La investigadora extremeña analizará en el Aula HOY los avances y retrocesos en la integración femenina en la vida pública
Juana Vázquez Periodista y escritora -foto.
Juana Vázquez (Salvaleón, Badajoz) dice que no es feminista, sino humanista y persona. Pero no para de preguntarse por los mecanismos que impiden que las mujeres conquisten de forma definitiva los espacios públicos y haya una auténtica igualdad entre ambos sexos. De ello hablará en su conferencia 'Mujer y poder' que ocupará el próximo Aula HOY esta tarde y mañana. «Como mujer, me preocupo por no poder llegar al poder igual que el hombre», confiesa. Juan Vázquez también es catedrática de Lengua y Literatura y opina que ésta última ha contribuido históricamente a «desdibujar» la imagen de las mujeres.
-¿Desde qué punto de vista va a afrontar el tema de la mujer y el poder?
-Desde un punto de vista histórico y biológico, empezando por el siglo XVIII hasta el XXI. Veremos cómo en el XVIII se consideraba que la mujer no tenía la misma inteligencia que el hombre. El Padre Feijoo salió en su defensa y dijo que era una consecuencia de la educación, que impedía que la mujer tuviese los conocimientos del hombre. Hay un punto de vista que considera siempre a la mujer dueña del espacio privado, digamos de puertas para adentro, y el hombre del espacio público, de puertas afuera.
-¿Esto sería también aplicable a los años que llevamos de siglo XXI?
-Sí, desgraciadamente, aunque ha cambiado bastante. El hombre se está integrando en el espacio privado y la mujer entra en el espacio político del poder. Pero en las empresas privadas todavía hay pocas mujeres. En las empresas del Ibex apenas pasan del 10% a pesar de que existe una ley, pero no se respeta.
-Durante años, las mujeres pensamos que se habían logrado triunfos en la vida pública y que todo iba a ir sobre ruedas. Pero nos encontramos con que las dificultades siguen siendo muchísimas y que, incluso, hay retrocesos.
-Hay muchos retrocesos, en el sentido de que mucha gente cree que la mujer... Hace poco lo ha dicho Gallardón (Alberto Ruiz, ministro de Justicia), que la mujer es mujer cuando es madre. Si partimos de ahí, apaga y vámonos. A la mujer sigue aplicándosele el rol del espacio privado, de la casa, de los niños, de sus labores, fregar, barrer, amamantar... Pero ha habido cambios y se ha ganado bastante. El Gobierno socialista que salió era paritario, hubo incluso un Ministerio de Igualdad que ha desaparecido... Pienso que mucha gente, y muchas mujeres también, creen que se ha conseguido la igualdad con los hombres y por supuesto que no. No defiendo que la mujer sea más que el hombre, sino que ambos somos personas y podemos tener las mismas cualidades y los mismos defectos. A la mujer siempre le cuesta más entrar en algún cargo de poder y eso que tenemos muchas mujeres en las universidades de todo el país y con mejores notas.
-¿Por qué cree que algunos sectores combaten con tanta virulencia el tema de la paridad?
-Es algo muy acendrado en las estructuras mentales que el hombre es el que debe salir a ganarse el pan y la mujer es la que debe defender el hogar y eso lleva siendo así muchos siglos. Por eso, cuando hay una fotografía de un foro de poder se ve que el 99% son hombres. Y a veces el 100%. Eso está tan acendrado que a veces molesta que cambie. Los cambios molestan, aunque sean totalmente justos porque hombres y mujeres somos personas, simplemente.
-¿Cree que la crisis que estamos sufriendo va a suponer un retroceso en los avances hechos por las mujeres en los últimos años?
-Sí, de hecho está suponiendo un retroceso en los avances que hemos consolidado con la democracia.
-¿Nos hemos dormido las mujeres en los laureles pensado que se habían asentado unas conquistas que no eran tan seguras?
-Creo que no nos hemos dormido, aunque sí creíamos que esto era un libro en el que cada año se pasaba una página y no iba a haber retrocesos, que una involución no era posible. Pero pienso de todas maneras que puede haber pasos hacia atrás y pasos hacia delante; que una involución muy hacia atrás es imposible porque la educación no tiene marcha atrás y ya decía Feijoo que esa era la raíz de la diferencia. No nos hemos dormido en los laureles, aunque pensamos que era un mecanismo que se había puesto en marcha sin que hubiera que seguir reivindicando.
