TÍTULO: CALDOS DE NUESTRA TIERRA,EUSKADI UNA DELICIA PARA LOS SENTIDOS . Además de los vinos de Rioja Alavesa, Euskadi cuenta con otras denominaciones vitícolas como la del txakoli, un vino blanco, con aguja, fresco y dinámico. El txakoli, de Bizkaia, Álava y Getaria, es el vino más genuinamente vasco. Un vino ideal para acompañar mariscos, pescados, carnes blancas y quesos.
Aromas y paisajes de Rioja Alavesa
La cultura del vino, bodega a bodega. Rioja Alavesa, sinónimo del buen vino. Decenas de bodegas se extienden a lo largo del río Ebro. A orillas del Ebro, al sur de Álava, se doran al sol 12.000 hectáreas de viñedos. Pertenecen a la comarca de Rioja Alavesa y producen anualmente más de 40 millones de litros de vino, elaborados bajo el control del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Ello ha propiciado que los caldos de esta esquina de Euskadi gocen de prestigio internacional y la visita a estas tierras se convierta en un ritual de obligado cumplimiento. Un total de 35 bodegas, repartidas por pueblos de renombre como Labastida, Laguardia, Samaniego, Lanciego, Elvillar o La Puebla de Labarca. Oferta que se completa con un surtido de enotecas, museos y otras empresas creadas para que el visitante amante de los vinos se sienta como en su propia casa.
Además de las obligadas visitas a las bodegas, Rioja Alavesa tiene mucho más que ofrecerte: dólmenes, trujales para la producción de aceite de oliva, iglesias de diferentes estilos, villas con historia y el gusto por recorrer sin preocupaciones una tierra única. Te proponemos que te pierdas en Laguardia; almuerza en alguno de sus restaurantes, visita el pórtico de Santa María de los Reyes, adéntrate en algunas de sus bodegas soterradas o simplemente asómbrate con iglesias, palacios y murallas... Labastida es también una parada indispensable, donde se pueden visitar y recorrer sus bodegas, desde las cuevas y calados de antaño hasta las grandes bodegas actuales.
Cosas para recordar
1.- La sensación de libertad al disfrutar del paisaje, del vino y la gastronomía.
2.- La visita a bodegas en las que los verdaderos productores te contarán los secretos del vino.
3.- Las visitas a impresionantes bodegas, algunas diseñadas por arquitectos de talla mundial como Frank O. Gehry o Santiago Calatrava.
4.- Los pueblos medievales.
Un vino exclusivoUn viaje maravilloso en busca de un vino exclusivo de Euskadi: el txakoli. Solo en Euskadi podrás disfrutar de las notas afrutadas de este vino joven, pero íntimamente ligado a paisajes y tradiciones milenarias.
Txakoli de Getaria.
Piérdete entre viñedos y acantilados. A pesar de que el txakoli de Getaria pueda asociarse con el pueblo que le da nombre, actualmente se produce este vino con denominación de origen en toda Gipuzkoa. No obstante, la franja costera de Aia, Orio, Zarautz y Getaria acoge la gran mayoría de las bodegas.
Pasea por los viñedos, degusta este peculiar vino y aprende con las explicaciones de los propios productores en aquellas bodegas que ofrecen visitas: Talai Berri y Rezabal, en Zarautz; Txomin Etxaniz, y Ameztoi y Urki, en Getaria. Muchas se encuentran en el trayecto que une Zarautz con Getaria, cuna de Juan Sebastián Elkano y Cristóbal Balenciaga, que tiene un pintoresco puerto pesquero con un casco antiguo que alberga un rico patrimonio histórico y donde ahora, además, puedes admirar los trajes del gran modisto en el Museo Balenciaga. Zarautz te recibirá con una inmensa playa de 2500 metros, uno de los centros turísticos más concurridos del territorio vasco. Por último, te sugerimos que realices una visita a Orio y su casco viejo y que te acerques al Parque Natural de Pagoeta en Aia.
Pon en práctica lo que has aprendido saboreando un buen pescado a la parrilla. Haz de tu comida una auténtica sesión de maridaje y déjate llevar por los sentidos degustando la gastronomía vasca en estado puro.
