domingo, 6 de noviembre de 2011

20 RAZONES PARA UNA COPA DE VINO.CRISTINA FORNER

Presidenta de Marqués de Cáceres: `Yo he entrado en este mundo de puntillas´.
Lo tenía todo para convertirse en lo que es. Bisnieta, nieta e hija de bodegueros. Nacida en Burdeos, la capital francesa del vino. Su padre, Enrique Forner, fue el fundador de Bodegas Marqués de Cáceres, la compañía que hoy preside. La `marquesa´ del rioja brinda con nosotros.



Elude Cristina Forner [Saint-Aignan-sur-Cher, Francia; 1953], Marquesa de Cáceres, apodo con que es conocida en algunos medios especializados, con diplomática franqueza
: `Yo no soy marquesa de nada. El marqués de Cáceres es accionista de esta compañía y nos ayuda a promocionar los vinos. Tenemos una relación de amistad. Pero también es verdad que es a mí a quien identifican con la etiquet´.

XLSemanal. ¿Cómo lleva el hecho de ser `la gran dama´ del vino español?
Cristina Forner.
Sencillamente, no lo llevo. Aquí lo que vale es el trabajo de equipo. Un vino de calidad como el nuestro tiene mucha artesanía.

XL. Otros, sin embargo, la verán como una Angela Channing a la española.
C.F.
Sí, entiendo. Pero eso es ficción. Y cuánta ficción... [sonríe]. Ya llevo 28 años en Marqués de Cáceres. Como se me nota al hablar, nací y me crie en Francia. Mi familia tuvo que exiliarse a Francia durante la Guerra Civil. Y una vez allí siguió en el mundo del vino. No sabemos hacer otra cosa... o es que no hemos querido hacer otra cosa.

XL. ¿Cuánto glamour rodea su trabajo?
C.F.
Hay glamour en los vinos. Ellos son los que me apoyan en esa labor. A nivel personal, en el día a día, soy como cualquier otro. No tengo pretensiones de glamour. Llevo una vida sencilla, con mi familia. Ocios normales.

XL. Vamos, que sirviente chino como el que tenía Angela Channing no tiene.
C.F.
No, no tengo [sonríe]. Aún no. Quién sabe. Todo se andará. De todas formas, al final, cuando viajo, tiro de la maleta y soy yo la que cargo con todo.

XL. ¿Le ha tocado soportar más que si hubiese sido hombre cuando empezó?
C.F.
Es complicado decir que sí a algo así. Resulta obvio que hoy hay más mujeres trabajando que cuando yo empecé. El mundo del vino está evolucionando, porque la mujer quizá, hoy, está más preparada. Personalmente, he entrado en este mundo de puntillas. Pero creo que es una actitud de humildad necesaria.

XL. ¿Diría que esta, la suya, es una profesión machista?
C.F.
No, es una profesión para cualquiera que está dispuesto a hacer sacrificio, a trabajar bien y a dejarse la piel para cumplir sus objetivos. Es algo que existe en cualquier otro sector de la sociedad.

XL. ¿Por qué eligió ser bodeguera?
C.F.
Porque la historia de mi familia merecía que yo asegurara esa continuidad. A lo largo de cuatro generaciones el vino ha sido siempre historias, apuestas y riesgos para los míos. Es una verdadera satisfacción poder decir: `¡Ahí seguimos!´.

XL. ¿Cuál diría que es la filosofía de Marqués de Cáceres, su compañía?
C.F.
Yo diría que la obsesión de mi padre, desde que fundó la bodega, aquí, en 1970, ha sido la calidad. Ha sido obsesivo. De tal forma que solo empezó a vender la primera botella a finales del 74 porque él quería envejecer el vino en barrica y afinarlo en botella, porque es en esa fase cuando el vino alcanza finura y elegancia. Ha sido siempre una dedicación absoluta.

XL. ¿Qué consejos recibió de su padre?
C.F.
Que las batallas hay que ganárselas cada día. Que hay que saber ser humilde. Y que lo importante es poder defenderte allá donde estés. Esas han sido las tres ideas maestras. Por eso tu primera definición de este trabajo como algo glamuroso, o lo de poder parecerme a Angela Channing, no ha sido mi educación ni mi objetivo.

XL. ¿Qué consejo dará a su hija si decide seguir sus pasos?
C.F.
[Sonríe]. Es pronto aún para saberlo. Solo tiene 15 años. Intento avivar su interés, pero no imponérselo. Me gustaría que fuera una cuestión de convicción propia. Este trabajo lo haces bien si estás convencido, si lo disfrutas. Si no, es muy esclavo. Lo pasaría mal. Yo lo disfruto porque me gusta.

XL. ¿Qué diferencia a Marqués de Cáceres de cualquier otra marca?
C.F.
Hay muchas [sonríe]. Desde el compromiso familiar, la selección de uvas, la obsesión hacia la calidad, cómo se involucra la familia y nuestro equipo humano en la bodega...

XL. No le pedía la nota de marketing de su vino, sino esa diferencia que, sin pensarlo mucho, le salga del corazón.
C.F.
[Sonríe]. Cuando descorcho un Marqués de Cáceres con respecto a otro vino, es la misma diferencia que cuando tú presentas a tus hijos y dices que ya están en ese punto en que los puedes mandar a una casa y van a quedar bien. Tras cada botella ha habido mimo, sacrificio y preocupaciones. Hemos querido hacer un vino de placer. Un vino para disfrutar. Es un vino que tiene muchas pretensiones de versatilidad, pero nunca está elaborado para conseguir los 100 o los 98 puntos. Busca proporcionar felicidad.

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