En 2007 nació su hijo Norberto con una lesión cerebral y desde entonces Bertín Osborne (Madrid, 1954) se ha entregado por completo a la ...
Bertín Osborne nos ofrece 'Un mundo mejor' con historias de superación e integración social.
En 2007 nació su hijo Norberto  con una lesión cerebral y
 desde entonces Bertín Osborne (Madrid, 1954) se ha entregado por 
completo a la concienciación social y la integración de las personas con
 discapacidad. Seis años después de presentar 'Ankawa', regresa a TVE 
con 'Un mundo mejor' (los domingos, en La 2, a las 19.00 horas), un 
espacio en el que cada domingo pone rostro a una historia de dedicación y
 superación que demuestra que, con ganas de vivir, todo es posible.
- Regresa a la televisión pública
- No hay ninguna diferencia porque 'Ankawa' lo grababa en
 Sevilla y con una productora. Es la primera vez que trabajo en Prado 
del Rey. Si hago memoria no he estado nunca grabando allí, a excepción 
de algún especial de Navidad...
- Y lo hace en un momento muy convulso.
- A nosotros no nos afecta para nada. Yo voy a hacer mi 
trabajo, lo grabo y me voy. Los problemas en TVE se arrastran desde hace
 muchos años y cada vez que llega un equipo nuevo parece que se va a 
cambiar el mundo y al final sigue todo igual. Es lo mismo que ocurre 
siempre, no es una novedad.
- El programa está llegando a su ecuador, ¿cómo valora este mes de emisión?
- Ha sido una pequeña experiencia y estamos muy 
contentos. Es un programa precioso y debe estar en la televisión pública
 porque es comprometido y duro. A mí, muchas veces me cuesta presentarlo
 por motivos obvios... Creo que es un programa que dignifica la 
televisión.
- Existe una diferencia abismal entre ver y vivir estas historias. 
- Siempre piensas que nunca te va a tocar a ti. 
Efectivamente, no tiene nada que ver, pero la ventaja es que puedes 
hablar con propiedad. Cuando lo vives en primera persona estás más 
concienciado y no tienen que contártelo, ya lo vives tú.
- De los casos que hemos visto en su programa, ¿cuál le ha llegado más?
- En todos hay casos especiales y tienen su momento 
emotivo y difícil. En este país, y en las circunstancias en las que 
estamos, hay personas que tienen problemas para seguir adelante, incluso
 les está costando la misma vida. Si encima tienen alguna discapacidad, 
ya ni te cuento.
-  ¿Cómo se evita caer en la lágrima fácil?
- En ningún momento vamos al morbo, ni queremos dar pena.
 El programa siempre se hace en clave positiva y optimista para decir: 
mira lo que hay, pero mira las cosas que se pueden hacer para cambiarlo.
 Presentamos una realidad, aunque hay gente que vive de espaldas a lo 
que de verdad pasa en la calle.
«En La 1 iría mejor»
- ¿Cómo podemos conseguir ese mundo mejor?
- Cada vez hay más gente, resortes y programas dedicados a
 los demás. Antes era casi vergonzoso sacar determinados casos a la 
palestra; ahora no. No tenemos obligación, pero lo hacemos. Además, es 
sano que se haga.
- Además de 'Un mundo mejor', La 2 tiene otros espacios de temática parecida.
- Los entes públicos son quienes deben hacerlo, no puedes
 exigirle a una privada que ponga en marcha estos proyectos. Una pública
 lo debe hacer y lo está haciendo. Es fantástico.
- ¿Le habría gustado que tuviera más visibilidad en La 1?
- El programa hubiera ido mejor en La 1 porque tiene un 
público más genérico. La audiencia de La 2 es muy específica y busca 
cosas muy concretas. En La 1 hubiera ido perfectamente bien, pero todo 
esto son experiencias y espero que no sea la última vez que lo hagamos.
- ¿Habrá segunda temporada?
- Estas cosas nunca se saben. De momento no hemos hablado
 del tema, pero yo lo seguiré haciendo. No sé donde. Ojalá sea donde 
estamos.
TÍTULO: EL AUTODEFINIDO JAVIER CAMARA ENTREVISTA: 
Ese juego que empecé se ha convertido en una profesión, en una responsabilidad, y en mi vida¡
R espira serenidad y tranquilidad. Voy a su encuentro y con amabilidad escrupulosa me extiende la mano y se presenta: ¡Soy Javier Cámara¡. Mañana de actividad, de deporte, la que ha tenido hasta ese momento. La humildad que desborda no pasa desapercibida por los ojos de nadie. La serie televisiva Siete vidas le terminó por encarrilar en la fama. Cinco nominaciones y ningún Goya. Activo, pero ante todo, transparente.
PREGUNTA: Veo que se mantiene en forma, viene del gimnasio…  ¿Necesita mucha preparación y cuidado para su profesión?
RESPUESTA: Cada vez me doy más cuenta de que sí… Hay que cuidarse.
P: Y bien…  ¿Cómo empezó todo?
R:
 Todo empezó hace muchos años como un juego, como una afición. Fue un 
escape por unos estudios malos, unido también a una crisis con los 
padres al cumplir los dieciocho. Mi padre había preparado para mí un 
mundo precioso que consistía en regar y arar tres fincas muy pequeñas a
 las cuatro de la mañana. Fue un cúmulo de circunstancias…
P:  ¿Se le daban mal los estudios?
