viernes, 6 de julio de 2012

BORDADOS HASTA PARAGUAY./ ATRAPADOS EN LA INDIA.

TÍTULO: BORDADOS HASTA PARAGUAY.

La trujillana Chari Bravo-foto- elabora complementos en fieltro bordado que exporta.
Comenzó a bordar muy joven. Así se lo encomendó su madre y le enseñó una vecina. De aquello ya ha pasado algún tiempo, pero la afición convertida en trabajo nunca la perdió. Ha bordado numerosos refajos y cintas de capas de las tunas para diferentes agrupaciones de la zona y de distintos puntos de España, entre otras muchas cosas. Sin embargo, en los últimos tiempo le ha dado una vuelta de tuerca a su labor. Ha querido utilizar una parte del traje tradicional para diseñar y elaborar objetos de la vida cotidiana, como carteras, anillos o colgantes.
Esta entusiasta artesana es Chari Bravo, natural de Huertas de Ánimas, en Trujillo. Se ha especializado en el bordado en fieltro, aplicando la misma técnica que va en los refajos o trajes tradicionales. Comenzó a realizar fundas de móviles en el fieltro con lentejuelas. A partir de ahí mejoró la técnica y la ha ido aplicando a multitud de complementos, todos ellos personalizados. «Debemos sentirnos orgullosos de nuestra tradición. Si en Andalucía se llevan los lunares, nuestro diseño es éste». Con sus trabajos, Bravo pretende mostrar además que el bordado no solo es para los juegos de cama, sino para el día a día, como amuletos o diademas, entre otros.
Debido a la buena aceptación que ha tenido su labor, hace unos meses decidió dar a conocer sus obras bajo el nombre de 'Artesanía de bordados en fieltro'. Con esta marca quiere estar presente en distintas ferias y mercados. Además, tiene pensado formar parte de la Federación de Artesanos de Extremadura. «Sé que las cosas están mal, pero yo lo quiero intentar», señala. Además de bordar y hacer esos novedosos objetos, Bravo da un valor añadido a sus elaboraciones. Con una etiqueta ofrece una explicación de lo que significa el motivo o los colores que aparecen. «A mí me gusta que la gente sepa lo que compra».
Este proyecto por ahora no va mal. Ha bordado y vendido sus obras en Santiago de Compostela, Ceuta, Canarias, Zaragoza, Madrid y Barcelona, entre otros sitios. «El maravillo mundo de Internet» ha provocado que sus trabajos en fieltro lleguen a otros lugares, señala Bravo. Quizá, el gran salto lo dio cuando se hizo un blog, así como con la utilización de facebook. Eso ha provocado que esté en contacto con numerosos artesanos de distintos lugares. Todo ello ha hecho también que sus obras de arte hayan cruzado el Atlántico. Una compañera de las redes sociales de Canarias se llevó una de sus diademas personalizadas a Paraguay. Allí les gustó tanto que le han solicitado un pedido.
Además de familia y amigos, Chari Bravo ha tenido dos fieles compañeras. Se tratan de una máquina de coser de su abuela que puede tener más de 60 años y otra máquina que era de su madre. Con todo ello, y con enorme dosis de ilusión y horas de paciencia a la espalda, consigue hacer obras de arte.

TÍTULO: ATRAPADOS EN LA INDIA:

Juan y Elsa acudieron en Nueva Dehli a una madre de alquiler, una práctica prohibida por la legislación por la legislación española. Ahora no pueden regresar con la niña.

Atrapados en India con su hija de ‘vientre de alquiler’.

