Londres 201 Anillas masculino»: Google se «come» el año en el doodle de hoy dedicado a la gimnasia masculina,.
Google dedica el quinto doodle de su serie olímpica a la competición masculina de anillas, en su serie de homenajes a las disciplinas olímpicas.
Londres 201 Anillas masculino» en lugar de Londres 2012, Anillas masculino es como el buscador Google ha nombrado al homenaje a esta disciplina que protagoniza el quinto doodle de la serie olímpica que arrancó el pasado viernes con motivo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Después de la ceremonia inaugural de los Juegos, el tiro con arco, el salto de trampolín y la esgrima, este martes toca lLondres 2012, anillas masculino, una de las categorías de gimnasia artística masculina. Acapara la atención de los internautas en un nuevo doodle que decora la página principal de Google. Londres 2012 Anillas masculino recrea en el emblemático logotipo de Google a un atleta que se cuelga de las vocales centrales del nombre del buscador, las clásicas «o» de Google convertidas por un día en anillas, para disponerse a ejecutar algún ejercicio artístico.
Las anillas es una de las seis modalidades principales -que se completan con la barra fija, el caballo con arcos, el potro, las barras paralelas y el suelo- de la gimnasia artística masculina. El aparato en el que se desarrolla el ejercicio de las anillas se compone de una estructura de donde cuelgan dos anillas situadas a 2,75 metros del suelo, separadas entre ellas por una distancia de 50 centímetros y con un diámetro interno de 18 centímetros.
La disciplina de las anillas, a la que hoy rinde tributo Google en su nuevo doodle, debe incluir al menos dos paradas de manos, una que se ejecuta a través de la fuerza y otra mediante el balanceo. Esta prueba consiste en una serie de ejercicios de fuerza, balanceo y equilibrio, en los que se valora básicamente el control del aparato y la dificuldad de los elementos de la coreografía.
La serie del ejercicio de anillas tiene que estar compuesta por un total del diez elementos -nueve elementos, más la salida-, como por ejemplo el cristo, la cruz invertida o la plancha. Durante la ejecución de estos ejercicios, las anillas deberán permanecer quietas y los descuentos en la puntuación del jurado se harán por balanceos innecesarios o inestabilidad en las posiciones. Mantenerse quieto en las distintas posiciones y controlar las anillas al final de cada elemento es esencial, por lo que los brazos del atleta no podrán temblar y su cuerpo no deberá aflojarse ni tampoco girar. La duración de la serie de anillas suele rondar entre los 50 segundos y el minuto y diez segundos, dependiendo del número de posiciones de fuerza que haya en la serie.
En cuanto a la indumentaria, los atletas que practican esta disciplina, tal y como se plasma en el doodle de Google, visten una especie de malla y, por encima de ella, un pantalón. Además, llevan las manos vendadas para no lastimarse y se colocan sobre la venda unos cueros que permiten un mejor agarre para no resbalarse de las anillas.
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012 participan en esta disciplina gimnástica un total de 196 deportistas, 98 por cada sexo. La final se celebrará el día 6 de agosto.
La capital británica es la primera ciudad que alberga por tercera vez unos Juegos Olímpicos de la era moderna, una etapa que se inició en 1896 en Atenas. Con la ceremonia inaugural de Londres 2012 se dio el pistoletazo de salida a dos semanas de competición en la que participarán 10.500 deportistas en 26 disciplinas olímpicas. Hasta el próximo 12 de agosto, atletas de 204 países lucharán por hacerse con una de las medallas de Londres 2012, las más grandes de la historia y en las que se han usado ocho toneladas de oro, plata y bronce,etc.
Ella dijo: «La fama es caprichosa y lo sé. Tiene sus recompensas pero también tiene sus inconvenientes y yo he experimentado ambos».
Ella dijo: «La fama es caprichosa y lo sé. Tiene sus recompensas pero también tiene sus inconvenientes y yo he experimentado ambos».
