Quini, Solabarrieta, Eraña y Churruca.

Primer Trofeo Pichichi y llamada a la selección.

Su segunda temporada en el equipo supone un importante hito doble: el Sporting consigue, tras diez años en la categoría de plata del fútbol español, el ascenso a Primera División; en lo personal, Quini obtiene el primero de sus siete trofeos Pichichi tras marcar 24 goles y, junto con los también sportinguistas Castro, Herrero II y José Manuel, consigue el campeonato de Europa con la Selección Española amateur bajo las órdenes de José Santamaría, marcando cuatro goles en la final celebrada en Forti di Marmi ante la selección italiana.
Tales éxitos hacen que Ladislao Kubala, seleccionador nacional absoluto, se fije en Quini, convocándole por primera vez en 1970. Tras una serie de entrenamientos, debuta con el combinado nacional el 28 de octubre de 1970 en La Romareda, en Zaragoza, ante Grecia. Tras comenzar el partido como suplente, sustituye a Gárate y marca uno de los dos goles de España, que vence a los griegos por dos goles a uno. El equipo español formó así: Iribar, Melo, Sol (Gallego), Uriarte, Adelardo, Costas, Amancio (Rodilla), Luis, Gárate (Quini), Marcial y Rexach. Aquél sería el primero de 35 partidos con la Selección (el último sería el disputado en Madrid contra la República Federal Alemana el 2 de junio de 1982), con la que disputará dos campeonatos mundiales (Argentina 1978 y España 1982) y una Eurocopa (Italia 1980) pero con la que, sin embargo, marca sólo ocho goles, al disfrutar pocas veces de la libertad del nueve de que gozaba en el Sporting y el Barcelona, encomendándosele a veces labores de marcaje que cumple correctamente pero no tan vistosas como las de goleador a las que estaba acostumbrado, lo cual levantó en ocasiones las críticas de la prensa, como él mismo recuerda:
Recuerdo un partido en Barcelona, en Sarriá, el 25 de febrero de 1974, jugando frente a la Selección Alemana. Salí con la misión específica de no dejar evolucionar a ese fenómeno del fútbol mundial que es Beckenbauer, en sus acciones de ataque y de ordenador de juego. El partido finalizó con 1-0 a nuestro favor y yo había conseguido mi objetivo [...] Pues bien, mi sorpresa fue cuando en la prensa "especializada" se me calificó con un soberano cero.[7]
Uno de los partidos más destacados de su carrera internacional lo disputó el 20 de noviembre de 1974 en Glasgow, en el estadio Hampden Park ante Escocia, en el que marcó tres goles, uno de los cuales fue anulado, que recuerda así:
Hay una gran jugada por la derecha con centro final de Costas; mi marcador, al que había logrado eludir de un agarrón, se quedó atrás, lo cual facilita que conecté [sic] un gran chut, sobre la marcha que supondría el primer gol para España. [...] En la segunda parte, Planas realiza una jugada sensacional y me da un pase medido; [...] chuto a puerta, siguiendo la trayectoria del balón como tengo costumbre; el portero no sujeta el balón, lo que aprovecho para marcar el segundo gol. Y siguiendo mi racha, en jugada de Villar-Rexach-Roberto Martínez, consigo un buen cabezazo que suponía el tercero, pero que me anulan inexplicablemente.[8]
También con la selección, vive uno de los momentos más amargos de su carrera, llegando a peligrar su continuidad en el mundo del fútbol, el 16 de febrero de 1972 en el estadio Boothferry Park de Hull (Inglaterra) en un partido ante Irlanda del Norte: un codazo de George Best mientras Quini se eleva para cabecear un centro de Rojo I le fractura el pómulo izquierdo, lo cual le mantiene más de un año inactivo. La Federación Española de Fútbol ordena su traslado inmediato a España. A su llegada a Madrid es rápidamente internado y operado, en una delicada intervención a través del interior de la boca. Su recuperación fue lenta, perdiéndose prácticamente toda la temporada 1972-1973.
En la temporada 1973-1974, el Sporting consigue eludir el descenso, tras lo cual todo el equipo cumple la promesa de recorrer los 90 kilómetros que separan Gijón de Covadonga en bicicleta. Espoleado por los ánimos de numerosos aficionados a lo largo del camino, Quini alcanza el famoso santuario en tercera posición.
Aquel año había vuelto el mejor Quini, que obtiene su segundo trofeo Pichichi, primero en la máxima categoría, tras marcar 20 goles. Ello hace que se fijen en él clubes de mayor potencial, pero el llamado derecho de retención lo mantuvo en el equipo gijonés, tras lo cual hizo unas polémicas declaraciones al diario catalán Dicen que, cuando fueron aireadas por la prensa gijonesa, molestaron a la afición sportinguista. El 7 de octubre de 1974 el Sporting jugaba contra el RCD Espanyol en El Molinón. Durante los prolegómenos del partido, en los entrenamientos previos y después al saltar el equipo al campo con Quini a la cabeza, el público mostró su enfado con una sonora bronca. Cuatro goles de Quini cambian completamente los ánimos de la afición, que al acabar el partido dedica al jugador un enorme aplauso.
En lo personal, el 1 de julio de 1974 es un día importante en la vida de Quini: ese día se casa con María de las Nieves Fernández, su novia de toda la vida, en la parroquia de San Jorge de Heres, en el concejo asturiano de Gozón. Así lo recuerda él:
La verdad es que estaba con [sic] un "flan" en mi debut de hombre casado, pero aún con nerviosismo era feliz, muy feliz. A la salida de la iglesia una gran "chiquillada" con pancartas y uniformados con las camisetas rojiblancas me dieron la primera enhorabuena: los gritos de ¡VIVAN LOS NOVIOS! y ¡AUPA SPORTING! se mezclaban con el buen humor reinante.[9]
El 10 de agosto de 1975 nace Lorena, primera de dos hijos. El segundo, nacido el 2 de octubre de 1979, se llamará, como él y como su padre, Enrique. El tercero y benjamín se llama Jorge.