Si te encuentras en el interior de Gipuzkoa, en el Goierri, te sugerimos que realices un maridaje de txakoli y queso Idiazábal de las manos de un prestigioso cocinero, miembro de Euro-Toques y Nariz de Oro. Disfruta de este maridaje en el conjunto monumental de Igartza, en Beasain, y degusta uno de los pocos txakolis ecológicos sin pesticidas ni abonos químicos que se elaboran en Gipuzkoa.
Cosas para recordar 1.-La cata de txakoli de manos de un miembro de Euro-Toques y Nariz de Oro.
2.- El sabor de un buen pescado a la brasa regado con txakoli.
3.- Un relajante paseo por pueblos pintorescos del litoral vasco.
Txakoli en Bakio.
Viñedos junto al mar. La zona costera de Bakio es un lugar privilegiado, rodeado de playa, acantilados y paseos, donde sobresale San Juan de Gaztelugatxe, biotipo protegido, que pronto nos deslumbrará con su paisaje en medio del mar. Visita los viñedos y la moderna bodega de Doniene Gorrondona, que produce el txakoli de un modo totalmente profesional. También podrás visitar la destilería, ya que es la única bodega de todo Euskadi que cuenta con destilería propia en plena producción.
Cosas para recordar
1.-La visita a una bodega pionera en la Denominación de Origen Txakoli de Bizkaia, que, además, cuenta con destilería propia.
2.-El aprendizaje sobre el maridaje de productos típicos con txakoli en un entorno natural formidable.
Txakoli en Gernika.
Un vino único en una tierra única. Te invitamos a que visites los viñedos y la bodega Itasmendi. Su vino Número 7 ha sido el primer txakoli en la historia en recibir el prestigioso galardón Bacchus de oro. Conocerás los secretos de este caldo y aprenderás a maridarlo. Qué mejor que unos pintxos y un experto en la materia que nos descubra al arte de combinar alimentos y vinos para lograr un equilibrio entre sus aromas y colores. Si el tiempo acompaña, sería posible realizar la cata en el propio viñedo, donde podrás degustar tres productos distintos: Itsasmendi, Itsasmendi 7 e Itsasmendi Urezti. Si visitas la bodega en época de vendimia, tendrás la ocasión de, acompañado por una persona de la bodega, cortar uva y participar activamente en el proceso de elaboración.
Cosas para recordar1.- Saborear un galardonado txakoli en un entorno mágico.
2.- El aprendizaje sobre el maridaje de productos típicos con txakoli en un entorno natural formidable, la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
Aromas y paisajes de Rioja Alavesa
La cultura del vino, bodega a bodega. Rioja Alavesa, sinónimo del buen vino. Decenas de bodegas se extienden a lo largo del río Ebro. A orillas del Ebro, al sur de Álava, se doran al sol 12.000 hectáreas de viñedos. Pertenecen a la comarca de Rioja Alavesa y producen anualmente más de 40 millones de litros de vino, elaborados bajo el control del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Ello ha propiciado que los caldos de esta esquina de Euskadi gocen de prestigio internacional y la visita a estas tierras se convierta en un ritual de obligado cumplimiento. Un total de 35 bodegas, repartidas por pueblos de renombre como Labastida, Laguardia, Samaniego, Lanciego, Elvillar o La Puebla de Labarca. Oferta que se completa con un surtido de enotecas, museos y otras empresas creadas para que el visitante amante de los vinos se sienta como en su propia casa.
Además de las obligadas visitas a las bodegas, Rioja Alavesa tiene mucho más que ofrecerte: dólmenes, trujales para la producción de aceite de oliva, iglesias de diferentes estilos, villas con historia y el gusto por recorrer sin preocupaciones una tierra única. Te proponemos que te pierdas en Laguardia; almuerza en alguno de sus restaurantes, visita el pórtico de Santa María de los Reyes, adéntrate en algunas de sus bodegas soterradas o simplemente asómbrate con iglesias, palacios y murallas... Labastida es también una parada indispensable, donde se pueden visitar y recorrer sus bodegas, desde las cuevas y calados de antaño hasta las grandes bodegas actuales.
Cosas para recordar
1.- La sensación de libertad al disfrutar del paisaje, del vino y la gastronomía.
2.- La visita a bodegas en las que los verdaderos productores te contarán los secretos del vino.
3.- Las visitas a impresionantes bodegas, algunas diseñadas por arquitectos de talla mundial como Frank O. Gehry o Santiago Calatrava.
4.- Los pueblos medievales.