Un error en el registro impide a una pareja española regresar con su bebé,

No te preocupes hijita, pronto te llevaremos a España”. Así tranquilizan los españoles Juan Antonio González González y Elsa Florentina Saint Girons a su hija Cayetana cuando llora. Pero no saben cuándo volverán. Por ahora están atrapados con el bebé en India. No han podido inscribir a la pequeña en el registro consular de la embajada para obtener su pasaporte y poder viajar a Madrid. Cayetana nació el 16 de mayo pasado de una mujer india que alquiló su vientre a la pareja. En el país asiático, aunque esta práctica no está regulada (hay un borrador de una ley en el Parlamento desde 2010), existen directrices que la facilitan. Los casos aumentan porque es un negocio para los centros médicos que la practican y para los extranjeros, ya que es más barato que en otros países.
En este caso, los españoles cuentan que el doctor que los trató “es buenísimo en lo que hace, pero le gusta el dinero más que el oro al rey Midas”. Pagaron unos 20.000 euros solo por el tratamiento. “Además, sufragamos la cesárea de la madre sustituta, los viajes, la estancia, en total nos hemos gastado unos 40.000 euros”.
El problema para volver a España con Cayetana es la partida de nacimiento, cuentan. “El doctor del hospital donde nació nuestra hija se equivocó y puso nuestro nombre en el registro y así consta en la partida de nacimiento”, explica el padre. La cónsul de España en India, Paloma Serrano, dice que no puede hablar de este caso concreto porque “por ahora no han presentado toda la documentación requerida”. “Estamos en espera de que lo hagan”. Sin embargo, afirma que como la gestación por sustitución es ilegal en España, los contratos de vientre de alquiler que se hacen en el país asiático son nulos.
Serrano apunta que, “en general, la embajada desaconseja firmemente utilizar los servicios de una madre de sustitución por los problemas jurídicos y de salud que pueden surgir”. Aunque hay un espacio legal que ha permitido que otros niños nacidos de esta forma —unos cinco en los últimos 12 meses— hayan sido registrados: cuando en la partida de nacimiento aparece el padre español y la madre sustituta india, se da por hecho que pudo ser así y el menor puede obtener el pasaporte por parte de su padre.
Los contratos de gestación en el país asiático son nulos, dice la cónsul
Los hijos de matrimonios gais que nacieron de madre de alquiler en EE UU se han ido registrando caso por caso una vez que llegan a España para no dejar a los niños desprotegidos, informa Emilio de Benito.
Los padres de Cayetana han presentado un escrito a la embajada alegando que en la hoja de requisitos “en ninguna parte aparece que en la partida de nacimiento tiene que constar el nombre de la madre subrogada”. Pero la posibilidad de registrar niños españoles nacidos en India de vientre de alquiler podría acabar cuando se apruebe la ley que se discute en el Parlamento, señala la cónsul. La norma pide como requisito una carta de la embajada o el Ministerio de Asuntos Exteriores del país de los padres en la que conste que en ese Estado se permite la maternidad por sustitución y que el menor obtendrá la nacionalidad.
La pareja afirma que ha tenido que pagar ya 40.000 euros
El doctor Sharad Srivastava, encargado del registro de los nacimientos en el hospital Fortis, de Nueva Delhi, donde nació la niña, explica que, según las directrices indias, debe de ponerse el nombre de los padres genéticos y que “el hospital ha seguido esas normas”. Cuenta que antes se acostumbraba a poner el nombre de la madre india, pero que se cambió para evitar que los extranjeros con problemas legales o con hijos con alguna discapacidad terminaran por dejar a los menores a la mujer india o en orfanatos. En el caso de Cayetana, apunta que el bebé “está atrapado entre las leyes de los dos países”. “Lo siento por ella, pero no puedo hacer más de lo que está en mis manos y es imposible cambiar el registro. Ahora el poder discrecional de darle un pasaporte está en la embajada de España”.
Los padres de Cayetana han intentado cambiar su partida de nacimiento para que aparezca el nombre de la madre india. “Pero parece imposible si no entramos en un juicio que dure meses”, asegura Saint Girons, española de origen argentino. Están convencidos de que el problema no es solo este documento. “La embajada nos quiere usar de ejemplo para que no haya más casos de subrogación en India. Si la partida de nacimiento estuviera bien, buscarían otro problema”.
Saint Girons, abogada, apela a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y dice que toda persona tiene derecho a una nacionalidad. También a que según la Constitución española, a ningún español le podrá ser negada. “Es un avasallamiento los derechos de nuestra hija”, dice. Se le caen las lágrimas cuando dice que su hija es “apátrida”. “En India la nacionalidad se transmite por sangre y España se la está negando”, asegura. La pareja está intentando registrarla como argentina, por ahora sin éxito.
 La legislación podría tardar en entrar en vigor. “Sencillamente porque la comunidad médica no quiere ser regulada, no quiere tener responsabilidades en una industria que trae millones de dólares al año”, asegura Kamayani Bali Mahabal, una reconocida abogada activista de derechos humanos.

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