SERIES DE CULTO: EL CHAVO DEL OCHO . Entre caminos voy buscado el número ocho de mi destino volado hacia corazones dejados pero enamorado con leyenda dibujada sobre el viento marchado del amanecer. No me dejes solo con morir desnudo a las ocho de la tarde esperando a los perros que lucha contra los malos del día que mato tu soledad. Tus besos son tan bonitos como estar comiendo fresas de nata a tu lado pero siempre sabiendo que nos espera el número ocho buscado el final de la tarde. Al jugar ajedrez según como se mire por los peones serán ocho y las demás fichas también son ocho. En España cuando son las nueve de la noche en Canarias son las ocho y ha sin juega con la ventaja de tener una hora mas para la vida. Andando por las calles veo que en las puertas de las casas pone los números, y el ocho también viene sabiendo que es un gran triunfo en la vida. En la escuela el número 8 es una muy buena nota en matemáticas,. Solo nos queda por decir adiós a la historia del el ocho que fue muy divertida de leer.
6-9-2011. TÍTULO: LA FLOR DEL CAMINO.
Qué pura, Platero, y qué bella esta flor del camino! Pasan a su lado todos los tropeles —los toros, las cabras, los potros, los hombres—, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en su vallado sólo, sin contaminarse de impureza alguna.
6-9-2011. TÍTULO: LA FLOR DEL CAMINO.
Qué pura, Platero, y qué bella esta flor del camino! Pasan a su lado todos los tropeles —los toros, las cabras, los potros, los hombres—, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en su vallado sólo, sin contaminarse de impureza alguna.
Cada día, cuando al empezar la cuesta, tomamos el atajo, tú la has visto en su puesto verde. Ya tiene a su lado un pajarillo, que se levanta —¿por qué?— al acercarnos; o está llena, cual una breve copa, del agua clara de una nube de verano; ya consiente el robo de una abeja o el voluble adorno de una mariposa.
Esta flor vivirá pocos días, Platero, aunque su recuerdo podrá ser eterno. Será su vivir como un día de tu primavera, como una primavera de mi vida... ¿Qué le diera yo al otoño, Platero, a cambio de esta flor divina, para que ella fuese, diariamente, el ejemplo sencillo y sin término de la nuestra?.
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