Un vino exclusivoUn viaje maravilloso en busca de un vino exclusivo de Euskadi: el txakoli. Solo en Euskadi podrás disfrutar de las notas afrutadas de este vino joven, pero íntimamente ligado a paisajes y tradiciones milenarias.
Txakoli de Getaria.
Piérdete entre viñedos y acantilados. A pesar de que el txakoli de Getaria pueda asociarse con el pueblo que le da nombre, actualmente se produce este vino con denominación de origen en toda Gipuzkoa. No obstante, la franja costera de Aia, Orio, Zarautz y Getaria acoge la gran mayoría de las bodegas.
Pasea por los viñedos, degusta este peculiar vino y aprende con las explicaciones de los propios productores en aquellas bodegas que ofrecen visitas: Talai Berri y Rezabal, en Zarautz; Txomin Etxaniz, y Ameztoi y Urki, en Getaria. Muchas se encuentran en el trayecto que une Zarautz con Getaria, cuna de Juan Sebastián Elkano y Cristóbal Balenciaga, que tiene un pintoresco puerto pesquero con un casco antiguo que alberga un rico patrimonio histórico y donde ahora, además, puedes admirar los trajes del gran modisto en el Museo Balenciaga. Zarautz te recibirá con una inmensa playa de 2500 metros, uno de los centros turísticos más concurridos del territorio vasco. Por último, te sugerimos que realices una visita a Orio y su casco viejo y que te acerques al Parque Natural de Pagoeta en Aia.
Pon en práctica lo que has aprendido saboreando un buen pescado a la parrilla. Haz de tu comida una auténtica sesión de maridaje y déjate llevar por los sentidos degustando la gastronomía vasca en estado puro.
Si te encuentras en el interior de Gipuzkoa, en el Goierri, te sugerimos que realices un maridaje de txakoli y queso Idiazábal de las manos de un prestigioso cocinero, miembro de Euro-Toques y Nariz de Oro. Disfruta de este maridaje en el conjunto monumental de Igartza, en Beasain, y degusta uno de los pocos txakolis ecológicos sin pesticidas ni abonos químicos que se elaboran en Gipuzkoa.
Cosas para recordar 1.-La cata de txakoli de manos de un miembro de Euro-Toques y Nariz de Oro.
2.- El sabor de un buen pescado a la brasa regado con txakoli.
3.- Un relajante paseo por pueblos pintorescos del litoral vasco.
Txakoli en Bakio.
Viñedos junto al mar. La zona costera de Bakio es un lugar privilegiado, rodeado de playa, acantilados y paseos, donde sobresale San Juan de Gaztelugatxe, biotipo protegido, que pronto nos deslumbrará con su paisaje en medio del mar. Visita los viñedos y la moderna bodega de Doniene Gorrondona, que produce el txakoli de un modo totalmente profesional. También podrás visitar la destilería, ya que es la única bodega de todo Euskadi que cuenta con destilería propia en plena producción.
Cosas para recordar
1.-La visita a una bodega pionera en la Denominación de Origen Txakoli de Bizkaia, que, además, cuenta con destilería propia.
2.-El aprendizaje sobre el maridaje de productos típicos con txakoli en un entorno natural formidable.
Txakoli en Gernika.
Un vino único en una tierra única. Te invitamos a que visites los viñedos y la bodega Itasmendi. Su vino Número 7 ha sido el primer txakoli en la historia en recibir el prestigioso galardón Bacchus de oro. Conocerás los secretos de este caldo y aprenderás a maridarlo. Qué mejor que unos pintxos y un experto en la materia que nos descubra al arte de combinar alimentos y vinos para lograr un equilibrio entre sus aromas y colores. Si el tiempo acompaña, sería posible realizar la cata en el propio viñedo, donde podrás degustar tres productos distintos: Itsasmendi, Itsasmendi 7 e Itsasmendi Urezti. Si visitas la bodega en época de vendimia, tendrás la ocasión de, acompañado por una persona de la bodega, cortar uva y participar activamente en el proceso de elaboración.
Cosas para recordar1.- Saborear un galardonado txakoli en un entorno mágico.
2.- El aprendizaje sobre el maridaje de productos típicos con txakoli en un entorno natural formidable, la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.
TÍTULO: FEDERICO OLDENBURG. EL EXPERTO EN VINOS.
Federico Oldenburg, el gurú que le hará disfrutar hasta la última gota.
