Andrei Konchalovsky (Moscú, 1937) procede de una familia aristocrática de artistas y poetas. Fue la gran esperanza del cine soviético junto a su hermano Nikita Mijalkhov, por el que es mejor no preguntar: Nikita es íntimo de Putin, el director oficial del régimen ruso; Andrei emigró a Estados Unidos tras el éxito de 'Siberiada' en 1979. El autor de peliculones como 'Los amantes de María' y 'El tren del infierno', que ha acabado volviendo a su país, reconoce que solo ha hecho una película en Hollywood por dinero: 'Tango y Cash'.
Konchalovsky vive entre Londres, Moscú y la Toscana. Un caro nivel de vida que sufraga empleándose como mercenario a sueldo en superproducciones como 'El Cascanueces', una deslumbrante fantasía en 3D inspirada en el ballet de Tchaikovsky, que se estrena el 23 de diciembre. El director ruso fue homenajeado en la reciente Muestra de Cine Europea de Segovia, adonde acudió con su cuarta mujer, la actriz Yuliya Vysotskaya. Parece mentira: un ruso quejándose del frío castellano.
-En estos tiempos de crisis, 'El Cascanueces 3D' ha costado 90 millones de dólares.
-Yo siempre digo que a más dinero, menos libertad, porque hay que devolverlo. Y creo que con la crisis las películas serán mejores, porque aflorarán más los valores. 'El Cascanueces' es la excepción que confirma la regla. Es una película de autor y he tenido todo el dinero que he querido para hacerla. Un banco ruso creyó en el proyecto y la he hecho con total libertad, en Estados Unidos hubiera sido imposible. ¡La película de autor más cara de todos los tiempos!
-No le gusta el cine que se hace en Hollywood.
-Hollywood no es el cine americano, es una multinacional, como la Coca-Cola o McDonalds. Y la comida americana no es McDonalds. Las películas de Hollywood no tratan de América. Hay directores que hacen largometrajes pequeños sobre su país y los muestran en el Festival de Sundace. Hollywood comprueba entonces si tienen talento y los absorben. Hay cineastas en Estados Unidos que siguen rodando películas sobre temas sociales. Hollywood no es arte, es estimulación.
-Pero usted ha trabajado en el corazón del sistema.
-Solo he hecho una película allí, 'Tango y Cash'. El resto las he producido con pequeñas compañías independientes, lejos de esta 'hollywoodización' universal que padecemos y de la tiranía de lo políticamente correcto.
'El Cascanueces' es un cuento de hadas con elementos demasiado oscuros para los niños: retrata un régimen totalitario gobernado por ratas sospechosamente parecido a la Alemania nazi.
-Los niños no entenderán esa parte, pero sí los adultos. Los críos solo verán ratas y personas muertas. De todas maneras, no creo que los niños no estén preparados para ver cosas oscuras, es terrible que en las películas de Disney todo sea tan bonito. Se equivocan, porque el mundo no es tan bonito, no es un paraíso, es como enviar gente al Polo Norte en traje de baño. Un lugar gélido. Los niños tienen que estar preparados para ver la realidad.
-Esas montañas de juguetes en las calles remiten a los judíos asesinados en el Holocausto.
-Más bien hablo de la I Guerra Mundial, pero cualquier interpretación que haga el espectador es buena, no quiero corregirle. Así es como veo el mundo bajo el pretexto de los sistemas totalitarios impuestos con la ayuda de una falsa democracia. El Rey de las Ratas obliga a votar. A ratificar, o mejor dicho, 'rataficar', ja, ja.
-¿Se siente un cineasta ruso, americano, del mundo?
-Primero fui soviético, después americano, ahora ruso... Todo cambia. Me veo como un camaleón que trata de adaptarse a todas las culturas, pero no puedo evitar que mi percepción original de las cosas sea rusa. En EE UU trato de expresar mis ideas en otro material, y para eso tienes que entender a los americanos, saber qué tienen debajo de la cama, qué guardan en la nevera. Entonces puedes hacer cine allí.
-Parece condenado a acabar siempre en Rusia.
-Sí. Como Nabokov, ja, ja. En la URSS no había libertad de expresión absoluta, pero teníamos dinero. En EE UU hay dinero, pero existe una censura económica. En Rusia ahora hay libertad de expresión, pero sin dinero. Es difícil hacer grandes películas en Rusia para rusos. Por eso rodé en inglés 'El Cascanueces'. Siempre me preguntan si es posible crear una obra maestra sin libertad. Y yo les recuerdo que 'El Quijote' se escribió durante la Inquisición.
-¿Suele ir al cine?
-Odio las palomitas. Cuando voy a ver una película de Hollywood las como, cuando veo obras de Buñuel y Fellini no. Espero que el que vaya a ver 'El Cascanueces' no las coma, porque hay algo importante en la pantalla. Yo hago cine para gente que no come palomitas, que lee, porque cuando el espectador está masticando no puede entender el arte. Tampoco soy tonto y sé que las salas hacen más dinero vendiendo palomitas que con las entradas.
-¿Cree que los niños de hoy aman el cine?
-Los niños siempre han amado el cine. Y los adultos, porque viendo una película se convierten en niños.
-¿El futuro será ver películas enlos móviles y las pequeñas pantallas?
-No lo sé. A mi hijo de 18 años solo le dejo jugar a los videojuegos 45 minutos al día. El resto del tiempo no puede tocar el iPad. Quiero que lea y haga otras cosas. Los padres tendrían que ser más autoritarios, no creo que deban darles tanta libertad a los hijos. Demasiada libertad no crea hombres felices.
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