El Gobierno comenzará a partir del viernes a aplicar su plan para salir de la crisis, que intenta combinar medidas de austeridad para disipar dudas sobre la solvencia de España con las de estímulo del crecimiento para animar a los inversores a apostar por el país. El primer paso son las medidas de ajuste encaminadas a cumplir con el objetivo de déficit marcado por la UE para 2012. El Consejo de Ministros aprobará el decreto de prórroga del presupuesto de 2011 y de no disponibilidad, lo que incluye, en la práctica, la congelación del sueldo de los funcionarios, a los que el Gobierno de Zapatero ya rebajó sus salarios.
El anterior presidente los recortó en un 5% de media en 2010 y los congeló en ese umbral en 2011. Con la decisión de Rajoy de prolongar la congelación al menos un año más pretende dar una señal de austeridad no sólo a los 600.000 funcionarios del Estado, sino a los 2,6 millones que componen el sector público, aunque para muchos de ellos sus gobiernos autonómicos ya habían previsto congelación o incluso recortes para 2012.
La Intervención General del Estado cuantificó el efecto de la congelación salarial de Zapatero en 1.126 millones de euros, por lo que la medida es insuficiente para paliar el enorme desequilibrio fiscal de las cuentas públicas españolas.
El Acuerdo de no Disponibilidad incluirá también recortes en los presupuestos para todos los ministerios, que no podrán utilizar los recursos que una simple prórroga de las cuentas de 2011 les habría permitido utilizar. Además, no habrá oferta pública de empleo para reponer personal del sector público, con la excepción de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Servicios Públicos Básicos. La ex ministra de Defensa Carme Chacón cree que Rajoy no repondrá miembros de las fuerzas armadas que causen baja.
El Gobierno considera necesarias estas medidas, para, entre otros factores, poder cumplir su promesa electoral de actualizar todas las pensiones desde el próximo día en función del IPC. Aunque el coste estimado de esta última decisión es de apenas varios cientos de millones de euros, al esperarse una inflación para 2012 de en torno al 1%.
DECRETO PROVISIONAL
El Real Decreto del viernes son sólo medidas de emergencia que estarán en vigor hasta la puesta en marcha del presupuesto de 2012, que el Gobierno tiene previsto aprobar en el último Consejo de Ministros de marzo. Pero la congelación salarial se mantendrá y todos los ministerios sufrirán recortes en sus gastos.
La razón de la espera es que, en principio, el Gobierno no conocerá la cifra de déficit de 2011 hasta, al menos, finales del mes de enero. Sin ese dato no se puede elaborar el presupuesto de 2012, ya que el ajuste dependerá de cuál sea finalmente el desequilibrio fiscal de este año. Todo apunta a que supere, al menos, en un punto la previsión del anterior Gobierno. Es decir, que seguramente será mayor del 7%. Eso obligaría a un esfuerzo de 26.500 millones, siguiendo el cálculo que hizo el presidente en su discurso de investidura, en el que estimó en 16.500 millones el ajuste para alcanzar un déficit del 4,4%, si el déficit que heredaba de Elena Salgado era el 6% oficial. Sin embargo, el Gobierno trabaja también en la hipótesis de que sea aún mayor el esfuerzo. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que dirige el ex secretario de Estado de Hacienda de Salgado Carlos Ocaña, estima que 2011 ha sido un año prácticamente perdido y que el déficit final será próximo al 8%, por lo que Rajoy deberá ahorrar en 2012 nada menos que 40.000 millones de euros.
El nuevo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tiene confianza en otra medida inminente en enero: la Ley de Estabilidad Presupuestaria, en desarrollo de la reforma constitucional, abaratará el ajuste por el grado de confianza que generará en los mercados la lucha conjunta contra el déficit de Gobierno central y comunidades autónomas.
A la hora de decidir las medidas más drásticas, el Gobierno no sólo necesita saber el estado de las cuentas, sino una previsión realista de ingresos y gastos. Para ello, el ministro de Economía, Luis de Guindos, prepara un recorte drástico de la previsión oficial de crecimiento que dejó Zapatero. Éste apostaba que la economía española crecería un 2,3%, pero cada vez más expertos apuestan que será en torno a cero o incluso negativa con todo el año en recesión. De Guindos pedirá datos a los servicios y esperará en enero a las nuevas previsiones de la CE, pero, con los primeros datos recabados de expertos, el ministro teme que en 2012 España vuelva a la recesión con una caída incluso superior al 1%. Rajoy quiere una previsión realista y que sea creíble para los mercados, aunque sea negativa a corto plazo. «Siempre diré la verdad», dijo en el debate de investidura.
Con ese calendario, Rajoy no tendrá listo el paquete de medidas de ajuste hasta mediados de febrero. Es entonces cuando se conocerán a fondo los recortes y si va a ser necesario recurrir a subidas de impuestos para alcanzar el 4,4% déficit, objetivo irrenunciable para Rajoy.,etc.
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