RECUERDOS DE ELVIRA GALINO SOBRE LA BALSA BUENA.
Yo tenía entre seis y ocho años cuando ocurrió esto que quiero contar… La limpieza de la Balsa Buena y de la Rebalsa cuando el barro estaba seco, se hacía entre todos los agricultores y ganaderos de Candasnos, y el sistema era un quiñón por casa. No se miraba ni ricos ni pobres, eran todos por igual . A mi pobre padre, aquel sistema no le parecía que fuera justo y empezó a decir a algunos pequeños agricultores que no limpiaran lo que se les había asignado. Había algunos cabecillas que le dieron la razón, pero mucho hablar pero nada más- por supuesto no doy nombres ni apellidos por respeto, ya que no están entre nosotros-. Llegó el día de la limpieza y mi padre limpió el trozo asignado, dejando parte sin limpiar porque entendía que era injusto. Los que le habían dado la razón se desdijeron de su palabra y limpiaron sin rechistar todo su trozo, dejando a mi padre solo.
Por supuesto , las represalias no tardaron en llegar. Lo llamaron del ayuntamiento y le dijeron que si no limpiaba lo que había dejado le ponían una multa de 50 pesetas. Le dieron un plazo de quince días, y le advirtieron que tomarían otras medidas si no accedía. Mi padre les dijo que ni limpiaba ni pagaba.
Iban pasando los días y finalizaba el plazo. La persona que aconsejó a mi madre se ofreció a pagar el dinero de la multa, pero mi madre le decía que no era una cuestión de dinero sino de razón y justicia. Así que mi madre , por el bien de todos y callar bocas, un día se decidió a pagar la multa sin saberlo mi padre. Al día siguiente se mandó limpiar el trozo de Rebalsa que quedó sin limpiar.
Hoy esto me parece una anécdota, pero en su día fue un incidente bastante desagradable.
Con este recuerdo, quiero rendir un pequeño homenaje a mi padre José Galino Cruellas, el protagonista de esta historia, quien fue un hombre bueno, trabajador , honrado y justo.
Nota de Elvira Galino, su hija:
“ Mi padre se enteró que mi madre había pagado la multa veinte años más tarde; sin embargo, él siempre sospechó sin decirlo, que así había ocurrido”.
TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO CON EL DÍA QUE INVADIMOS GIBRALTAR.
Ya vale de patrullar Somalia y Afganistán mientras hacemos el ridículo en Algeciras, donde la Armada española ni está nunca, ni se la espera en las próximas décadas.
Que mi dedito lo cogió una almeja,
y que la almeja se cayó en la arena,
y que la arena se la tragó el mar.
Y que del mar la pescó un ballenero
y el ballenero llegó a Gibraltar;
y que en Gibraltar cantan pescadores:
«Novedad de tierra sacamos del mar,
novedad de un dedito de niña:
¡la que esté manca lo venga a buscar!»
Que me den un barco para ir a traerlo,
y para el barco me den capitán,
para el capitán que me den soldada,
y que por soldada pide la ciudad:
Marsella con torres y plazas y barcos,
de todo el mundo la mejor ciudad,
que no será hermosa con una niñita
a la que le robó su dedito el mar,
y los balleneros en pregones cantan
y están esperando sobre Gibraltar...
y para el barco me den capitán,
para el capitán que me den soldada,
y que por soldada pide la ciudad:
Marsella con torres y plazas y barcos,
de todo el mundo la mejor ciudad,
que no será hermosa con una niñita
a la que le robó su dedito el mar,
y los balleneros en pregones cantan
y están esperando sobre Gibraltar...
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