domingo, 3 de febrero de 2013

LA CHE DE ALEPO./ LA CHINA DE LOS HUESOS DE ORO,.

TÍTULO: LA CHE DE ALEPO.
El alias de esta guerrillera es muy apropiado, Guevara, pero su pasado es menos belicoso del que puede imaginarse. Pese a la naturalidad ...
 El alias de esta guerrillera es muy apropiado, Guevara, pero su pasado es menos belicoso del que puede imaginarse. Pese a la naturalidad con la que abraza su fusil, antes de que comenzara la guerra que está desangrando Siria era la directora de una escuela de Secundaria. Entonces, los edificios de Alepo que aparecen destrozados al fondo tenían un aspecto más habitable. Esta mujer siria de origen palestino, casada con un comandante de la brigada de Al Wa'ad -que combate contra el régimen del presidente Bashar Al-Assad-, se ha convertido en uno de sus francotiradores más certeros. Dice que peleará hasta que caiga el Gobierno. Es más, vestida de camuflaje, confiesa que éste es el periodo más feliz de su vida. Mucho mejor que reprender a muchachos traviesos o rellenar actas. Ella prefiere correr de acera a acera con la cabeza agachada esquivando los disparos del enemigo o dar órdenes a sus compañeros de batallón, todos hombres. El número de muertos desde que comenzó la guerra supera los 60.000, según la ONU. Un centenar de ellos, víctimas de las fuerzas leales a Assad, aparecieron en un canal de Alepo esta semana con un tiro en la cabeza. Algunos eran demasiado pequeños, niños. Como los de la escuela de Guevara. Como el que espera la mujer de Assad.

TÍTULO:  LA CHINA DE LOS HUESOS DE ORO,.

 Es posible regresar por la puerta grande a una industria tan exigente como la moda después de un paréntesis de 50 años? ¿Cómo se explica ...

Es posible regresar por la puerta grande a una industria tan exigente como la moda después de un paréntesis de 50 años? ¿Cómo se explica que el oficio más implacable con el paso del tiempo acoja con los brazos abiertos y contratos millonarios a una octogenaria que ha preferido volver al tajo en lugar de seguir descansando junto a sus nietos en las tranquilas playas de los Hamptons, refugio de las familias neoyorquinas más acaudaladas? Las respuestas tienen un nombre propio: Noelie Dasouza Machado. Aunque todo el mundo la conoce como China Machado desde que Givenchy se fijara en ella y Richard Avedon, el mítico fotógrafo, la convirtiera en un icono de estilo. Al buscarse un nombre artístico recordó lo que le gritaban en Argentina: «¡Chinita, China!».
Hija de banqueros portugueses, nacida en Shanghái y exiliada en Argentina y Perú, es una mujer acostumbrada a romper moldes. Lo hizo a finales de los años cincuenta del siglo pasado, cuando una amiga la aconsejó que probara suerte como maniquí para olvidar sus desgracias amorosas. Y lo ha vuelto a hacer a sus 82 años en un regreso tan inesperado como espectacular. Cómo justificar si no su fichaje por IGM Models, la agencia de maniquíes más poderosa del mundo. Aunque podría ser la abuela de ambas, China Machado presume de ser compañera (y también rival) de Kate Moss y la brasileña Gisele Bündchen. Pero, ¿qué tiene esta mujer para que los grandes almacenes de lujo Barneys le hagan la ola e inunden Nueva York de vallas publicitarias con su exótico rostro, la poderosa Carine Roitfeld se encargue del estilismo de sus campañas y Bruce Weber la coloque en el centro de su objetivo? «Nunca me consideré una mujer bonita. Avedon fue el único hombre que me hizo sentir realmente hermosa», afirma.
Para François Nars, desprende un aura especial por su capacidad de combinar «elegancia y despreocupación». El maquillador de las estrellas cree que abandera la «sofisticación de una era» que probablemente «nunca más volverá». Ivan Bart, el director de IGM Models, nunca reparó en su edad antes de dar el visto bueno a su contratación. «Su atractivo es evidente», remarca.
No es el único que lo piensa. Si hay una industria que mira con lupa el carné de identidad, ésta es la moda. Y, aunque está resistiendo mejor que ninguna el envite de la crisis, tampoco regala nada a nadie. Menos a una anciana, por mucho que no aparente la edad que tiene. Pero el caso es que desde que Dennis Freedman, un amigo de su hija, le dedicara hace un par de años un generoso reportaje periodístico de 20 páginas, su impacto mediático no ha dejado de crecer. «Cada mes estoy en alguna revista. Es una locura», se justifica la protagonista de esta historia plagada de sinsabores.
China cambió la historia de la moda en 1959. Fue la primera modelo de origen asiático que protagonizó la portada de 'Harper's Bazaar', pese a la oposición de los ejecutivos de la publicación por no ser blanca y el temor a perder «todas las suscripciones del sur de Estados Unidos». Machado, que tardó dos décadas en enterarse de este desagradable asunto, solo trabajó de maniquí tres años en Estados Unidos. Suficientes para revolucionar el negocio. Durante este tiempo posó en exclusiva para Avedon, que la convirtió en su musa. Diana Vreeland la llamó 'huesos de oro' nada más verla entrar en su despacho. «¡Exquisita, maravillosa!», gritó la poderosa editora.
Lista de amantes
Machado sedujo a todo tipo de hombres y mujeres, aunque ha sufrido un sinfín de humillaciones. Algunos clientes se negaron a comprar la ropa del diseñador (Oleg Cassini) que eligió para el reportaje con el que Avedon la lanzó al estrellato. Sin embargo, el mayor berrinche se lo llevó cuando el torero Luis Miguel Dominguín la dejó por la actriz Ava Gardner. Con solo 19 años, China se enamoró de un hombre que la condujo a la más absoluta soledad, aunque estuvieran rodeados de gente a todas horas. Cuenta que cuando entraban en un restaurante «se hacía el silencio» y todo el mundo se levantaba a aplaudirles. Pero no era a ella, sino al torero. «Era como estar con un dios».
Aunque la España de los cincuenta la condenó al más absoluto «ostracismo», nunca se arrepintió de los años que vivió junto al «primer gran amor» de su vida. Por el padre de Miguel Bosé «me fugué» de Perú y perdió toda relación con su familia, que dejó «de dirigirme la palabra durante quince años», aunque China nunca tuvo un mal gesto hacia ellos. Tan enamorada estaba del matador que llegó a curarle las heridas de una cogida en Venezuela. Con Dominguín descubrió un mundo que «nunca pensé que trataría», gente de la que solo «había leído u oído hablar». La chica delgada del mechón blanco, ojos rasgados y pómulos extraordinarios era «una chiquilla que no estaba preparada» para vivir empresas sentimentales tan exigentes para su edad.
Gracias a los contactos de gente tan influyente se le abrieron unas puertas que nunca imaginó. «Si se abre una puerta, más vale que entres bailando», solía decir . El clavo de Dominguín se lo quitó con una selectiva lista de amantes, en la que figuró el apolíneo actor William Holden. Machado tardó poco en despuntar como la modelo más famosa de la época y la reina de las fiestas de Manhattan. «Todos los anuncios me presentaban estúpidamente como '¡La Gran China!'. Me sentía como en un circo. Mi look era demasiado exótico para las editoras», recuerda. De nuevo en la cúspide, no echa nada de menos. «Viví lo que viví y me divertí muchísimo, pero la mayoría de las personas que conocí ya no están»,.

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