Ella también dijo: «Es una lástima que tanta gente desprecie y destruya esa sexualidad con la que nacemos». Y de paso, «el cuerpo está destinado a ser visto, no a estar todo cubierto». Así que, ya puestos, también dijo: «Si voy a ser el símbolo de algo, prefiero que sea del sexo».
Dijo más, Ella: «Pertenezco al público; él es mi única familia». Porque «si soy una estrella es porque la gente me convirtió en ello. No fue un estudio ni una persona», dijo.
No mucho antes de morir el 5 de agosto de 1962 dijo convencida: «La fama es algo pasajero». Como «la felicidad». En su caso, probablemente, la felicidad pasó de largo muchas veces desde que era pequeña, y así lo dijo también: «El niño americano medio es más o menos feliz pero eso nunca fue algo que yo diera por hecho». Habló de mundos siniestros y de estar fuera del mundo.
¿Y cómo sabemos que Ella dijo tantas cosas? Pues porque puede que su felicidad fuera solo un sueño, pero no hay cosa más cierta que el hecho de que su fama no pasó; quedó, y su voz quedó grabada y fue recortada y puesta negro sobre blanco y utilizada. Y creó escuela. Hoy, cincuenta años después de su muerte, Marilyn Monroe sigue ejerciendo de icono. Y no solo sexual.
En el año del 50º aniversario de su muerte, da fe de ello, por ejemplo, el libro 'Marilyn & Me', una publicación reciente de la editorial Taschen. Es para coleccionistas: 750 euros por cada uno de los ejemplares de una tirada de 1962 (ajá, efectivamente, por el año de su muerte). Claro que hablamos de un librito editado en 'superlujo', con estuche de seda y fotografías -algunas desplegables de 110 centímetros- del que, allá por 1962, era un fotógrafo de 25 años que ya era reconocido profesionalmente pero que aspiraba a ser famoso como la diva. Lawrence Schiller, que con el tiempo retrataría a Lee Harvey Oswald, a Robert Redford y otros mitos y que ganaría el Pulitzer con 'La canción del verdugo' (con Norman Mailer) cumplía un encargo para la revista 'París Match' y aprovechó que había hecho buenas migas con la actriz en el rodaje de 'El multimillonario' para lograr las famosas fotos de desnudo en la piscina.
Marilyn estaba por entonces a poco de la muerte, solo faltaban tres meses para que la encontraran tirada en su cama. Schilling es de los últimos fotógrafos en unir su nombre, y su trayectoria, al suyo. Pero en el mundo de la fotografía hubo muchos más. La Monroe fue una de las primeras en manejar la cámara a su antojo; lo mismo aparecía sensual que inocente, vestida de andar por casa o directamente desnuda, con el uniforme oficial de sex symbol -aquellos vestidos que cosían con ella dentro y con los que casi no podía respirar- o con unos pitillos y una camiseta. Y su manejo era muy anterior a que le dieran papeles para saltar al estrellato. Cuando comenzó a tomarse fotos para calendarios y revistas femeninas, siendo prácticamente una adolescente, ya tenía las cosas claras. Sus imágenes en traje de baño en la playa de Zuma, en California, tomadas por Joseph Jasgur, se subastaron el año pasado en Los Ángeles. El fotógrafo estaba en la ruina y la imagen de Marilyn era un seguro de vida.
Como la chica antes conocida por Norma Jean enamoraba a la cámara, harían fotos de su cara y de su cuerpo y para la historia Joseph Jasgur, Tom Kelly, Earl Moran, Allan Grant, Milton Greene, Cecil Beaton, Richard Avedon, Ernst Haas, Eve Arnold, Henri Cartier-Bresson, Elliott Erwitt, Inge Morath, Philippe Halsman, Bruce Davidson, Dennis Stock, Bob Henriques, Erich Hartmann. Muchos de ellos eran profesionales -incluso fundadores- de la mítica agencia Magnum y las imágenes acabarían impresas en todo tipo de publicaciones, pero también en archivos de museos y galerías; y serían utilizadas para el 'merchandising'.
