Esta historia me fue contada por un compañero de facultad, al cual le ocurrió el siguiente suceso?
Él vivía alquilado en una vieja casa del barrio sevillano de Triana y la compartía con otros 3 chavales más. La casa, que estaba en una de las zonas más viejas del barrio, era muy vetusta y polvorienta. La mayoría de los muebles, de madera, estaban medio carcomidos por el paso del tiempo; así que crujían mucho.
Esto hizo que las primeras semanas todos estuvieran tranquilos y confiados, ya que los ruidos y crujidos que escuchaban por las noches provenían de los muebles; o eso era lo que querían ellos creer?
Al mes de estar instalados, empezaron a acometerse ?sucesos extraños?; el primero ocurrió un martes de madrugada, con el televisor del salón como protagonista. Uno de ellos empezó a escuchar ruidos en el salón, acto seguido se asomó y vio que era la tele que estaba encendida; pensó que era uno de sus compañeros que estaban viéndola antes de acostarse, así que volvió a la cama. Al instante, el volumen de la televisión aumentó de forma considerable, por lo que empezó a pedir a voces que la bajara; al seguir el estruendo del aparato de TV se levantó de la cama, de nuevo, a ver que demonios ocurría. A llegar al salón vio a sus otros 3 compañeros, en pijama y con cara de dormidos, en frente del TV preguntándose quien se había dejado encendida la televisión; y lo más importante, ¿quién había subido el volumen?
Otros sucesos, de los que no fui adecuadamente informado por mi amigo, fueron:
- Grifos que se abrían a altas horas de la noche.
- Bombillas que se encendían y explotaban.
- Crujidos y pisadas por todo el piso.
Los cuatros compañeros de piso estaban asustados, no se podían explicar lo que ocurría; ellos escuchaban cosas, pero no veían nada. Creían que se estaban volviendo chalados.
Un día, la madre de uno de ellos les hizo una visita y se quedo a dormir con ellos por petición de ellos; su hijo, a las 4 de la madrugada se despertó al oír ruidos en el salón. Se armo de valor y fue a dicha habitación, en donde encontró a su madre sentada en el sofá-cama; estaba sudando la gota gorda y mirando a la nada. Él le pregunto si algo le ocurría, si estaba enferma o algo así; ella contesto que no podía dormir con las presencias que había en el piso.
Al día siguiente llamaron a la casera del piso y le pidieron explicaciones de tales sucesos paranormales; la casera les contó, avergonzada y nerviosa, que, antaño, en ese piso se había practicado sesiones de espiritismo. Mi compañero de clase decidió que dejaran el piso y buscaran otro donde poder pasar el año de estudios.
Recuerdo que al contarme esta pequeña historia decidí ir a ver la casa de marras y al llegar vi tenia un cartel que ponía ?EDIFICIO EN DEMOLICIÓN?.
A las pocas semanas el edificio fue demolido, dejando nada más que un hueco en aquella antigua calle de Sevilla; pero una pregunta se me vino a la cabeza: ¿Qué habría pasado con los ?espíritus??
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