Fichaje por el FC Barcelona y su secuestro.

En la temporada 1975-1976, Quini vuelve a obtener el trofeo Pichichi tras marcar 21 goles. Sorprende el hecho de lo hizo a pesar de que ese año, el Sporting descendió a Segunda División. Aquel año el FC Barcelona de Johan Cruyff hace al Sporting una cuantiosa oferta: 40 millones de pesetas, que en unas semanas subieron a 50, por los servicios de Quini. El entonces presidente del club catalán, Agustí Montal, viajó a Gijón con el objetivo de cerrar el fichaje, que finalmente no se concretó por la rotunda negativa del Sporting, lo cual molestó hondamente al jugador, que llegó a pensar en retirarse del fútbol:
Por aquel entonces medité mucho si retirarme o no, máxime cuando me surgió una oferta muy interesante de una firma de tejidos catalana. Si no me "arreglaba", había decidido dejarlo.[10]
Pasarán todavía cuatro años hasta que, finalmente, el tan largamente buscado traspaso de Quini al FC Barcelona se concrete tras pagar 82 millones de pesetas, una cifra astronómica para la época. Ello sucede en la primera semana de junio de 1980, convirtiéndose en una de las noticias deportivas más sonadas del verano. En aquella primera temporada en Barcelona, Quini obtiene, por sexta vez, cuarta en Primera División, el trofeo Pichichi con 20 goles, algo completamente insólito por un acontecimiento que entonces convulsionó el fútbol español: el 1 de marzo de 1981, después de finalizado el encuentro FC Barcelona 6 - Hércules de Alicante 0, en el que marcó dos goles, Quini es secuestrado por dos individuos que lo encañonan con una pistola y se lo llevan en su propio coche, iniciando un calvario de veinticinco días para el jugador y para sus compañeros del FC Barcelona (especialmente para Bernd Schuster, que se había hecho gran amigo del asturiano), que llegan a plantearse la decisión de no jugar hasta la liberación de Quini y a los que el acontecimiento conmociona hasta el punto de sumar sólo un punto durante los cuatro encuentros en los que el jugador estuvo ausente. Su liberación infundió de ánimo a un equipo que ganó la Copa del Rey, en la que Quini también fue máximo goleador con once goles.
Ésta fue la secuencia de los hechos:[11] [12] tras el partido, dos individuos, delincuentes comunes sin antecedentes, introducen a Quini por la fuerza en una furgoneta DKW y se lo llevan. Hacia las dos de la mañana de aquel 1 de marzo, María Nieves, esposa de Quini, preocupada al no saber nada de su marido, a quien esperaba en el aeropuerto de El Prat con sus hijos tras regresar de Asturias, toma un taxi, llega a casa, donde lo encuentra todo abierto y con las luces encendidas y hace una serie de llamadas. Al comprobar que nadie sabe nada, comienza a sospechar y avisa de lo ocurrido a la policía y la Guardia Urbana. Alexanko y Óscar Segura investigan por su cuenta, sin resultado, y comunican al presidente Josep Lluís Núñez lo ocurrido. Éste moviliza a la directiva y se pone en contacto con Josep Cordech, gobernador civil, que moviliza a la Brigada Antiatracos. Alexanko, Segura y Núñez pasan toda la noche en casa de los Castro, en medio de gran tensión.
Al día siguiente, a las 12:30 del mediodía, se presenta la denuncia oficial de desaparición. La noticia ya es pública: a casa del jugador acuden directivos, jugadores y amigos; en la puerta de su casa se concentran decenas de periodistas y curiosos; son enviados numerosos telegramas y llamadas de ánimo. En una batida de la policía, se localiza el coche de Quini, con las puertas abiertas.
A las 15:00 el diario La Vanguardia recibe una llamada falsa de un individuo anónimo que reivindica el secuestro como representante de un supuesto "Batallón Catalano-Español" y comunica que Quini sería liberado después del siguiente partido contra el Atlético de Madrid, justificando el acto porque "un equipo separatista no puede ganar la Liga". Al cabo de cuatro horas, el mismo periódico recibe la llamada de un grupo autodenominado PRE que exige 350 millones de pesetas por la liberación del futbolista. Se desconfía de la llamada. Por la noche, Jesús y Falo, hermanos de Quini, llegan desde Asturias, donde se quedan los padres, muy afectados. A la salida del domicilio de Quini, Núñez declara que "no hay ninguna noticia" y reconoce que recientemente varios jugadores habían recibido anónimos amenazantes. Aquel mismo día, hacia la medianoche, se encuentra en una cabina de Hospitalet una carta firmada por el jugador en la que expresa que se encuentra bien. Se rastrea toda la zona, pero sin éxito.
