sábado, 17 de diciembre de 2011

Salud: Si tienes menos de 50 años y eres mujer, come pescado./ MUJERES EN PRIMERA LÍNEA--DILMA VANA ROUSSEFF. .

TÍTULO: Salud: Si tienes menos de 50 años y eres mujer, come pescado .

Las mujeres jóvenes podrían reducir significativamente su riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares solo comiendo más pescado rico en ácidos grasos omega 3, según una nueva investigación danesa.

Las mujeres que no siguen una dieta rica en ácidos grasos, las que no comen nunca o casi nunca pescado, pueden presentar un riesgo hasta un 90% mayor que aquellas que lo consumen habitualmente, de acuerdo con los resultados publicados en la revista Hypertension.

Los investigadores, del Instituto Statens Serum en Copenhague (Dinamarca), usaron los datos de una encuesta sobre embarazos, en la que se recogía información de 49.000 mujeres danesas de entre 15 y 49 años y se indagaba en sus hábitos alimenticios, estilo de vida e historial familiar. Las participantes tuvieron un seguimiento medio de ocho años, a partir de 1996. En este tiempo se registraron cinco muertes debidas a causas cardiovasculares sin ningún diagnóstico previo.

Además, se produjeron 328 episodios provocados por hipertensión, 146 cerebrovasculares y 103 infartos cardiacos. Todos estos problemas resultaron ser mucho más frecuentes entre las mujeres que comían poco pescado.

TÍTULO: MUJERES EN PRIMERA LÍNEA--DILMA VANA ROUSSEFF.

Mujeres de hoy

Dilma Rousseff. Dama de hierro .


 A las mujeres que saben mandar se las suele llamar autoritarias. Su determinación se considera despotismo. Y, si encima, no les gusta que las interrumpan, como dicen que le ocurre a Dilma Rousseff, la primera presidenta de la Historia de Brasil, ya nadie les quitará la invisible armadura. Dilma está acostumbrada a lidiar con la suya.

Ya de joven, en sus años de lucha contra la dictadura militar, hubo quien la llamó Juana de Arco. Pero, si algo no teme, son los estereotipos. Su victoria electoral, hace casi un año, alimentó las miradas altivas y los gestos desdeñosos. Pensaban que solo era un títere del expresidente Lula, de quien fue jefa de gabinete durante cinco años. Contra todo pronóstico, su independencia le ha ganado adeptos incluso entre sectores de la oposición. Su índice de popularidad sobrepasa hoy el 70%. Despide a ministros corruptos e impide que se firmen leyes que limitan la libertad de expresión, aunque a unos y a otras los sostenga su partido. La verdad es que nunca se anduvo por las ramas. A los 15 años, quería cambiar el mundo y se enroló en una guerrilla urbana de extrema izquierda. Con poco más de 20, fue arrestada y torturada. A los 63, ha conseguido hacer la revolución, aunque de una forma más sutil y definitiva: ha sido la primera en entrar en el despacho presidencial y sentarse en su mesa, tras ganar unas elecciones.

Tampoco le importó admitir, con naturalidad, que llevaba peluca mientras se trataba de un cáncer linfático hace dos años. Ni escondió que había recurrido a la cirugía estética, como casi todas sus compatriotas, para mejorar su aspecto. ¿Coquetería? Sí, por qué no. Pero, sobre todo, pragmatismo y coraje. Los mismos que la llevaron a plantar a su segundo marido al descubrir que esperaba un hijo de otra mujer. Hoy son amigos, pero ella fue quien puso las reglas. Además, como miles de mujeres que deben cuidar de su familia, tengan o no tiempo, se llevó a vivir con ella a la residencia oficial a su madre y a su tía Arilda. Con Dilma, los analistas han desenterrado la palabra “matriarcado”. No terminan de acostumbrarse a que una mujer decida y no deje dudas sobre quién manda.


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