Cuatro en punto de la tarde, hora de nuestra cita, y Federico Oldenburg [Buenos Aires, Argentina; 1965] me pregunta si no tengo inconveniente en saborear un gin tonic mientras charlamos.
FEDERICO OLDENBURG. EL EXPERTO EN VINOS-FOTO.
Tampoco es cuestión de desairar al Premio Nacional de Gastronomía de 2007 a la mejor labor periodística y me dejo instruir por él. Hielo, ginebra y tónica. Sin limón, pepino, azafrán ni otras zarandajas. Oldenburg tiene claro que, dentro y fuera de una copa, la esencia lo es todo. Como esenciales son las soluciones a los 14 dilemas que le propongo. Entremos en materia...
Problema 1. Tengo una botella en casa y quedan dos horas para la cena, ¿qué hago para que todo salga perfecto? ¿Cuándo la descorcho o la decanto?
Federico Oldenburg. Depende del vino. No sé. Pongamos que es un ribera relativamente joven, del año 95 o 96, sí que te recomiendo decantar. Consérvalo en la bodega que puedas tener. Ábrelo dos horas antes y mételo en un decantador que quepa en la nevera. Procura que cuando lo lleves a la mesa no tenga más de 15 grados.
Problema 2. ¿Con qué vino quedaría bien, sin la necesidad de gastar una fortuna, para coronar con éxito una comida de negocios?
F.O. ¿De qué tipos de negocios hablamos? [sonríe]. Yo llevaría un vino de la Ribera del Duero, pero apostaría por una bodega poco conocida de las que lo están haciendo muy bien. Llevaría un Alonso del Yerro. Con ese vino siempre se queda bien.
Problema 3. Pretendo `triunfar´ con mi pareja, y la ayuda de una botella que esté al alcance de todos los bolsillos, en un gran aniversario. ¿Qué hago?
F.O. Opta entonces por un champán. No hace falta que sea muy caro. Puede ser un De Sousa, de origen portugués y un precio de lo más asequible.
Problema 4. Hora de la verdad: acaban de invitarme a la primera cena con mis futuros suegros. Pasado el ataque de pánico. ¿Con qué `detalle´ lo supero?
F.O. ¡Uf! Ahí hay que ir a lo seguro. Ahí hay que llevar un Rioja. Un Viña Ardanza estaría bien.
Problema 5. El maridaje, asignatura pendiente de quienes no tienen instinto de sumiller. ¿Cómo sorprendo a mis comensales sin la necesidad de elegir platos costosos o rebuscados?
F.O. Un guiso de carne con un oloroso es una buena apuesta. O un champán con un cebiche peruano. Y, luego, por supuesto, los postres. Un postre con chocolate amargo yo prefiero ponerlo con un vino que tenga acidez. Con un tinto dulce, pero ácido. Luego están los quesos. Ahí tenemos un mundo. La gente piensa que los quesos funcionan muy bien con tinto. Y eso es mentira. La mayoría de los quesos del mundo se viene arriba con vino blanco. Los tintos van bien para los manchegos. Pero un brie o un camembert va mucho mejor con blancos o con vinos espumosos.
Problema 6. Me invitan a uno de esos maridajes `diferentes´ [con whisky, cava, ginebra...] y me veo obligado a beber destilados de alta graduación durante la comida. ¿Cómo sobrevivo?
F.O. Sin miedo. Puedo asegurarte que funcionan. Además, es bueno que tampoco nos limitemos al vino. Yo he hecho cenas con whisky y han funcionado completamente. Eso sí, hay que beber menos y hay que meter agua de por medio. Son cosas para hacer de tanto en cuanto, no todos los días.
Problema 7. Quiero `rematar´ una cena inolvidable en la mejor compañía, pero no me gustaría caer en el típico licor de hierbas o el consabido pacharán. ¿No tendrá alguna alternativa secreta?
F.O. Claro que sí. Con un pisco. Es una bebida apenas conocida aquí, en España, y resulta ideal. Es de los mejores aguardientes del mundo. Si es un pisco de calidad, tu acompañante y tú os podéis quedar flipando.
Problema 8. Toca comida familiar en un restaurante oriental. ¿Estoy abocado a optar por la consabida cerveza o me arriesgo pidiendo una botella de vino?
