El 'Vamos a la cama' de la familia Telerin mandó a dormir
a millones de niños y adolescentes españoles en los años 60. Este
mítico anuncio se emitía a las 20.30 horas en invierno y 21.00 horas en
verano. Si esta graciosa familia animada volviera a recorrer las
pantallas de la 'caja tonta' en pleno siglo XXI despertaría alguna
carcajada, algo de nostalgia, pero poca obediencia. Entre otras cosas
porque a esas horas muchos jóvenes ni siquiera estarían en su casa, sino
haciendo deporte o alguna otra actividad extra-escolar. Y los que
estuvieran en su hogar preferirían hablar con sus amigos por el móvil o
las redes sociales antes que acostarse. Y es que el 75% de los
adolescentes reconocen que no duermen lo suficiente porque trasnochan
demasiado. Los jóvenes se privan de horas de sueño por usar el teléfono
móvil, ver la televisión o navegar por internet, según revela la
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria en un documento.
¿Quién no tiene sueño cuando suena el despertador?
Bostezos, cabezadas e incluso ojos que se vuelven a cerrar. El problema
es cuando esos síntomas no remiten en los primeros minutos del despertar
y se prolongan durante todo el día. Este podría ser el panorama en un
aula a primera hora de la mañana. Síntomas todos ellos de falta de
sueño. Y es que estudios recientes elaborados en centros escolares han
detectado que hasta un 10% de los alumnos presenta somnolencia durante
el día y casi el 20% se encontraba cansado en clase. Naturalmente, esto
se traduce en un peor rendimiento académico. Además, a la larga este
trastorno del sueño puede causar problemas de salud como fatiga o
tendencia al sobrepeso.
España es uno de los países donde menos se duerme de toda
Europa. La media está en siete horas, cuando los especialistas
recomiendan al menos ocho. Este problema de la población adulta es una
de las causas que dificulta la conciliación laboral y familiar. Ahora,
además, esta insana práctica cultural se ha transmitido a los jóvenes y
niños ayudados por las posibilidades de comunicación que ofrecen las
nuevas tecnologías.
Los pediatras aconsejan a los adolescentes dormir diez
horas para poder afrontar con energía física y mental la jornada
siguiente. Una recomendación que se incumple mayoritariamente. El
principal enemigo del sueño en estos jóvenes son las nuevas tecnologías.
Y es que los jóvenes se quedan horas después de cenar enganchados a las
redes sociales. Los expertos proponen disuadirles de algunos hábitos
que se han generalizado en horas intempestivas, como ver la televisión
por la noche en la cama -las principales audiencias se producen a esas
horas-, navegar por internet, practicar deporte antes de acostarse o
consumir bebidas con cafeína. También aconsejan que los jóvenes apaguen
el móvil mientras duermen para impedir que una llamada o mensaje
interrumpa el sueño.
Mitificar la noche
Otra de las causas que señalan los expertos es la
tendencia a mitificar la noche. La sociedad ha inculcado a los jóvenes
una visión atractiva de la noche, donde la fiesta y la diversión se dan
cita a esas horas. Por el contrario, se traslada la idea de que dormir
es algo «aburrido», «una pérdida de tiempo» y algo casi innecesario. La
asociación de pediatría advierte en su artículo que estas prácticas
suponen un círculo vicioso de insomnio nocturno y somnolencia diurna que
conlleva «nefastas consecuencias» en las relaciones familiares,
sociales y de rendimiento académico que cuestan subsanar.
Para corregir este problema proponen la creación de una
buena «higiene del sueño» consistente en implantar horarios y rutinas en
el día da día de los niños. En ese calendario, consensuado entre padres
e hijos para evitar conflictos y asegurarse el cumplimiento, debería
contener las tareas que realizan estos jóvenes. Desde acudir a clase a
actividades extra-escolares y también tiempo libre de ocio. Sin embargo,
deben contemplar las horas de llegar a casa (en función de la edad del
menor) y de acostarse.
«Establecer unos horarios para irse a la cama, lejos de
constituir una disciplina esparta, sirve para darle al niño una
seguridad traducida en un sueño tranquilo y reparador», explican. Sin
embargo, por muchos calendarios, horarios razonables y consejos de
expertos, siempre será recomendable programar el despertador dos veces.
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