El 3 de marzo, martes, la prensa nacional e internacional se hace eco de la noticia y publica que los secuestradores ya se han puesto en contacto con la entidad barcelonista y reclaman unos cien millones de pesetas. Se producen numerosas muestras de solidaridad. La moral de los jugadores del FC Barcelona está destrozada, los entrenamientos se reducen al mínimo por el nerviosismo y la tristeza. A las 23:30 de aquella noche, los secuestradores se ponen en contacto con Mari Nieves, que les pide poder hablar con su marido, a lo que aquellos se niegan, provocándole un ataque de nervios. Al día siguiente, los periódicos publican una carta de los padres de Quini suplicando su liberación y recogen unas declaraciones del vicepresidente del FC Barcelona, Nicolau Casaus, en las que expresa que está "dispuesto a dar mi vida por su libertad"; y de los jugadores del club catalán, que dicen estar dispuestos a renunciar a la Liga con tal de que Quini sea liberado.
El 5 de marzo, los compañeros de Quini en el FC Barcelona se reúnen en el Camp Nou y elevan una plegaria dirigida por mosén Joaquín Francés en español, catalán y alemán. Algunos jugadores se posicionan a favor de no disputar el próximo partido de Liga ante el Atlético de Madrid: Bernd Schuster afirma que "no jugaré, además de piernas tengo corazón, sólo quiero que vuelva Quini", pero la Federación se niega a alterar el calendario. El partido se disputa el día 8, y el club culé resulta derrotado en Madrid por un gol a cero. Ramírez, sustituto de Quini, sale al campo con el número 14 en vez del 9, dorsal habitual de Quini, que le correspondería. Unos cinco mil aficionados esperan a la plantilla en el aeropuerto de El Prat, donde reciben a los jugadores con gritos de "¡Quini libertad!". Al día siguiente, la agencia EFE anuncia que fuentes próximas a la directiva señalan que la liberación es inminente y que el club ha pactado la cantidad a pagar a los secuestradores, lo cual niega la entidad barcelonista. El 15 de marzo, ante la UD Salamanca, el Barcelona vuelve a resultar derrotado por dos goles a uno, y el 22 de marzo en Zaragoza empata a cero.
El desenlace final del calvario de Quini se produce el 25 de marzo de 1981. Los secuestradores habían pedido cien millones de pesetas como rescate que debían ser depositados en una cuenta bancaria en Suiza, con la excusa de que el FC Barcelona tuviese que cobrar una cantidad de la firma suiza Omega en la cuenta bancaria proporcionada por los captores de Quini. Nicolau Casaus se trasladó a Ginebra a supervisar la operación. La cooperación de las policías española y suiza permite levantar el tradicional secreto bancario suizo, y se descubre al titular de la cuenta, Víctor Manuel Díaz Esteban, un electricista de veintiséis años que no tarda en llegar a Suiza. Cuando retira un millón de pesetas, es inmediatamente identificado. Se investiga dónde se alojaba y se siguen sus pasos, y es capturado de camino al aeropuerto para coger un avión hacia París. Se obtiene la confesión del lugar donde está recluido Quini: un zulo en un taller mecánico situado en la calle Jerónimo Vicens de Zaragoza. A las diez de la noche, la policía entra en el local y libera al futbolista. Diez minutos después se ponen en contacto con Mari Nieves, trascendiendo poco después el final feliz de la noticia. La gente se agolpa ante la Dirección General de Policía de Barcelona para esperar la llegada de Quini, que sale desde Zaragoza con el jefe de policía de dicha ciudad. Se canta el "Asturias, patria querida"; a las dos y media de la mañana llega la comitiva y un Quini demacrado, con barba de varios días y visiblemente agotado baja de un SEAT 131 en medio de la ovación de miles de aficionados.
Tras su liberación, Quini tiene buenas palabras para sus captores y retira la acusación contra ellos, aunque el FC Barcelona decide seguir adelante con la causa y pedir treinta y cinco millones de pesetas de indemnización al considerar que había sido perjudicado gravemente, ya que no había ganado el título de Liga al cual tenía serias opciones antes del secuestro. El abogado del club pidió además veintitrés años de cárcel para los secuestradores y dos para el encubridor. La sentencia, dictada el 15 de enero, condenó a los acusados a diez años de prisión y a pagar cinco millones de pesetas al jugador, dinero al que éste renunció.
El 24 de enero de 1982, Quini marcaba el gol número 3000 en Liga para el FC Barcelona en el Camp Nou frente al Club Deportivo Castellón.

