Después de llevar tres años sin aparecer públicamente y tras superar una operación de corazón, el escritor brasileño Paulo Coelho ha ...
Paulo Coelho-foto-: «Hoy no se entiende el escritor sin Twitter ni Facebook»
El escritor brasileño presenta su último libro, .
Después de llevar tres años sin aparecer públicamente y tras superar una operación de corazón, el escritor brasileño Paulo Coelho ha presentado hoy su último libro, El manuscrito encontrado en Accra, en un acto en el que ha hecho una una intensa defensa de Internet y de la redes sociales.
«Para mí, escribir significa el contacto humano
-ha explicado-. Nunca he comprendido eso del escritor aislado en su
torre de marfil. Internet es una revolución, y las redes sociales,
Twitter, Facebook, mi blog o los post, han cambiado todo. Ha creado otro
Renacimiento», ha subrayado el autor de El alquimista, ante una sala repleta de periodistas.
Y es que Coelho, que tiene 17 millones de seguidores en las redes sociales y que ha vendido cerca de 150 millones de libros en 168 países y en 73 idiomas,
lo primero que ha hecho, antes de iniciar la rueda de prensa, ha sido
poner un tuit a sus amigos para comunicarles que estaba presentando su
libro.
«La tendencia del escritor hoy en día es
básicamente escribir en las plataformas para compartir su trabajo. El
sueño del escritor es que sea leído; no es hacer un jardín para su
libro, sino captar otras sensaciones humanas, compartir y que haya una
compresión mutua», ha argumentado un Coelho parlanchín, si se tiene en cuenta que ya no quiere dar entrevistas ni hacer presentaciones de sus libros.
Pero este escritor de 64 años, con una biografía
intensa, rebelde, hippie, transgresor, viajero por el mundo o víctima de
torturas durante la dictadura brasileña, entre otras cosas, que
encontró la paz en 1986 tras recorrer el Camino de Santiago, cree que en
este momento de revolución tecnológica existe, por contra, una crisis
de valores.
Y para hablar de ello ha escrito El manuscrito encontrado en Accra,
publicado en España por Planeta y que saldrá en América Latina el 22 de
noviembre, excepto en Colombia que saldrá el día 6 diciembre, al igual
que en Estados Unidos, publicado por Random House Mondadori.
En él narra la historia del manuscrito de Accra,
escrito en árabe, hebreo y latín, que cuenta el relato sobre los
consejos que le dio un sabio griego a la población de Jerusalén en la
víspera de la invasión de los cruzados.
Así, en un claro homenaje a la obra El profeta, de Gigrahim, como ha señalado hoy el propio autor, El manuscrito encontrado en Accra
es una parábola sobre la falta de valores en la sociedad de hoy. «Unos
valores que son los mismos hoy que hace 1000 o 5000 años», un libro
sobre la pregunta eterna: Quién soy yo.
Un libro sin respuesta, pero con muchas preguntas
-«porque yo no tengo respuestas, solo preguntas»-, añade este hombre
que siempre va vestido de negro y que empezó a escribir tarde, aunque
desde entonces no ha parado.
Y un libro escrito de forma alegórica que va
dirigido a todos aquellos que se dejan sorprender, que tienen curiosidad
y que no olvidan a ese niño que todos llevamos dentro, ha dicho Coelho. «El niño es el que habla con la voz más pura, el que se afronta los desafíos del mundo presente sin prejuicio», ha añadido.
«No me interesa la felicidad, prefiero la alegría»
De forma repetida, el autor siempre ha comentado
que no le gusta que le llamen gurú o visionario, pero lo cierto es que
la mayoría de libros de Coelho, de forma explicita o implícita,
llaman a la espiritualidad; y hoy, en su rueda de prensa, también se
respiraba una llamada a reivindicar lo básico, lo esencial.
Cuando se le ha preguntado al escritor acerca de
la felicidad, éste ha contestado que no creía en ella. «Es una invención
del siglo XVIII. Ahora tenemos el consumo, que puede hacer parecer
feliz a mucha gente, y eso qué es», se ha preguntado . «No me interesa
la felicidad, prefiero la alegría. La felicidad es para el tiempo y el
espacio, nada más».
Contento y entregado, el autor de El diario de un mago
ha recalcado que le encantan los desafíos y que este libro era uno.
«Estoy muy contento con este libro y tengo tanta ilusión como el
primero», ha concluido el autor de El zahir.
TÍTULO: CLUB MARCA JORDI ARRESE ENTREVISTA:
Pues por poner una excepcion.....si no hay torneo, pasaros por el club de tenis de ... Jordi Arrese ha hecho esta declaración en una entrevista a Radio Marca.