Uno de los resultados de las múltiples sesiones para la Magnum, algunas para reportajes en revistas, otras en pleno rodaje de alguna de sus películas, es el libro 'Marilyn by Magnum', 44 páginas que se venden en Amazon por menos de 15 euros; en él, 80 fotos en color y varias decenas en blanco y negro, de las cuales no todas han sido publicadas con anterioridad. Entre ellas hay algunas que nunca habían sido publicadas y otras muy poco conocidas. Pero la mayoría han pasado a ser parte del imaginario colectivo, todos las hemos visto en algún momento, como las de Erwitt durante el rodaje de 'Vidas rebeldes'. Y gracias a ellas se puede hacer un seguimiento de la vida de la artista, desde su inicial inocencia hasta la fama acompañada de excesos.
Eve Arnold, la primera mujer en ingresar en la agencia Magnum, conectó con ella enseguida y de su relación de amistad nacieron fotos más tranquilas, como las de la actriz con su perro y durante los descansos de los rodajes. El volumen 'Marilyn Monroe - An Aprecciattion', publicado en 2005 por Alfred A. Knopf, es la prueba de ello.
La traición de Miller
Hay otros libros, como los que escribió el que sería su tercer y último marido. Tras el hombre desconocido para el gran público con el que se casó en plena adolescencia y el ex jugador de béisbol con el que se unió cuando ya empezaba a ser musa, llegaría el turno del intelectual. Marilyn lo conoció en Nueva York, a donde se había trasladado para aprender teatro y alejarse de la desenfrenada vida de Hollywood. Él era ya un tipo mayor y de talento reconocido. Su nombre: Arthur Miller. Su afán: retratar América. Fue marido de la rubia durante cinco años, de 1956 a 1961, y escribió para ella el guión de 'Vidas rebeldes', dirigida por John Huston.
Poco después de la muerte de Monroe, Miller reflejó el carácter autodestructivo de ésta en el personaje de Maggie en 'Después de la caída'. Dicen que fue una traición, pero también que estaba cantado que si un escritor se unía a un icono de Hollywood, y veía cómo funcionaba la industria por dentro, terminaría escribiendo sobre ello; es parte de lo que cuenta Joyce Carol Oates en 'Blonde', su biografía novelada de la actriz. Escrita hace una década, se reedita ahora en Alfaguara. En castellano, el psiquiatra forense José Cabrera le ha dedicado un libro en el que explica por qué cree que no quería morir, y que lo suyo fue un accidente. Se titula 'CSI: Marilyn (Caso abierto)'.
Tal vez no quería morir. Lo que es seguro es que Ella quería ser una estrella, quería ser alguien porque siempre había estado al margen. Vaya si lo consiguió. Su huella quedó en el celuloide, y no solo en las películas. Habrá pocas actrices en Hollywood, y fuera de él, que no hayan imitado alguna a lo largo de estas cinco décadas, alguna vez, alguna de las poses de Norma Jean. Porque para ganarse el cielo estrellado hay que imitar a la bomba sexual por excelencia. El pelo oxigenado, el lunar cerca del labio, el escote y la falda al vuelo. Siempre hay alguna portada que se acuerda de Ella y las intérpretes se han peleado por darle vida en la gran pantalla. Para 'Mi semana con Marilyn' (2011), se estuvo hablando mucho tiempo de Scarlett Johansson; al final fue la más recatada Michelle Williams quien se hizo con el papel. Y sigue a la espera de financiación el biopic que protagonizaría, de hacerse por fin, Naomi Watts.
Marilyn Monroe está muy viva, pese a que hace cincuenta años que murió. La fama es caprichosa, desde luego, pero en su caso no parece que haya sido pasajera,.
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