F.O. ¡Arriésgate sin miedo! Saldrás ganando y descubrirás que algunas de las cocinas de China, en especial las que emplean generosamente la salsa de soja y las combinaciones dulce-salado, funcionan muy bien con cava, champán o cualquier otro espumoso seco. Por otro lado, la cocina thaï, cuyas recetas incorporan coco, cilantro, chiles y hierbas de intenso sabor, agradece un espumoso más complejo `con cierta crianza´ o un blanco fermentado en barrica, por ejemplo, un godello de Valdeorras.
Problema 9. La pregunta del millón. Ruego que la trufe de ejemplos prácticos. ¿Se puede disfrutar de buenos vinos sin gastar una fortuna?
F.O. Sí. Sin duda. ¿Quieres nombres? A ver, a ver... Por debajo de seis euros. De catas que he hecho recientes, uno que ha quedado entre los mejores puestos es uno llamado Garnacha de Fuego 2009, es un vino de Calatayud que viene a costar 5,50 euros o por ahí. Te puedo recomendar cualquier vino de Jerez. Son tremendos. Si no quieres gastar mucho, una botella de Tío Pepe es una buena alternativa. O un oloroso seco llamado Gobernador que viene a costar unos 8 euros y es una opción perfecta. Para mí es un vino de alto nivel. Ya, saltando un poco de precio, si quieres conseguir vinos de precios cojonudos te recomiendo que no te vayas a Rioja ni a Ribera sino a Aragón o a la Mancha. Martúe es un vino manchego muy bueno. Vete al Bierzo. Vete a las denominaciones más modestas de Galicia.
Problema 10. Catas a ciegas. Verdades y mentiras. Por ejemplo, realizamos una cata a ciegas de sus propios vinos, los que usted tiene en su casa, ¿qué porcentaje de aciertos tendría?
F.O. No sé. Si sé que son los míos, igual un acierto del 60 por ciento. Si no sé lo que estoy catando, probablemente mucho menos. Si acertase mucho, me apuntaría este mismo fin de semana a un concurso que hay de cata a ciegas. El primer premio son 15.000 euros. Hay gente que se prepara para eso. Sumilleres y aficionados. Se hacen por parejas. Tengo algún amigo con el que a veces acertamos. Estamos esperando a que suba la dotación a 25.000 euros para ganar [ríe].
Problema 11. Otra de supervivencia para bebedores poco avezados. Acepto acudir a una cata. ¿Cómo pruebo 50 vinos sin caerme de la silla?
F.O. Escupiendo y comiendo un poco de pan entre cata y cata. Haciendo pausas. No catar nunca más de diez vinos seguidos. El café no es recomendable porque anula mucho la boca. Pero va bien un trago de agua o un poco de champán. Se trata de dejar descansar las papilas. Diez es un buen número. De todas formas, nunca te olvides de que, como cualquier otro mortal, un catador es sensible a los efectos del alcohol -algunos más que otros- y, para llevar una sesión de evaluación organoléptica a buen término, debe tomar precauciones.
Problema 12. Mi sueño es poseer una pequeña bodega en casa. ¿Qué necesito para hacerlo realidad?
F.O. Hoy, por desgracia, los apartamentos apenas disponen -con suerte- de una vulgar alacena en la cocina, sometida a los bruscos cambios de temperatura de un habitáculo donde se guisa. Por eso te recomiendo el truco de muchos enópatas, que prefieren conservar sus mejores botellas en el armario de la ropa.
Problema 13. ¿Qué cualidades tengo que pedirle a un vino para que, con el tiempo, acabe sorprendiéndome?
F.O. A mí me gustan sobre todo los vinos que sean nobles. Que sean auténticos. Que sean honrados con respecto a su propia esencia. Puede ser un vino muy sencillo y me puede parecer el mejor vino del mundo. Así como si tomo un gran vino de borgoña y está en buen estado de forma.
Problema 14. Me gustaría abrirme a botellas que vayan más allá del rioja o el ribera de siempre. ¿Por dónde y cómo empiezo a buscar?
F.O. Por cualquier sitio. Mírame a mí. Yo tengo muchas debilidades. El champán es una de ellas y los vinos de Jerez, otra. Son vinos que no están nada valorados en España. Antes se bebían. Ahora, ya no. Y se están regalando. Eso va a ser un desastre. Tuvieron que venir los ingleses a descubrirnos ese vino. Pero es una cuestión de cambio de cultura. Tomar el aperitivo es algo que se está perdiendo. Aun así, condenarlos a ser vinos de aperitivo es otro enorme error. Se puede comer perfectamente con fino. ¿Por qué no?
