domingo, 3 de febrero de 2013

LA NOVIA MAS GUAPA DE LA BUNDESLIGA,/ GUERRA EN LA CAPITAL DE LAS VIOLACIONES,.

La novia más guapa de la BundesligaTÍTULO: LA NOVIA MAS GUAPA DE LA BUNDESLIGA,.

Su simpatía, sus casi 1,80 de estatura y su afán por no ser 'la chica del hombre de los 40 millones de euros' han cautivado a los alemanes. foto--María Imízcoz, pareja de Javi Martínez, es el mejor fichaje de Múnich

María Imízcoz no solo es la novia del fichaje más caro de la historia de la Bundesliga, Javi Martínez, sino que desde hace una semana, es la novia más guapa de la Liga alemana de fútbol. Así lo han decidido los lectores del periódico más vendido de Alemania, el 'Bild', en una encuesta en la que han participado 73.000 personas.
Esta belleza pamplonesa de 21 años se ha metido a los alemanes en el bolsillo en apenas cinco meses. María ha pasado de aparecer como la mujer que acompañaba al 'hombre de los 40 millones de euros', como describen los tabloides germanos al líbero navarro de 24 años, a ser la mujer más guapa en las gradas de los estadios, y eso que, como ella misma admite, no los pisa mucho. «En casa se está mucho más calentita», bromeaba en una entrevista al 'Bild', a pesar de que, al igual que en Bilbao, en Múnich no comparte piso con su novio. Tras haber vivido en la casa de una familia alemana con la que perfeccionó el alemán, ahora se ha mudado a su propio apartamento. Nacida en Pamplona, ciudad a la que no duda en acudir siempre que tiene oportunidad para visitar a sus padres y sus cinco hermanos, María está empezando a abrirse camino en el mundo de la moda en Múnich, la capital alemana del 'glamour' y de los Mercedes último modelo. Allí ha recalado la joven, siguiendo la ruta marcada por su novio a primeros de septiembre.
De la mano de la agencia de modelos Louisa Models, con sede en Múnich y en Hamburgo, la novia del exjugador del Athletic espera poder ver cumplidos sus sueños. «La verdad es que estoy muy contenta, con muchas ganas de trabajar duro. Me encanta el mundo de la moda y quiero lograr mis objetivos», escribió en su blog a principios de noviembre, al poco de firmar con la agencia.
Su 1,79 metros de altura y su esbelta figura, junto con sus grandes ojos marrones resumen su mejor carta de presentación. De momento, no para de hacer castings y posados fotográficos entre las dos ciudades germanas. Su primer trabajo vestida de novia para las portadas de dos revistas especializadas a primeros de noviembre constituyó el detonante. «El cuerpo de María es perfecto, pero debemos empezar desde el principio», explicaba su jefa, Louisa von Minckwitz, al poco de ficharla. Se refería a la corta experiencia de la pamplonesa, limitada a pequeñas campañas en España.
María, que ha posado en bañador tumbada en la playa al anochecer, dice que a Javi no le molesta que aparezca ligera de ropa («él también lo ha hecho») y promete que nunca hará un desnudo. Su simpatía y naturalidad encandilan a todo el que la conoce cara a cara... y en el ciberespacio, porque en Twitter cuenta con más de seis mil seguidores y contesta a cualquier pregunta sobre moda y estilo. Ella quiere marcar tendencias y alcanzar el sueño de convertirse en cotizada modelo, pero si las cosas van mal, en su armario guarda un título en secretariado internacional y el conocimiento de idiomas. Trabajó tres meses en Brighton (Inglaterra) y empezó a dominar el inglés y antes de acompañar a su novio hasta Baviera ya estaba familiarizada con el alemán. «El cambio de Javi a Múnich me pareció una oportunidad muy buena para seguir juntos y mejorar el idioma», comenta.
Como dos tortolitos
Si la climatología lo favorece, es habitual ver a la pareja paseando por las calles y jardines de Múnich, o haciéndose fotos en el popular parque Englischer Garten, donde por su talla (él mide 1,90) pasan por auténticos muniquenses. Sin embargo, lo mejor para sumergirse de lleno en la vida y costumbres de los bávaros es darse una vuelta por su mundialmente famosa fiesta de la cerveza (Ocktoberfest), que Javi Martínez visitó con sus pantalones bávaros (Lederhosen) y María con el tradicional 'Dirndl' (vestido típico para las mujeres). «Ver a Javi vestido como un bávaro ha sido lo que más me ha sorprendido hasta ahora. Tuve que acostumbrarme a verle con ellos y, por cierto, le quedan muy bien», declaró en una entrevista.
De momento, María Imízcoz quiere centrarse en su carrera profesional y huir del estereotipo de 'los Beckham de Múnich'. «Yo no me expongo a los medios por el hecho de que mi novio sea futbolista. ¡Ni siquiera sabía que lo era cuando lo conocí!», relata con simpatía.

TÍTULO: GUERRA EN LA CAPITAL DE LAS VIOLACIONES,.


