Debido a la profesión de funcionario de mi padre, mi infancia trascurrió entre diversos puntos de la geografía española.
De aquella época me viene a la mente, voces de antiguos compañeros de colegio, no solo en castellano, también en gallego, catalán y euskera, y de los que guardo gratos recuerdos.
Inolvidables tardes de juego a la pelota en la arena del recreo de los colegios, carreras monte arriba y monte abajo entre abetos y hermosas vistas del cielo que contemplábamos tumbados boca arriba en los verdes prados de la España húmeda.
Allí tumbados, guardábamos silencio durante largo rato, hasta que uno de nosotros lo rompía con la pregunta y a la vez respuesta:
2---Sonia Marín, 28 años.
Yo, de mayor seré...
La respuesta era de lo más variada, desde astronauta a torero, pero siempre triunfante en la vida, como auténticos héroes capaces de proezas que dejasen boquiabiertos a los demás. Nada de trabajos que considerábamos menospreciables y por lo tanto de personas fracasadas.
A esto había que añadir el consejo de algunos mayores sobre la vida, tales como “hay que conseguir un objetivo a costa de cualquier precio” o “no importa a quien tengas que pisotear” y en ocasiones comentarios de forma despectiva hacia personas a las que consideran perdedoras en la vida: “mírale barriendo las calles, está hecho un desgraciado” o “hay esta en un andamio pasando frío”.
3---Ines Velasco, 18 años
La vida continuó y mi niñez quedó atrás, nos fuimos haciendo mayores y por las circunstancias del trabajo de mi padre nos alejamos, pero de cuando en cuando me vienen a la mente aquellos recuerdos y me hacen recapacitar sobre mi forma de pensar de entonces.
De esta recapacitación sobre mi forma de pensar de entonces y el objetivo a alcanzar en la vida, descubro ahora otros valores tales como la dignidad humana, el compañerismo, la amistad, etc. que en aquél entonces me parecían una completa tontería.
4---Marta Rufino, 19 años,.
De acuerdo con que la vida es una carrera es UNA CARRERA DE FONDO, una lucha diaria por alcanzar unos objetivos, pero ni todo el mundo puede ser astronauta ni tampoco se puede conseguir lo que queremos a cualquier precio.
Todo corredor de fondo sabe que una carrera puede ser interminable, que se puede estar corriendo toda una vida, pero también sabe que no todos pueden llegar el primero y que no hacerlo no tiene porque significar un fracaso, puesto que en una carrera lo primordial es llegar a la meta, primero o último, pero llegar.
Participamos en la carrera y nos esforzamos dentro de nuestras posibilidades y aprovechando las oportunidades que nos brinda la vida, pero no debemos llevarnos por delante otras personas, ni ridiculizar al que abandona porque su esfuerzo no le permite seguir adelante o tan deprisa como nosotros.
Somos competidores en la vida pero nunca deberíamos cambiar una corona de laurel por aquellos valores que demuestran ante todo que somos personas
¿Por qué cuando vemos caer al que va delante no nos paramos y le ayudamos a levantarse, aunque desperdiciemos una gran ocasión para adelantarle?
Podría ser un corredor incluso mejor que la mayoría, pero nunca lo sabremos. Quizás sea porque puede más con nosotros el miedo a perder.
Puede que lleguemos primero aprovechándonos de las debilidades ajenas, pero al final, puede ser que el que cayó fuera el verdadero triunfador, porque su esfuerzo fue superior al nuestro, dando todo lo que podía de sí mismo.
De la ilusión en los pupitres a la incertidumbre de buscarse la vida. Estas jóvenes entre 18 y los 28 años, representan el arduo camino que han de recorrer para alcanzar su meta; acceder al mercado laboral.
En los últimos cuatro años, más de 300.000 jóvenes españoles se han marchado al extrajero.
TÍTULO: PILAR DEL RÍO:
Saramago es mi militancia. -- A punto de cumplirse el segundo aniversario de la muerte del escritor, hablamos con su viuda. Una mujer que compartió su pasión por las letras y su ideal de justicia y que vive entregada al legado del Nobel portugués.
" Tenía sentido del humor, compasión, pero suerte no era un santo.¡ Quién quería estar casada con uno".
"Saramago decía que es una crisis moral, no financiera. Más aún que no es una crisis sino un crimen contra la humanidad".
María del Pilar del Río Sánchez (Castril, provincia de Granada, 1950), periodista, escritora y traductora española.
En 1986 conoce al escritor portugués José Saramago,[1] con quien se casa en 1988. Tradujo varias de sus novelas al castellano. Tras vivir unos años en Lisboa, en 1993 se trasladan a Tías en la isla de Lanzarote, en las Islas Canarias, donde permanecen juntos hasta el fallecimiento de Saramago en 2010.[2]
Actualmente preside la Fundación José Saramago.[3]
TÍTULO: José Saramago .
José de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010) fue un escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués. En 1998 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía».[1]
José Saramago nació en la freguesia la Azinhaga (municipio de Golegã, en el distrito central del Ribatejo, Portugal), cerca del río Tajo, a 120 km al noreste de Lisboa.[2]
Sus padres fueron José de Sousa y Maria da Piedade, una pareja campesina sin tierras y de escasos recursos económicos. Este origen influiría en la posterior forja del carácter y pensamiento político-teórico del escritor, cimentadas sobre una vasta cultura formal y popular, y una experiencia vital hiperestésica. El apodo de la familia paterna era Saramago ("Jaramago" en español, nombre de una planta herbácea silvestre de la familia de las crucíferas). El niño debería haberse llamado José Sousa, pero el funcionario del registro civil cometió un "lapsus calami" (error de pluma) y lo anotó como José «Saramago», aunque hay quienes dicen que fue una broma del funcionario, conocido de su padre. El registro oficial menciona el día 18 de noviembre, aunque fue el 16.
En 1925, la familia de Saramago se mudó a Lisboa, tras un breve paso por Argentina, donde su padre comenzó a trabajar de policía. Pocos meses después de la mudanza, falleció su hermano Francisco, dos años mayor. En 1934, a la edad de 12 años entró en una escuela industrial. En aquellos años incluso los estudios técnicos contenían asignaturas humanísticas. En los libros de texto gratuitos de aquellos años Saramago se encontró con los clásicos. Incluso en sus últimos años aún podía recitar de memoria algunos de esos textos.
Aunque Saramago era buen alumno, no pudo finalizar sus estudios porque sus padres ya no pudieron pagarle la escuela, por lo que para mantener a su familia Saramago trabajó durante dos años en una herrería mecánica. Comienzos como escritor
Pronto cambia de trabajo y comienza a trabajar de administrativo en la Seguridad Social. Tras casarse en 1944 con Ilda Reis, Saramago comienza a escribir la que acabará siendo su primera novela: Tierra de pecado, que se publicó en 1947 pero no tuvo éxito. Ese año nació su primera hija, Violante. Saramago escribió una segunda novela, Claraboya, pero nunca fue publicada. Los siguientes veinte años no se dedicó a la literatura. «Sencillamente no tenía algo que decir y cuando no se tiene algo que decir lo mejor es callar».
Entra a trabajar en una compañía de seguros. Simultáneamente colabora como periodista en Diário de Notícias, un periódico de alcance nacional, pero por razones políticas pronto es expulsado. Luego, colaboró como crítico literario de la revista Seara Nova y fue comentarista cultural. Formó parte de la primera dirección de la Asociación Portuguesa de Escritores, y también desempeñó la subdirección del Diário de Notícias. Desde 1976 se dedicó con exclusividad a su trabajo literario.
Sufrió censura y persecución durante los años de la dictadura de Salazar. Consigue trabajo en una editorial en la cual trabaja durante doce años. En su tiempo libre traduce varias obras: Maupassant, Tolstoi, Baudelaire, Colette…
En 1966 publicó Os poemas possíveis.