-Ha estudiado a la mujer en el siglo XVIII y ha dicho que el surgimiento del laicismo tuvo mucha importancia en su avance hacia la libertad. ¿Influye en el caso español la Iglesia católica para dificultar el avance de las mujeres?
-Creo que sí, la civilización judeocristiana impone la idea de que la mujer no es igual que el hombre y que la mujer debe remitirse al espacio privado. Las mujeres de Roma y Grecia vivieron de puertas para afuera aunque no llegaran al cargo de emperador. La idea de 'la mujer la pata quebrada y en casa' viene con la Iglesia. Y la no libertad del aborto o la libertad del divorcio... Sobre el que se han callado, pero siguen sin estar de acuerdo. No aceptan que la mujer tenga libertad para determinados actos. Me refiero a la Iglesia que tenemos ahora, aunque, quién sabe, tal vez esto puede cambir porque la sociedad está cambiando en todos los aspectos. La Iglesia tiene mucha culpa de que las mujeres estemos muchos grados por detrás del hombre.
-La frase de Alberto Ruiz Gallardón en el Congreso fue muy impactante. ¿Cree que quizá su coincidencia con la huelga general ha impedido que haya una mayor reacción frente a ella?
-Sí. Al día siguiente hubo huelga, y estamos con la recesión... Hay demasiados frentes abiertos. Si una frase como esa coge en otro momento tendría que haber dimitido.
-Destaca que ninguna de sus compañeras ministras haya replicado.
-Yo he hablado y escrito sobre este tema. Soy amiga de gente del PSOE y del PP y en el PP dicen que este partido no aplica la igualdad entre el hombre y la mujer sino la excelencia. Yo siempre decía que, si el gabinete de Mariano Rajoy tiene trece miembros y de ellos hay cuatro mujeres, ¿significa que entre las mujeres solo el 28% son excelentes y los hombres el 78%?, ¿de natura?.
-Son pocas las facultades en nuestro país que estudian de forma específica la situación de la mujer.
-He dado clase como asociada en la Autónoma y la Complutense y sí que hacen. Existen departamentos que investigan y dan cifras constantemente sobre la situación de la mujer. Pero no es suficiente. Hay sectores que tratan de dar una imagen retrógrada de las feministas. En la misma universidad las catedráticas no llegan al 10% y las rectoras son muy pocas.
TÍTULO: SE VENDE ÁFRICA.
TÍTULO: SE VENDE ÁFRICA.
En la última década, los países en desarrollo han dejado en manos extranjeras una superficie equivalente a media Unión Europea. África es un paraíso para estos inversores .
Hay personas que, cuando contemplan un mapa de África, ven un continente repleto de posibilidades... Para su propio enriquecimiento. Durante los últimos años, esta región del planeta está siendo sometida a un saqueo sigiloso pero masivo, con un botín que en el pasado podía parecer poco apetecible pero ahora se ha vuelto digno de codicia: tierra, muchísima tierra, hectáreas y más hectáreas a precios de saldo, a veces incluso gratis. Según un informe de Oxfam, a lo largo de la última década los países en desarrollo han vendido o cedido en arriendo 2,2 millones de kilómetros cuadrados -el equivalente a media Unión Europea- a Gobiernos y empresas extranjeros y a esas entidades con nombres misteriosos, como de corporación de película futurista, que mueven el dinero de inversores. África, en particular, es un paraíso para estos compradores, con casos tan representativos como el de Sudán del Sur: el estado nacido el año pasado tiene el diez por ciento de su superficie en manos extranjeras.
«La tendencia actual consiste en transformar la tierra y los bosques de África en plantaciones a gran escala controladas por intereses extranjeros. Los pequeños granjeros y los pastores locales se convertirán así en asalariados mal pagados. Muchos simplemente se unirán a los millones de desempleados de las ciudades africanas, o probarán suerte con la emigración a Europa», resume Frédéric Mousseau, del Oakland Institute, la entidad estadounidense que ha desvelado algunos de los casos más escandalosos de lo que se conoce como 'acaparamiento de tierras'. El punto de inflexión en este fenómeno fue 2008. Por un lado, la crisis en el precio de los alimentos puso de manifiesto la importancia de contar con superficie cultivable: muchos gobiernos empezaron a preocuparse por el porvenir y buscaron tierras que garantizasen el suministro de productos agrícolas para su población. Por otro, la crisis económica llevó a los inversores a tantear nuevos mercados, nichos libres de la inseguridad que se había apoderado de las finanzas globales. A ello se ha sumado el auge de productos como el aceite de palma, que ha arrebatado al de soja el liderazgo en el consumo mundial y se utiliza como materia prima para la fabricación de biofuel.