 Retirada y vuelta a los estadios.

Con el FC Barcelona Quini ganó todos sus títulos por equipos: dos Copas del Rey (en 1981 ante su ex-equipo, el Real Sporting, al que marcó dos goles; y en 1983 ante el Real Madrid), una Copa de la Liga (1983) y una Supercopa de España de Fútbol en 1984. Tras aquella última temporada en el FC Barcelona, con treinta y cinco años, decide retirarse del fútbol, y el equipo catalán le organiza un partido homenaje, polémico por la negativa del entonces presidente de la entidad, Josep Lluís Núñez, a que participase en él Diego Armando Maradona, fichado del SSC Nápoles meses atrás, cuya participación deseaba Quini, con quien el argentino mantenía buena relación. Finalmente Núñez consiguió su objetivo y los participantes en el homenaje fueron los siguientes: su hermano Castro, Urkiaga, Nuñez, Maceda, Camacho, Márquez, Da Silva, Figueroa, Cruyff, Kempes, Amarilla, Arconada, N'Kono, Giménez, Dani, Rexach, Urruti y Moran.
Un mes después del homenaje, Quini reconsidera su decisión y vuelve a los terrenos de juego, retornando al Sporting, en donde se mantendrá aún tres temporadas. Curiosamente, disputa su último partido el 14 de junio de 1987 ante el FC Barcelona. Desde entonces, Quini sigue vinculado al equipo gijonés, en el que actualmente ejerce las funciones de delegado.
A lo largo de su carrera Quini jugó 448 partidos en Primera División, en los que marcó 219 goles, que le situaban, en el momento de su retirada, como el sexto mayor goleador de la historia de la Primera, por detrás de Telmo Zarra, Hugo Sánchez, Raúl González, Alfredo di Stéfano y César Rodríguez. De esos 219 goles, 165 corresponden a su etapa en el Sporting de Gijón, siendo, todavía a día de hoy, el sportinguista que más goles ha logrado en la máxima categoría.
Tras su retirada ha recibido varios homenajes. La temporada 2002-03, con motivo de la 75ª edición de la liga española, Marca le entregó, junto a Telmo Zarra, el premio Pichichi de oro por ser los dos futbolistas españoles, vivos, con más goles en la Primera División.[13] En 2008 la ciudad de Gijón le dedicó, junto a su hermano, el Parque de los Hermanos Castro.[14]

 Fuera de los terrenos de juego

El 7 de febrero de 2008 tuvo que ser operado de una afección cancerosa de la que logra recuperarse satisfactoriamente.

 Apoyo al asturiano

Enrique Castro "Quini" apoyando la campaña "Yo doi la cara pola oficialidá", a favor de la oficialidad del asturiano.
El 2 de diciembre de 2006 ingresó como patrono de honor en la Fundación Caveda y Nava, entidad ciudadana de Asturias cuyo objetivo es lograr un consenso social y político alrededor de la lengua asturiana. En el acto de ingreso, celebrado en el monasterio de Valdediós (Villaviciosa, Asturias), Enrique Castro «Quini» abogó por la consecucicón del mencionado consenso lingüístico. En el año 2008 se adhirió a la campaña Doi la cara pola oficialidá, en favor del reconocimiento del asturiano como cooficial de Asturias.[15]

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