Heridas por cicatrizar,.
Jordi Arrese, Juan Bautista Avendaño y Josep Perlas, los capitanes, son conscientes, aunque no lo digan, de las fisuras del equipo.
No; ninguno de los miembros del G-3, el grupo de tres capitanes del
equipo español, quiso ayer hablar con claridad sobre las consecuencias
futuras de sus decisiones en esta final de la Copa Davis. No resultaron
agradables para nadie. Ni para algunos jugadores ni mucho menos para
ellos. Pero los resultados demostraron que han acertado. Y ellos, al
menos, encontraron motivos para sentirse satisfechos.
"Ha sido durísimo", confesó Jordi Arrese, el que se sentó en el banquillo; "tomamos decisiones controvertidas y sabíamos que podían ir en nuestra contra. Pero el éxito es sólo para aquellas personas que se arriesgan y que hacen las cosas disipando todas las dudas. No tenemos ningún apego al cargo. Nosotros fuimos honrados y aplicamos las conclusiones a las que llegamos los tres. Ahora sabemos que no nos equivocamos".
No fue fácil para Juan Carlos Ferrero, un número uno y campeón de Roland Garros, enterarse de que iba a ser sustituido por Rafael Nadal el jueves por la mañana, justamente unas horas antes de entrar en el sorteo. Y más duro aún le resultó que luego, el viernes, tras comprobar el estado físico en que había quedado Nadal en su duelo contra Andy Roddick, el G-3 le pidiera otro esfuerzo y que disputara el partido de dobles. Tampoco para Tommy Robredo fue agradable descubrir primero que nadie contaba con él, a pesar de ser el 13º del mundo, cuando se planteó la sustitución de Ferrero y, después, descubrir de golpe y porrazo que iba a saltar a la pista con otro compañero en el doble.
No les sentó bien. Y Robredo así se lo comunicó a los capitanes cuando se reunió con ellos el viernes por la noche. Aunque aparentemente la cordialidad seguía reinando, la verdad es que el grupo quedó realmente tocado con todas aquellas situaciones porque esta vez no existía la complicidad de 2000, cuando los jugadores se habían comprometido con los cuatro capitanes en una cruzada a muerte para conseguir la Copa Davis.
"Durante muchos años, los primeros del ránking sabían que tenían un sitio asegurado en el equipo y en los partidos individuales", explicó Juan Bautista Avendaño, miembro del G-4 y ahora del G-3; "pero a partir de 2000 aquello cambió. Ferrero jugó contra Rusia, pero no en las semifinales frente a Estados Unidos cuando estaba convencido de que lo haría. Y Àlex Corretja, número uno español entonces, no disputó ningún individual en la final ante Australia. Aquel compromiso entre los jugadores y los capitanes nos habilitó para tomar decisiones realmente importantes. Y la situación prosiguió cuando llegó el G-3".
La primera bomba que les estalló en las manos se produjo antes de la final de 2003, cuando decidieron relevar a Albert Costa por Feliciano López para que jugara junto a Corretja en el doble. Costa había jugado las tres eliminatorias anteriores y se había inscrito con Corretja en varios torneos del circuito para preparar el dúo.
"Costa comentó que había perdido la confianza en el G-3 y eso me aludía también a mí", comenta Josep Perlas, que entonces era su entrenador; "aunque habíamos establecido la diferencia entre ser su técnico y ser uno de los capitanes, cuando aquello ocurrió hubo detalles que delataban que no se estaba sintiendo a gusto conmigo y creo que la situación afectó incluso a su tenis". Hace unos meses se produjo la ruptura entre ellos. Un desenlace similar al que tuvo con Carlos Moyà tras ser apeado de la final de 2000.
Sin embargo, la controversia se vivió este año en cada eliminatoria. En Brno, en la primera ronda, López entró incluso rebotado al vestuario tras conseguir empatar la eliminatoria a dos y se dirigió a Robredo, al que había sustituido, para decirle: "¡Parece que no te alegres de mi victoria!". Después, en las semifinales contra Francia, en Alicante, fueron los capitanes los que se dirigieron a Moyà para decirle que iban a sustituirle por Nadal porque atravesaba un momento de dudas en su juego ante el enfado del de Hostalric, que no entendió por qué no se contó con él.
Así que, cuando llegó a Sevilla, el equipo ya estaba bastante convulsionado. Y, cuando se produjeron las últimas decisiones del G-3, todo se fue resquebrajando, empezando por los entornos de los jugadores más afectados. En la fiesta de celebración todos se sintieron muy unidos. Pero, en el fondo, todos saben que hay unas heridas que quizá no se cicattricen. Puede que sean una causa para el final del G-3. O puede que no haya tiempo para tomarse el desquite. Porque en las elecciones a la presidencia federativa del próximo 29 de enero hay grandes posibilidades de que Pedro Muñoz supere a Agustí Pujol. Y entonces el futuro de los capitanes quedaría en el aire.