R:
 Se me dieron mal hasta que me demostré a mí mismo que cuando algo me 
gusta se me da muy bien. Disfruto de las cosas que me atraen. No me 
cuesta estudiar. Investigo una barbaridad, aprendo idiomas… Me he dado 
cuenta a través de los años que ese juego que empecé se ha convertido en
 una profesión, en una responsabilidad, y en mi vida. 
P: Le llegó luego más tarde el mundo de la interpretación, ¿qué queda de ese joven que interpretaba El Caballero de Olmedo de Lope de Vega?
R:
 Bueno, de ese ese joven queda mucho porque en ese momento ya había 
decidido ser actor, aunque otra cosa es que lo fuera. Incluso ahí la 
primera vez que tenía que decir una frase, porque yo hasta entonces 
formaba parte de la figuración, no pude decirla. Fue en Logroño con mis 
padres viéndome. 
P:  ¿Le impresionaba mucho?
R:
 Me impresionaba y estaba asustado. Yo había estudiado ya tres años de 
arte dramático y aun así me di cuenta de lo difícil que era pasar una 
frase a tono para meterla justo en el momento indicado. Requiere ser un 
kamikaze. En el fondo hay una parte que es de riesgo que me sigue 
gustando. Luego hay una parte que no he solicitado. Te saluda la gente 
por la calle, te regalan un café, te pasan en la lista del médico…
P:  ¿Cómo lleva esa fama?
R:
 Personalmente me voy acostumbrando, pero mis más allegados no se 
acostumbran. Yo ya no veo en un restaurante, en los cinco primeros 
minutos,  cómo te mira todo elmundo. Bueno, ya si fuera Penélope Cruz no
 le quiero ni contar (risas) En definitiva, me miran y se ríen, pero ni
 me doy cuenta. En cambio si voy con mi madre me dice: ¡oye hijo, te 
miran mucho…¡ 
P: Pasan los años y comienza a poner un pie dentro del cine  ¿Cómo se produjo ese cambio?
R: Fue muy curioso, no me lo esperaba. Hicimos un montaje que se llamaba La cocina,
 como fin de carrera en la escula de arte dramático. Nos dijeron: ¡os 
ofrecemos dos meses, en un teatro que está cerrado en verano, y hacemos 
un estreno si queréis¡. A ese estreno llegaron Fernando Colomo y 
Santiago Segura. Entró al camerino, llamó y me dijo: ¡tú algún día 
serás el protagonista de mi película¡. Y claro, pensé: ¡ ¿Qué dice el 
‘greñas’ este? Es un pirado…¡(risas) Ahí Fernando Colomo me propuso un 
personaje en Rosa Rosae. Lo hice fatal. Lo primero siempre hay que borrarlo.
P:  ¡No me diga eso! Los principios también le hacen a uno avanzar…
R: Sí, por supuesto. Entonces Fernando Colomo estaba rodando también  ¡Ay señor, señor!   Me
 hizo una prueba, sin tener ni idea de que lo era, para un papel que 
nadie quería hacer y me cogieron. El aprendizaje allí fue una lección 
más. Andrés Pajares se portó extraordinariamente bien conmigo. Un día 
apareció Santiago Segura y me propuso hacer Torrente. Me dejaba mensajes en el contestador: ¡Vamos a hacer una escena que nos vamos a masturbar…¡ Y pensaba: ¡ ¿Y este tío?¡ (risas)
P:  ¿Qué tal esa experiencia con Santiago Segura en Torrente?
R: Muy gratificante la verdad. Fue mi primer papel como protagonista…
P: Y su primera nominación al Goya…
R:
 Fue muy gracioso. Santiago me decía: ¡ ¡Lo vas a ganar, lo vas a 
ganar!¡ y claro, cuando no me lo dieron dije: ¡ ¡Pero si era mío…!¡ 
(risas) Fue un éxito taquillero increíble, lo que te da también más 
posibilidades. Unas cosas arrastran a las otras. 
P:
 Y lleva toda la razón…  ¿Y por qué le han soltado tanta colleja? Ya 
comenzó Santiago Segura con la escena de ‘las pistolitas’ y luego 
continuó Amparo Baró en Siete vidas…
R:
 Digo yo que doy la imagen muchas veces de personaje desvalido, de 
hombre bastante buenazo y corto de entendederas. Y claro, de eso me he 
aprovechado también. Luego en Siete Vidas, Amparo Baró nos 
atizaba a todos. Me decían: ¡Te vas a encasillar¡. Con el reparto era 
impensable eso. El que me dijera que me iba a encasillar con tal elenco 
de actores, es que entienden poco de esto.
P: Por lo que me dice fue tan buena la experiencia que no han perdido el contacto,  ¿no?
R: Es que luego ha habido muchos directores que se fijaron en nosotros. Nos quieren seguir sacando partido. 
P:  ¿Cuando le llama Pedro Almodóvar qué se le pasa por la cabeza?
R:
 Me llamaron de su oficina. Dijeron que quería conocerme y 
entrevistarme. Me puse muy nervioso. Con alguien importante como Pedro 
es normal. Puso directamente un guión en mis manos. Me dijo: ¡esto es Hable con ella¡. Me contó la película entera durante dos horas y media. 
P: Ya pisó de la mano del director manchego la alfombra roja  ¿Está en su cabeza poder volver a estar allí de otra manera?
No
 está en mi cabeza porque el salto superlativo que hay que dar es muy 
importante. El nivel de idiomas por ejemplo. Sí me ofrecieron cuando 
hice Hable con ella vivir allí. Pensé que tenía que empezar de cero y no me apetecía.  ¡Y cómo me iba a ir estando en mi mejor momento en España!
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario