TÍTULO: EL IDIOMA DEL SEXO.
Aquella mañana Silvia decidió que ya no podía más del asqueo que le provocaba la vida. El despertador había sonado a las seis, el agua de la ducha no estaba bastante caliente y su futuro inmediato era un viaje en metro de una hora. Barcelona todavía no se había levantado y allí la teníamos, un día más, solitaria y somnolienta, de mala leche. Su único consuelo era intentar dormir durante el trayecto, en una esquina del vagón, y dejar pasar el tiempo como si nada existiera: ni la ciudad, ni las horas, ni ella misma. Era entonces cuando Silvia vivía uno de sus más escondidos secretos. Soñaba que él se le acercaba y, sin mediar palabra, se la comía a besos. Con el traqueteo del metro, los besos se convertían en embates, y cuando ella conseguía abrir las piernas para que él la penetrara, en megafonía una voz impersonal anunciaba su destino: Plaza España. Mierda. Así se quedaba ella, mojada e insatisfecha, hasta que aquel día tomó la decisión oportuna. Había leído el consejo en una entrevista con una cantante pop provocativa: no llevar ropa interior mejoraba los sueños eróticos. Aquella mañana había decidido ponerlo en práctica, una decisión que tendría consecuencias imprevisibles. neologismos del sexo en el idioma de la luna foto.
Ya llevaba media hora en el vagón, dormitando entre besos falsos y realidades asqueantes, cuando un joven se sentó delante de ella. Hacía rato que el movimiento rítmico del metro estaba haciendo sus efectos. Se notaba húmeda, con la seda de la falda rozándola como una caricia. Se dio cuenta de la presencia del chico porque la miraba con descaro. Estaban los dos solos y justo se había sentado enfrente. Silvia abrió los ojos para ponerse en guardia. El joven esbozó una sonrisa que a ella le pareció cómplice. Después le repasó el cuerpo con la mirada y sin disimulo. Los pechos de ella se movían ondulantes al ritmo del tren y le gustó saborear el gusto de su espectador. Los pezones se le marcaban en la camisa entallada y tuvo la tentación de desabrocharse un botón más. Lo hizo y él asintió con un suspiro inaudible. Entonces Silvia se subió ligeramente la falda para dejar los muslos al descubierto. Él reaccionó colocándose mejor en su silla, dudando ya si tenía que levantarse. Todavía no sabía que debajo de la falda estaba el cuerpo caliente de la chica, su sexo a punto, ya dispersando un aroma animal que se confundía con el olor ruidoso que hacen las ciudades.
Antes de darle el placer último de su secreto, ella dejó pasar dos paradas. Corría el riesgo de que él tuviera que bajar, pero la edad le había enseñado que hay esperas que merecen la pena. A ya poca distancia de su destino, Silvia abrió las piernas y se subió la falda. Él se vio atrapado por aquella visión inesperada y no pudo evitar ponerse la mano en su sexo ya erguido, a punto de estallar. La megafonía hubiera roto de nuevo el hechizo si no fuera porque él también se levantó para bajar en Plaza España, siguiéndola.
Silvia avanzaba hacia las escaleras automáticas notando sus ojos clavados en la espalda, pero todavía deseaba más y muy lentamente frenó cuando se encontraba al principio de la escalera. Él supo perfectamente qué hacer, dos pasos atrás, con aquel cuerpo de la mujer que se le ofrecía tan inesperadamente y que se elevaba al ritmo de las escaleras. No había mucho tiempo. Sólo tenía que levantar el brazo y podría tocarla, desaparecer debajo de la falda de seda, notar su deseo. Ella no quería salir a la superficie y, sin pensarlo, bajó dos escalones para apretarse al joven, que lo aprovechó para clavarse a sus espaldas. Silvia notó su verga impaciente, apuntándola por detrás y musitó una palabra:
-Hazlo.
El hombre obedeció siguiendo sus impulsos y los dos desearon que las escaleras dejaran de funcionar, les regalaran más tiempo antes de ser escupidos a la ciudad. Por una vez, sus rezos fueron escuchados y el mecanismo elevador se detuvo. Ella pudo notar cómo él se deslizaba dentro de su cuerpo y sus jadeos se disiparon por los subterráneos. Por fin, se dijo ella.
Aquel día llegó al trabajo con la cara iluminada. Sus compañeros no notaron nada.
De hecho, nadie notó que aquel día en la ciudad no hubo ningún crimen, sus entrañas se habían colmado de placer y estas cosas siempre tienen sus consecuencias.
TÍTULO: EL PAPA CUMPLE 85 AÑOS.
El papa Benedicto XVI, que hoy cumplió 85 años, ha afirmado que se encuentra en el "último tramo" de su vida, que no sabe "lo que le espera", pero que sabe que la luz de Cristo "es más fuerte que cualquier oscuridad" y que ello le ayuda a continuar "con seguridad".
El pontífice hizo estas manifestaciones durante la misa que ofició en la capilla Paulina, del Palacio Apostólico, ante unos 200 compatriotas alemanes venidos expresamente para felicitarle, entre ellos el ministro presidente de Baviera (Alemania), el socialcristiano Horst Seehofer, y los obispos de Baviera.
"Me encuentro ante el último tramo del recorrido de mi vida y no sé qué me espera. Sé que la luz de Dios está, que Él ha resucitado, que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad, que su bondad es más fuerte que cualquier mal de este mundo y ello me ayuda a continuar con seguridad", afirmó en la homilía.
El papa Ratzinger, que este domingo pidió que recen por él para que pueda realizar la misión que Dios le ha confiado, subrayó hoy que agradecía "de corazón" a todos los que continuamente le hacen "percibir a Dios a través de su fe".
Hablando en alemán y ante sus compatriotas, el pontífice dijo que santa Bernadette, la vidente de Lourdes, y Benito José Labre, un santo del siglo XVII conocido como el "peregrino de los mendigos", son las dos figuras de referencia que ha tenido desde pequeño.
A esos dos "faros" une el Sábado Santo, el día del silencio, cuando se celebra la Vigilia Pascual, el preludio del anuncio de la Resurrección de Cristo. Y es que Joseph Ratzinger vino al mundo el 16 de abril de 1927, que era Sábado Santo.
De Bernadette Soubirous destacó que la joven francesa "sabía ver" lo que la Virgen indicaba: "El manantial de agua viva, pura, agua que es la imagen de la verdad que se acerca a la fe, de la verdad no disimulada y no contaminada".
"En nuestro tiempo, en el que vemos al mundo afligido, es necesaria el agua sin contaminar, el agua que da la vida, la que en este siglo, como en los anteriores, nos purifica y nos sana", señaló el obispo de Roma.
De Benito José Labre destacó su peregrinación por toda Europa: "Un santo europeo -dijo- que no quiso hacer otra cosa que rezar y dar testimonio de Dios, lo que de verdad cuenta".
Con Dios -agregó el papa- "caen las fronteras", ya que para Él "todos somos hermanos y formamos parte unos de otros".
Benedicto XVI recibió en esta jornada la felicitación de personalidades y fieles de todo el mundo, entre ellos de sus párrocos de la diócesis de Roma, de la que él es titular, quienes en dialecto le dijeron "Qui te volemo tutti bene" ("Aquí todos te queremos").
Ante las numerosas personas reunidas en la plaza de San Pedro del Vaticano, el papa salió a la ventana de su apartamento para saludar a los presentes, muchos de los cuales le cantaron "feliz cumpleaños".
Para que todos los que lo deseen puedan felicitarle, la Santa Sede abrió el sitio web "auguri.benedettoxvi@vatican.va", al que se accede a través del sitio oficial www.vatican.va.
Benedicto XVI vivió la jornada como un día más, trabajando. Además de sus compatriotas, contó con la presencia de su hermano mayor, Georg, de 88 años, también sacerdote, venido expresamente desde Ratisbona (Alemania) para estar junto al "pequeño de la familia", cuya salud siempre le ha preocupado.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, destacó hoy del papa la "amabilidad" y la "atención" que presta a las personas a las que recibe, así como su lucidez, claridad de pensamiento y de expresión, "que llama la atención de manera profunda".
Lombardi aseguró que al papa le preocupa la secularización, el olvido de Dios, el relativismo y la pérdida de referencia de tantas personas en la época moderna, y que "ha sufrido" por los casos de "incoherencia e infidelidad" a la misión de la Iglesia y a su dignidad, en referencia a los casos de clérigos pederastas.
Benedicto XVI celebrará el próximo día 19 de abril el séptimo aniversario de su elección como sucesor del apóstol Pedro en el cónclave celebrado en 2005 tras la muerte de Juan Pablo II.
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