"Ha sido durísimo", confesó Jordi Arrese, el que se sentó en el banquillo; "tomamos decisiones controvertidas y sabíamos que podían ir en nuestra contra. Pero el éxito es sólo para aquellas personas que se arriesgan y que hacen las cosas disipando todas las dudas. No tenemos ningún apego al cargo. Nosotros fuimos honrados y aplicamos las conclusiones a las que llegamos los tres. Ahora sabemos que no nos equivocamos".
No fue fácil para Juan Carlos Ferrero, un número uno y campeón de Roland Garros, enterarse de que iba a ser sustituido por Rafael Nadal el jueves por la mañana, justamente unas horas antes de entrar en el sorteo. Y más duro aún le resultó que luego, el viernes, tras comprobar el estado físico en que había quedado Nadal en su duelo contra Andy Roddick, el G-3 le pidiera otro esfuerzo y que disputara el partido de dobles. Tampoco para Tommy Robredo fue agradable descubrir primero que nadie contaba con él, a pesar de ser el 13º del mundo, cuando se planteó la sustitución de Ferrero y, después, descubrir de golpe y porrazo que iba a saltar a la pista con otro compañero en el doble.
No les sentó bien. Y Robredo así se lo comunicó a los capitanes cuando se reunió con ellos el viernes por la noche. Aunque aparentemente la cordialidad seguía reinando, la verdad es que el grupo quedó realmente tocado con todas aquellas situaciones porque esta vez no existía la complicidad de 2000, cuando los jugadores se habían comprometido con los cuatro capitanes en una cruzada a muerte para conseguir la Copa Davis.
"Durante muchos años, los primeros del ránking sabían que tenían un sitio asegurado en el equipo y en los partidos individuales", explicó Juan Bautista Avendaño, miembro del G-4 y ahora del G-3; "pero a partir de 2000 aquello cambió. Ferrero jugó contra Rusia, pero no en las semifinales frente a Estados Unidos cuando estaba convencido de que lo haría. Y Àlex Corretja, número uno español entonces, no disputó ningún individual en la final ante Australia. Aquel compromiso entre los jugadores y los capitanes nos habilitó para tomar decisiones realmente importantes. Y la situación prosiguió cuando llegó el G-3".
La primera bomba que les estalló en las manos se produjo antes de la final de 2003, cuando decidieron relevar a Albert Costa por Feliciano López para que jugara junto a Corretja en el doble. Costa había jugado las tres eliminatorias anteriores y se había inscrito con Corretja en varios torneos del circuito para preparar el dúo.
"Costa comentó que había perdido la confianza en el G-3 y eso me aludía también a mí", comenta Josep Perlas, que entonces era su entrenador; "aunque habíamos establecido la diferencia entre ser su técnico y ser uno de los capitanes, cuando aquello ocurrió hubo detalles que delataban que no se estaba sintiendo a gusto conmigo y creo que la situación afectó incluso a su tenis". Hace unos meses se produjo la ruptura entre ellos. Un desenlace similar al que tuvo con Carlos Moyà tras ser apeado de la final de 2000.
Sin embargo, la controversia se vivió este año en cada eliminatoria. En Brno, en la primera ronda, López entró incluso rebotado al vestuario tras conseguir empatar la eliminatoria a dos y se dirigió a Robredo, al que había sustituido, para decirle: "¡Parece que no te alegres de mi victoria!". Después, en las semifinales contra Francia, en Alicante, fueron los capitanes los que se dirigieron a Moyà para decirle que iban a sustituirle por Nadal porque atravesaba un momento de dudas en su juego ante el enfado del de Hostalric, que no entendió por qué no se contó con él.
Así que, cuando llegó a Sevilla, el equipo ya estaba bastante convulsionado. Y, cuando se produjeron las últimas decisiones del G-3, todo se fue resquebrajando, empezando por los entornos de los jugadores más afectados. En la fiesta de celebración todos se sintieron muy unidos. Pero, en el fondo, todos saben que hay unas heridas que quizá no se cicattricen. Puede que sean una causa para el final del G-3. O puede que no haya tiempo para tomarse el desquite. Porque en las elecciones a la presidencia federativa del próximo 29 de enero hay grandes posibilidades de que Pedro Muñoz supere a Agustí Pujol. Y entonces el futuro de los capitanes quedaría en el aire.
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