«Todo esto, en países donde existen profundas crisis alimentarias, traerá más hambre y pobreza en todo el continente», lamenta Carlos Vicente, de la ONG Grain. Pero no todas las tierras adquiridas se usan para cultivar: un informe realizado el año pasado por el Banco Mundial recoge que solo la quinta parte de los proyectos estudiados había comenzado a producir, una circunstancia que sugiere fines especulativos. El propio Banco Mundial ha intentado poner coto al proceso con un código de siete principios para una «agroinversión responsable», aunque las organizaciones no gubernamentales le reprochan que, de forma paralela, promueve la inversión descontrolada en África.
Los nuevos dueños de la tierra no suelen querer inquilinos en su propiedad, por mucho que lleven toda la vida establecidos allí, de modo que estas compras suelen implicar éxodos forzosos. Uno de los ejemplos más controvertidos se está registrando en Etiopía, donde el Gobierno ha puesto en marcha la fase inicial del traslado de cientos de miles de personas. Entre las primeras comarcas donde se ha hecho efectivo este plan de realojo figura Gambela, en el extremo occidental del país: justo allí se ha puesto a disposición de inversores extranjeros el 42% de la tierra, aunque el Ejecutivo niega que ambas circunstancias estén relacionadas. En Tanzania, un grupo de inversión de Iowa se ha hecho con 325.000 hectáreas para cultivar cereales destinados a producir etanol, en un acuerdo que obligará a desalojar a 162.000 refugiados de Burundi asentados en la comarca desde hace cuarenta años. La Universidad del Estado de Iowa rompió el mes pasado todos sus lazos con este proyecto, que ha generado una fuerte polémica en Estados Unidos, pero el trato no se ha invalidado.
La extraña cooperativa
Los responsables del Oakland Institute también intentan que se dé marcha atrás en otro de los cuestionables negocios que han sacado a la luz: en Sudán del Sur, una firma tejana ha arrendado 600.000 hectáreas para el próximo medio siglo por menos de 20.000 euros. Les sale a tres céntimos por hectárea, y con eso se aseguran el derecho a explotar todos los recursos, incluidos los minerales, a cambio de entregar un porcentaje de los beneficios a la cooperativa con la que han suscrito el acuerdo: en realidad, según organizaciones locales, se trata de un grupo de líderes de la zona sin ningún derecho para tomar decisiones sobre los terrenos comunales. «El presidente Kiir ha declarado que el proyecto no debería seguir adelante si el pueblo está en contra -apunta Frédéric Mousseau-, pero el acuerdo no se ha cancelado formalmente y la gente sigue alerta».
Ya hay algún antecedente de contratos rescindidos: el más espectacular se dio en Madagascar, donde la compañía coreana Daewoo Logistics quería cultivar maíz y palma aceitera en una parcela de 13.000 kilómetros cuadrados, más extensa que la región de Murcia. La iba a arrendar por 99 años a cambio de crear empleo y construir infraestructuras como carreteras y un puerto, que al fin y al cabo le resultaban imprescindibles para exportar la producción a Corea, pero el actual presidente, Andry Rajoelina, revocó el acuerdo al subir al poder en 2009. Los terrenos suponían aproximadamente la mitad de la superficie cultivable de la isla, aunque este tipo de transacciones no siempre se refieren a suelos explotados: en muchos casos, la falta de información sobre los límites exactos de las propiedades afectadas hace temer que incluyan también áreas vírgenes, protegidas por su riqueza natural.
China e India aparecen como las sospechosas habituales del acaparamiento de tierras, pero las investigaciones del Oakland Institute resaltan el decisivo papel que tienen Europa, Norteamérica y los fondos internacionales en este proceso. Y tampoco es África el único 'banco de tierra' donde los inversores extranjeros están depositando sus ahorros. «Está claro que el problema no se restringe a ese continente: en América Latina, por ejemplo, es notable la ofensiva sobre Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay, que poseen grandes planicies fértiles -apunta Carlos Vicente, de Grain, cuyo último informe recopila cuatrocientos casos de acaparamiento repartidos por todo el mundo-. Se trata de un fenómeno global, el 'agronegocio' se ha lanzado a ocupar territorios en todo el planeta para controlar el sistema alimentario mundial».
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