La respiración de 'Ariel' se acompasaba cuando Raquel Borges, su ángel de la guarda, lo acariciaba. El león de tres años sacaba su lengua, mimoso y dulce, cuando la veterinaria Livia Pereira lo cuidaba, cuando lo besaba. El de la foto fue uno de los últimos besos que recibió el león de Dios. Eso significa su nombre en hebreo. El felino estaba postrado en un colchón en Sao Paulo, cuidado por Raquel y Livia, con pañal e incapaz de andar. Una humillación para el rey de la selva. Un trastorno inmune le había paralizado las patas. El miércoles, 'Ariel' murió. «Ha luchado por su vida», se consoló Raquel. El león nunca lo supo, pero su caso desató una oleada de solidaridad. Una página de Facebook con 60.000 seguidores. Y los 8.000 euros que ha costado el tratamiento de transfusiones que han prolongado su vida han llegado de donaciones.
Con el suyo han saltado a la luz en Brasil otros casos de amor animal. Como el del pastor alemán 'Buba', tetrapléjico y salvado por unos veterinarios cuando su amo lo iba a sacrificar. Desde internet ya han donado 4.500 euros. O el de Luciana, una gata con problemas de crecimiento y a la que su ama paga el crecimiento con rifas por la red. Él, 'Ariel', al menos murió sonriendo...
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