lunes, 12 de diciembre de 2011

EL PODADOR DE ÁRBOLES./ EL PASTOREO CON EL PERRO/ EL QUESO DE LA SERENA- CASTUERA./ EL FILAUTERO = FLAUTISTA DE HAMELIN.

TÍTULO: EL PODADOR DE ÁRBOLES.

Voy al campo a trabajar pero ser con cariño un podador de árboles que corte sus ramas mas fea en el mundo del jardín.
La noche me hace pensar que puedo ser un podador de enamorar al rió escondido detrás del árbol dorado cruzando fronteras diferentes.
El alma desnuda de mis manos mojadas es el peligro en saber que no puedo ser un podador de árboles con todo mi cuerpo mojado.
La chica que toma el café en el parque ve a lo lejos a un podador de árboles sabiendo hacer su trabajo con todo su cariño en regalar las ramas cortadas a la chica que tomaba el café para conquistar su amor.
Adiós con tristeza al podador de árboles.

Foto del libro títulado EL PINO Y LA PALMERA.


TÍTULO: EL PASTOREO CON EL PERRO.

Antiguamente el pastor se quedaba cuidado las ovejas, y se quedaba en un chozo por la noche era su casa.
Los tiempos han cambiado tanto que las ovejas se quedan en una nave, y el pastor se va a su casa del pueblo.
Tiene unos perros muy buenos que el pastor manda a recoger el ganado para cerrarlo en la nave.
En mayo se pela las ovejas para conseguir la lana para no tener frió.
Antiguamente se pelaba con tijeras y ahora con maquina eléctrica.
El pastoreo con el perro es una gran labor que hacemos con las ovejas y también luego en conseguir el queso, etc.

TÍTULO: EL QUESO DE LA SERENA- CASTUERA.
 
Queso de oveja denominación de origen. Foto.
Es elaborado con leche cruda, obtenida del ordeño de la oveja merina en la zona que establece el reglamento de la denominación de origen. Procede sólo de los rebaños inscritos dentro de la zona demarcada por la denominación. Dicha elaboración ha sido realizarse con cuajo de cardo cynara cardunlus siguiendo usos tradicionales.
 
TÍTULO: LA SERENA.
 
En el sureste de las tierras de Extremadura, cuna de conquistadores que los romanos llamaron " altera Roma": La Roma española, se sitúa la comarca de La Serena, ocupando un 14% de la superficie de la provincia de Badajoz. Lugar donde desde tiempos inmemoriables las ovejas han aprovechado los pastizales de secano para, con su leche, dar lugar al Queso de La Serena. El Queso de La Serena procede exclusivamente de leche de oveja de raza Merina, necesitándose la producción de 15 ovejas para fabricar un kilo de queso, ya que este ovino sólo da 0,35 litros diarios. Se elabora de forma Artesanal con leche cruda, esto es, sin pasteurizar, y tiene una maduración mínima de 60 días. Su forma es circular- irregular con caras planas cuyo diámetro oscila entre los 18 y 24 cms: su altura es de 4 a 8 cms. con las marcas de la pleita (dibujo en zigzag) propio del molde; y su peso entre los 750 grs. a 2 kgs. Dependiendo de su grado de maduración, la pasta puede ser blanda de color balnco marfil. Semiduro de color marfil, pudiendo presentar ojos pequeños desigualmente repartidos. Y cuando el queso es añejo presenta pasta y corteza dura. Los aromas y sabores de este queso varían según su maduración, pudiendo ir desde la crema, untuosa y suave, hasta un ligero sabor picante en los quesos añejos. En todos los casos es exquisito. La elaboración de este queso recoge una tracción de siglos mantenida por los pastores extremeños. Para identificar un auténtico Queso de La Serena en su etiqueta debe figurar en forma de vitola una contra etiqueta numerada, de color verde, en la que se lee: QUESO DE LA SERENA consejo Regulador Denominación de Origen. Cuando consuma un Queso de La Serena, recuerde que consume un producto natural. Superior por Denominación.


Feria nacional del queso- Del 29 de Abril al 2 de Mayo de 2012.
 
TÍTULO: EL FILAUTERO = FLAUTISTA DE HAMELIN.
 
Hace mucho, muchísimo tiempo, en la próspera ciudad de Hamelín, sucedió algo muy extraño: una mañana, cuando sus gordos y satisfechos habitantes salieron de sus casas, encontraron las calles invadidas por miles de ratones que merodeaban por todas partes, devorando, insaciables, el grano de sus repletos graneros y la comida de sus bien provistas despensas.
Nadie acertaba a comprender la causa de tal invasión, y lo que era aún peor, nadie sabía qué hacer para acabar con tan inquitante plaga.
Por más que pretendían exterminarlos o, al menos, ahuyentarlos, tal parecía que cada vez acudían más y más ratones a la ciudad. Tal era la cantidad de ratones que, día tras día, se enseñoreaba de las calles y de las casas, que hasta los mismos gatos huían asustados.
 

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