FEDERICO OLDENBURG. EL EXPERTO EN VINOS-FOTO.
Tampoco es cuestión de desairar al Premio Nacional de Gastronomía de 2007 a la mejor labor periodística y me dejo instruir por él. Hielo, ginebra y tónica. Sin limón, pepino, azafrán ni otras zarandajas. Oldenburg tiene claro que, dentro y fuera de una copa, la esencia lo es todo. Como esenciales son las soluciones a los 14 dilemas que le propongo. Entremos en materia...
Problema 1. Tengo una botella en casa y quedan dos horas para la cena, ¿qué hago para que todo salga perfecto? ¿Cuándo la descorcho o la decanto?
Federico Oldenburg. Depende del vino. No sé. Pongamos que es un ribera relativamente joven, del año 95 o 96, sí que te recomiendo decantar. Consérvalo en la bodega que puedas tener. Ábrelo dos horas antes y mételo en un decantador que quepa en la nevera. Procura que cuando lo lleves a la mesa no tenga más de 15 grados.
Problema 2. ¿Con qué vino quedaría bien, sin la necesidad de gastar una fortuna, para coronar con éxito una comida de negocios?
F.O. ¿De qué tipos de negocios hablamos? [sonríe]. Yo llevaría un vino de la Ribera del Duero, pero apostaría por una bodega poco conocida de las que lo están haciendo muy bien. Llevaría un Alonso del Yerro. Con ese vino siempre se queda bien.
Problema 3. Pretendo `triunfar´ con mi pareja, y la ayuda de una botella que esté al alcance de todos los bolsillos, en un gran aniversario. ¿Qué hago?
F.O. Opta entonces por un champán. No hace falta que sea muy caro. Puede ser un De Sousa, de origen portugués y un precio de lo más asequible.
Problema 4. Hora de la verdad: acaban de invitarme a la primera cena con mis futuros suegros. Pasado el ataque de pánico. ¿Con qué `detalle´ lo supero?
F.O. ¡Uf! Ahí hay que ir a lo seguro. Ahí hay que llevar un Rioja. Un Viña Ardanza estaría bien.
Problema 5. El maridaje, asignatura pendiente de quienes no tienen instinto de sumiller. ¿Cómo sorprendo a mis comensales sin la necesidad de elegir platos costosos o rebuscados?
F.O. Un guiso de carne con un oloroso es una buena apuesta. O un champán con un cebiche peruano. Y, luego, por supuesto, los postres. Un postre con chocolate amargo yo prefiero ponerlo con un vino que tenga acidez. Con un tinto dulce, pero ácido. Luego están los quesos. Ahí tenemos un mundo. La gente piensa que los quesos funcionan muy bien con tinto. Y eso es mentira. La mayoría de los quesos del mundo se viene arriba con vino blanco. Los tintos van bien para los manchegos. Pero un brie o un camembert va mucho mejor con blancos o con vinos espumosos.
Problema 6. Me invitan a uno de esos maridajes `diferentes´ [con whisky, cava, ginebra...] y me veo obligado a beber destilados de alta graduación durante la comida. ¿Cómo sobrevivo?
F.O. Sin miedo. Puedo asegurarte que funcionan. Además, es bueno que tampoco nos limitemos al vino. Yo he hecho cenas con whisky y han funcionado completamente. Eso sí, hay que beber menos y hay que meter agua de por medio. Son cosas para hacer de tanto en cuanto, no todos los días.
Problema 7. Quiero `rematar´ una cena inolvidable en la mejor compañía, pero no me gustaría caer en el típico licor de hierbas o el consabido pacharán. ¿No tendrá alguna alternativa secreta?
F.O. Claro que sí. Con un pisco. Es una bebida apenas conocida aquí, en España, y resulta ideal. Es de los mejores aguardientes del mundo. Si es un pisco de calidad, tu acompañante y tú os podéis quedar flipando.
Problema 8. Toca comida familiar en un restaurante oriental. ¿Estoy abocado a optar por la consabida cerveza o me arriesgo pidiendo una botella de vino?
