-foto--Victorio Román Centeno no conoció la escuela. Desde bien pequeño ayudaba en las faenas del campo y no tuvo la oportunidad de aprender,.
Victorio Román Centeno no conoció la escuela. Desde bien
pequeño ayudaba en las faenas del campo y no tuvo la oportunidad de
aprender a leer ni escribir, mientras que las 'cuatro reglas' -suma,
resta, multiplicación y división- las aprendió en la universidad de la
vida. Con 15 años de edad perdió a sus padres y, dado que era el varón
mayor de cuatro hermanos, tuvo que hacerse cargo de la empresa agraria
familiar. No tuvo más remedio que fijarse bien en las letras y en los
números para que el negocio, que había quedado seriamente tocado tras la
guerra civil, saliera adelante. Victorio Román se encargaría desde
aquel momento y hasta su jubilación de llevar el papeleo de la empresa.
En los ratos libres trataba de leer y escribir, pero
siempre de manera autodidacta; nadie le dio jamás una clase ni le
explicó nada de gramática, ortografía, sintaxis. Tras una vida laboral
activa de más de 70 años llegó la hora de 'colgar los bártulos', y fue
entonces cuando comenzó a escribir, de manera muy sui generis, con
muchas faltas de ortografía, pero con una voluntad inmensa. Así,
actualmente a sus 92 años es el columnista más veterano de la revista
cultural local Azagala, pero también es el socio de más edad tanto del
Hogar del Pensionista como del Casino.
Victorio presume de llamar al pan pan y al vino vino, de
manera que reivindica sus derechos a través de la escritura y critica
aquellas cosas que ve mal. Su osadía ha llegado al extremo de que en
poco más de dos años ha remitido cartas escritas de su puño y letra a
cuatro presidentes, dos nacionales: Zapatero y Rajoy, y otros dos
regionales, Vara y Monago. A todos ellos les ha hablado de tender
puentes para el diálogo y les ha dejado clara su opinión en el sentido
de que el bienestar y progreso de España y Extremadura está por encima
de los intereses políticos. A Zapatero le dio unos consejos sobre el
problema de la vivienda y a Rajoy le mostró su preocupación por el poder
adquisitivo de las pensiones. A Fernández Vara le gustó tanto la
iniciativa de Victorio que, en lugar de contestarle por carta como los
demás presidentes, se acercó a Alburquerque para saludarle y juntos
trataron varios temas sentados en la mesa camilla de su casa. Dos fotos
de ambos juntos presiden ahora la entrada y la salita de su humilde
vivienda.
Del último que recibió respuesta fue de José Antonio
Monago, a quien le había explicado los cambios históricos y políticos
que ha conocido en sus 92 años. El actual presidente de la Junta le
contestó con una carta muy entrañable en la que decía sentirse
complacido al «comprobar que sigue intacto su interés por el devenir de
la actualidad su preocupación porque las cosas se hagan bien, idea que
compartimos plenamente».
Ahora, tras cartearse con los presidentes, a los que
remitió sus escritos sin corrección ortográfica alguna ni prejuicios de
ninguna clase, solo le queda picar más alto, y ya prepara carta para el
Rey.
TÍTULO: AL PRINCIPIO ME SENTIA RARO CON LA SOTANA,.
Se imaginan a Danny Zuko (el protagonista masculino de Grease) cambiando la chupa de cuero y el peine por la sotana? Es justo lo que ha ...
¿Se imaginan a Danny Zuko (el protagonista masculino de
'Grease') cambiando la chupa de cuero y el peine por la sotana? Es justo
lo que ha tenido que hacer Jordi Coll (Mataró, Barcelona, 1985) que se
bajó de las tablas del musical 'Grease' para meterse de lleno en el
papel del diácono Gonzalo Valbuena en los duros años 20 españoles en los
que se ambienta 'El Secreto de Puente Viejo' (17.30 horas en Antena 3).
Ahora, es uno más de la serie y las animadas aulas son solo un
recuerdo. Es tiempo de lidiar con oscuros personajes y luchar contra
situaciones en las que tendrá que elegir entre los hábitos o su
libertad.
- De Danny Zuko a diácono de pueblo. ¡Toma cambio!
- (Risas) Sí, es muy entretenido cambiar la chaqueta de
cuero por la sotana. Ahora que llevo unos meses aquí la cosa pinta bien.
Estoy muy ilusionado.
- Su personaje es un buenazo.
- A parte de bueno, que sería lo más fácil, es la
contradicción pura. Durante su infancia las ha pasado canutas pero hay
algo dentro de él que le lleva a hacer el bien e intentar encontrar el
amor en todos los sentidos. ¡Sí, en todos los sentidos! Todo lo que le
pasa le pone entre la espada y la pared.
- ¿Sería capaz de abandonar los hábitos por amor?
- Ha estado a punto y decidió que no. Si las cosas siguen
así los hábitos se los va a quedar. Pero Gonzalo es capaz, está por
ver.
- ¿Se siente raro con la sotana?
- Al principio mucho. Es un vestido que, cuando te lo
pones, te encorseta. Te da rectitud y serenidad. Además, como tiene el
caído de la falda negro, los alzacuellos... No te puedes mover con
soltura. Cuando Gonzalo lleva otros trajes se mueve distinto.
- ¿Hay algo de Jordi Coll en Gonzalo?
- ¡No! (risas) Nada, nada. A medida que ha ido avanzando
la serie, he separado al actor de lo que es el personaje. Eso sí, paso
más horas siendo Gonzalo que Jordi. Él tiene una fortaleza y unas
convicciones que. Yo no sé si soy tan altruista.
- ¿Qué es lo que más echaría de menos si viviera en 1920?
- Ostras, me has pillado. A mí me hace muy feliz llevar
un aparatito como el teléfono móvil y escuchar música, porque me
encanta. En aquella época tenías que ir a ver a la orquesta si querías
oír música en directo.
Trabajo efímero
- Los asesinatos están a la orden del día en su serie. ¿Teme que lo despachen de repente?
- Debemos de asumir que nuestro trabajo es efímero. No
creo que muchos actores quieran vivir cincuenta años haciendo el mismo
personaje. Pero, si alguno tiene que morir, el equipo lo avisa con mucha
antelación y con tacto. Historias de estas de actores que se los cargan
por renegociar su contrato no he visto nunca (risas).
- ¿Le llaman 'padre' por la calle?
- ¡Casi todos los días! Otros Gonzalo, Martin, Danny. Y a veces Jordi, las que menos (risas)..
- ¿Cómo ve a la competencia?
- No creo que nuestra gran competidora sea 'Sálvame',
como mucha gente dice, porque tenemos públicos diferentes. Por los datos
que estamos haciendo vamos muy bien, y mantenerlo al ritmo que vamos es
impresionante.
- ¿La calidad está reñida con la crisis?
- Solo tienes que ver las series perfectas de la cadena
estadounidense HBO. Es una burrada lo que está pasando ahora, tanto en
cine como televisión. No doy abasto, tengo que dejarme cosas sin ver
porque no tengo tiempo. Pese a la crisis, la calidad en España es
estupenda.
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