En 1969 se afilió al por aquel entonces clandestino Partido Comunista Portugués. Ese mismo año se divorcia de Ilda y abandona su trabajo en la editorial para dedicarse plenamente a vivir de la escritura, bien como articulista, bien como novelista. En 1970 publica Provavelmente alegria Entre 1972 y 1973 fue redactor del "Diário de Lisboa". En 1974 se sumó a la llamada "Revolución de los Claveles", que llevó la democracia a Portugal. En 1975 publica O Ano de 1993.
Consagración
Su primera gran novela fue Levantado do chão (1980), un retrato fresco y vívido de las condiciones de vida de los trabajadores de Lavre, en la provincia de Alentejo. Con este libro Saramago consigue encontrar su voz propia, ese estilo inconfundible, límpido y casi poético que lo distingue. En los siguientes años, Saramago publica casi sin descanso: Memorial do convento (1982), donde cuenta las más duras condiciones de vida del pueblo llano en el oscuro mundo medieval, en épocas de guerra, hambre y supersticiones.Este libro fue adaptado como ópera por Azio Corghi, y estrenado en el Teatro de la Scala de Milán, con el título de Blimunda, el inolvidable personaje femenino de la novela. También Corghi adaptó su obra teatral In nómine Dei, que con el nombre de Divara fue estrenada en Munster. De Azio Corghi es también la música de la cantata La muerte de Lázaro, sobre textos de Memorial del convento, El Evangelio según Jesucristo e In nómine Dei. Fue interpretada por vez primera en la iglesia de San Marco, de Milán. En 1984 Saramago publica El año de la muerte de Ricardo Reis y en 1986 A jangada de pedra (La balsa de piedra), donde cuenta qué sucedería si la península ibérica se desprendiera del continente europeo. Ese año, cuando tenía 63, conoce a quien sería su esposa hasta el final de sus días, la periodista española Pilar del Río, natural de Castril, Granada nacida en 1950, quien finalmente se convierte en su traductora oficial en castellano.
Traslado a la isla de Lanzarote
La novela El Evangelio según Jesucristo (1991) lo catapulta a la fama a causa de una polémica sin precedentes en Portugal —que se considera una república laica—, cuando el gobierno veta su presentación al Premio Literario Europeo de ese año, alegando que «ofende a los católicos». Como acto de protesta, Saramago abandona Portugal y se instala en la isla de Lanzarote (Canarias, España). En 1995 publica una de sus novelas más conocidas, Ensayo sobre la ceguera novela que fue llevada al cine en el 2008 bajo la dirección de Fernando Meirelles. En 1997 publica su novela Todos los nombres, que gozó también de gran reconocimiento. En 1998 gana el premio Nobel de literatura, convirtiéndose en el primer escritor —y hasta ahora el único— de lengua portuguesa en ganar este premio. Desde entonces compartió su residencia entre Lisboa y la isla canaria, participando en la vida social y cultural de ambos países cuyas estrechas relaciones justificó en una entrevista para proponer su idea utópica de creación de una Iberia unida.[3] Ateo declarado, colaboró ocasionalmente en prensa, aportando su punto de vista,[4] siempre agudo y comprometido.[5] En definición suya, "Dios es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio".[6] Una de sus últimas obras fue Las intermitencias de la muerte, cuenta de un país cuyo nombre no será mencionado y se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. De ahí en adelante, se relatarán situaciones inimaginables o no, ya que nadie muere pero siguen envejeciendo. Curiosa la frase que cierra su última novela, Caín, «La historia ha acabado, no habrá más que contar», ni que leer por sus admiradores...Muerte
Falleció a los 87 años, el día 18 de junio de 2010 , en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote, Las Palmas), a causa de una leucemia crónica que derivó en un fallo multiorgánico. Había hablado con su esposa y pasado una noche tranquila. Saramago escribió hasta el final de su vida, pues se dice que llevaba 30 páginas de una próxima novela.[7]Las cenizas del novelista portugués fueron depositadas el 18 de Junio del 2011 al pie de un olivo centenario, traído de su pueblo natal y trasplantado en la Plaza de las Cebollas frente a la Casa de los Bicos de Lisboa, al cumplirse el primer aniversario de su muerte,etc.
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