F.O. ¡Arriésgate sin miedo! Saldrás ganando y descubrirás que algunas de las cocinas de China, en especial las que emplean generosamente la salsa de soja y las combinaciones dulce-salado, funcionan muy bien con cava, champán o cualquier otro espumoso seco. Por otro lado, la cocina thaï, cuyas recetas incorporan coco, cilantro, chiles y hierbas de intenso sabor, agradece un espumoso más complejo `con cierta crianza´ o un blanco fermentado en barrica, por ejemplo, un godello de Valdeorras.
Problema 9. La pregunta del millón. Ruego que la trufe de ejemplos prácticos. ¿Se puede disfrutar de buenos vinos sin gastar una fortuna?
F.O. Sí. Sin duda. ¿Quieres nombres? A ver, a ver... Por debajo de seis euros. De catas que he hecho recientes, uno que ha quedado entre los mejores puestos es uno llamado Garnacha de Fuego 2009, es un vino de Calatayud que viene a costar 5,50 euros o por ahí. Te puedo recomendar cualquier vino de Jerez. Son tremendos. Si no quieres gastar mucho, una botella de Tío Pepe es una buena alternativa. O un oloroso seco llamado Gobernador que viene a costar unos 8 euros y es una opción perfecta. Para mí es un vino de alto nivel. Ya, saltando un poco de precio, si quieres conseguir vinos de precios cojonudos te recomiendo que no te vayas a Rioja ni a Ribera sino a Aragón o a la Mancha. Martúe es un vino manchego muy bueno. Vete al Bierzo. Vete a las denominaciones más modestas de Galicia.
Problema 10. Catas a ciegas. Verdades y mentiras. Por ejemplo, realizamos una cata a ciegas de sus propios vinos, los que usted tiene en su casa, ¿qué porcentaje de aciertos tendría?
F.O. No sé. Si sé que son los míos, igual un acierto del 60 por ciento. Si no sé lo que estoy catando, probablemente mucho menos. Si acertase mucho, me apuntaría este mismo fin de semana a un concurso que hay de cata a ciegas. El primer premio son 15.000 euros. Hay gente que se prepara para eso. Sumilleres y aficionados. Se hacen por parejas. Tengo algún amigo con el que a veces acertamos. Estamos esperando a que suba la dotación a 25.000 euros para ganar [ríe].
Problema 11. Otra de supervivencia para bebedores poco avezados. Acepto acudir a una cata. ¿Cómo pruebo 50 vinos sin caerme de la silla?
F.O. Escupiendo y comiendo un poco de pan entre cata y cata. Haciendo pausas. No catar nunca más de diez vinos seguidos. El café no es recomendable porque anula mucho la boca. Pero va bien un trago de agua o un poco de champán. Se trata de dejar descansar las papilas. Diez es un buen número. De todas formas, nunca te olvides de que, como cualquier otro mortal, un catador es sensible a los efectos del alcohol -algunos más que otros- y, para llevar una sesión de evaluación organoléptica a buen término, debe tomar precauciones.
Problema 12. Mi sueño es poseer una pequeña bodega en casa. ¿Qué necesito para hacerlo realidad?
F.O. Hoy, por desgracia, los apartamentos apenas disponen -con suerte- de una vulgar alacena en la cocina, sometida a los bruscos cambios de temperatura de un habitáculo donde se guisa. Por eso te recomiendo el truco de muchos enópatas, que prefieren conservar sus mejores botellas en el armario de la ropa.
Problema 13. ¿Qué cualidades tengo que pedirle a un vino para que, con el tiempo, acabe sorprendiéndome?
F.O. A mí me gustan sobre todo los vinos que sean nobles. Que sean auténticos. Que sean honrados con respecto a su propia esencia. Puede ser un vino muy sencillo y me puede parecer el mejor vino del mundo. Así como si tomo un gran vino de borgoña y está en buen estado de forma.
Problema 14. Me gustaría abrirme a botellas que vayan más allá del rioja o el ribera de siempre. ¿Por dónde y cómo empiezo a buscar?
F.O. Por cualquier sitio. Mírame a mí. Yo tengo muchas debilidades. El champán es una de ellas y los vinos de Jerez, otra. Son vinos que no están nada valorados en España. Antes se bebían. Ahora, ya no. Y se están regalando. Eso va a ser un desastre. Tuvieron que venir los ingleses a descubrirnos ese vino. Pero es una cuestión de cambio de cultura. Tomar el aperitivo es algo que se está perdiendo. Aun así, condenarlos a ser vinos de aperitivo es otro enorme error. Se puede comer perfectamente con fino. ¿Por qué no?
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