  La situación de las mujeres en la India es alarmante. Y no solo por la práctica, hoy prohibida, de practicar abortos selectivos a las gestantes,.

La situación de las mujeres en la India es alarmante. Y no solo por la práctica, hoy prohibida, de practicar abortos selectivos a las gestantes cuando esperaban una niña y que ha privado al país de 100 millones de ciudadanas. Esta política ha desequilibrado de tal modo la proporción entre hombres y mujeres que las fricciones están al cabo de la calle.
La India es una pujante potencia económica (ocupa el puesto número 11 por su PIB, justo por delante de España), pero perviven antiguas costumbres y modos sociales que relegan a al sexo femenino a un incómodo segundo plano en pleno siglo XXI. Sus textos clásicos son un compendio de misoginia; en el Ramayana, por ejemplo, Sita, heroína, diosa y ejemplo de vida a seguir por las esposas hindús, fue repudiada por su marido tras ser capturada por un enemigo.
Desde 1971 el número de denuncias por violación llegadas a la Policía se ha incrementado en un 678%. En 2011 -fecha del último dato oficial- fueron contabilizadas 24.206. Todo el mundo sabe en ese país que son muchas más, pero se callan. En la India, la violación no solo estigmatiza a la víctima, sino que muchas familias se niegan a proceder contra los abusadores para no arrojar la vergüenza pública sobre el clan. El pasado año, un padre se suicidó en Tamil Nadu, incapaz de seguir viviendo en su comunidad después de que unos vecinos forzaran a su hija. Solo una cuarta parte de las denuncias presentadas son resueltas por las autoridades.
La violación y posterior asesinato en un autobús público de la joven Jyoti Singh Pandey -fue forzada por seis hombres, incluido el conductor, y delante de su novio-, ha descubierto al mundo la desprotección que sufren las mujeres indias. En un país donde la mitad de la población tiene menos de 25 años, millones de jóvenes se han identificado con la estudiante de fisioterapia abandonada agonizante en una cuneta. Ellas llaman a Nueva Delhi la capital mundial de la violación. Aquí, que una mujer ande sola por la calle se entiende por algunos habitantes como una 'invitación' al sexo.
Esa terrible constatación ha movido a la fotógrafa Mansi Thapliyal a documentar, con las fotos que acompañan a este reportaje, los miedos y los métodos de autodefensa que emplean sus compatriotas para repeler a los agresores. Sprays de pimienta, cambio de hábitos, horarios y costumbres, pistolas automáticas, alteración de turnos de trabajo, defensa personal, prendas discretas, cuchillos escondidos entre los pliegues de la ropa... Y, lo fundamental, plantar cara a los violadores.
«Me tocó y grité»
«Estamos aquí para decir que las mujeres tenemos todo el derecho a ser aventureras. Seremos imprudentes. Seremos inconscientes. No haremos nada por nuestra seguridad. No os atreváis a decirnos cómo vestir, a qué hora del día o de la noche debemos salir, cómo caminar o cuántos escoltas necesitamos», clama Kavita Krishnan, de la Asociación India de Mujeres Progresistas, pocas semanas después de la violación colectiva de Jyoti Singh, de 26 años. «¿Es un crimen querer salir de noche, ir a comprar un paquete de cigarrillos, dar un paseo o salir tarde de trabajar?», se pregunta en voz alta.
Porque este movimiento por la igualdad y la dignidad de las mujeres ha pasado de inmediato a convertirse en una lucha por la libertad. Las agresiones sexuales han movido al responsable de Educación del estado de Pondichery a sugerir, por ejemplo, que las niñas usen pantalones bajo sus faldas y a prohibir el uso de móviles. El nacionalista hindú Mohan Bhagawt ha llegado a responsabilizar de las violaciones a la influencia de la cultura occidental y, para reforzar su argumento, ha aireado que no tienen lugar ni en los pueblos ni en las regiones selváticas del país.
Pero la fotógrafa Mansi Thapliyal ha encontrado otro mundo en las calles de Delhi. Empresarias que pasan demasiado tiempo solas en sus oficinas y que cargan con una pistola automática en el bolso, o muchachas como la joven Sweety, que debe viajar cuatro horas desde su casa al centro para recibir clases de defensa personal y así poder desembarazarse a porrazos de un violador. Nadie ha vuelto a molestarla desde entonces. «Para muchos hombres, una mujer que está fuera de casa está flirteando», lamenta la abogada Sandhya Jadon, de 26 años, quien reconoce que fue manoseada en un autobús público. «Era de día. Iba al tribunal y un hombre me tocó el muslo. Grité. Él me respondió: '¿Qué vas a hacer para detenerme?'. Volví a gritar y me bajé. Él me miró, sonriendo por su audacia. Ninguno de los diez pasajeros me ayudó. Vivo con el temor de que algo malo me puede pasar si no voy con cuidado». La universitaria Priyanka Katri (21 años) corre para llegar a casa antes del anochecer: «Mis padres se preocupan y me llaman al móvil hasta que llego a casa». Jamás usa pantalones cortos o faldas en público. «Mi mejor defensa es gritar. Siempre guardo un grito».


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