Los estudios demuestran que ellos están mucho más cómodos en pareja y solapan relaciones sin mucho criterio. Es un hecho: el playboy feliz está en vías de extinción. ¿O es que nunca existió?
Hay un asunto en que las revistas femeninas y masculinas se contradicen cada día. ¿Quiénes se recuperan antes de una ruptura, los hombres o las mujeres? ¿Quiénes sufren más, ellas o ellos? ¿Quiénes ejercen más de canallas?
Las publicaciones dedicadas a los hombres defienden que la sensibilidad masculina se ha multiplicado y que ahora son ellos los grandes sufridores. Mientras, las revistas femeninas creen que las mujeres, aunque más independientes económica y emocionalmente que nunca, suelen salir muy escaldadas de las relaciones rotas y tardan más en encontrar otra vez el amor y retornar a la vida en pareja.
Se dice que los hombres "siempre solapan relaciones" pero no hay evidencias científicas que lo prueben. Lo que sí demuestra la experiencia es que muchos hombres se sienten más seguros (y cómodos) en pareja, mientras que las mujeres, tras una ruptura, son más cautas y están más a gusto en una soltería transitoria o definitiva. Es decir, son más selectivas y exigentes.
EL SPA EMOCIONAL
Una investigación publicada en el Journal of Epidemiology and Community Health sobre las consecuencias del divorcio en hombres y mujeres también defiende la hipótesis de que ellos son los que más sufren tras una separación. De hecho, y siempre según este estudio realizado en la Universidad de California, los divorcios causan más suicidios en hombres que en mujeres.
Los autores de la investigación explican que los hombres no cuestionan sistemáticamente su relación –algo que las mujeres hacemos cada día– y, por lo tanto, no se dan por enterados del mal funcionamiento de la pareja. Tampoco le dan mucha importancia a las quejas de la otra parte. Viven en una especie de 'spa emocional' hasta que la burbuja estalla.
Y, cuando el vínculo se rompe, ellos son los grandes sorprendidos y los que tienen problemas para aceptar su nueva realidad. Científicos canadienses llegaron a una conclusión parecida tras entrevistar a cientos de hombres separados, pues vieron que eran seis veces más propensos a la depresión que los que vivían en pareja. Según esto, la figura del hombre que se alegra de recuperar su libertad tras un divorcio es más cercana a la leyenda urbana que a la realidad.
MIMOS PARA ELLOS
Otro mito se vino abajo cuando la revista Archives of Sexual Behavior reveló un estudio que, tras examinar a miles de hombres de entre 40 y 70 años en Estados Unidos, Brasil y Japón, concluía que los abrazos y las caricias son más importantes para ellos. Hasta entonces, se pensaba que el género masculino estaba más interesado en el sexo y el femenino, en crear intimidad.
Pero resulta que los hombres que abrazan y besan con frecuencia a su pareja son tres veces más felices que el resto. Sin embargo, para las mujeres los arrumacos no suponen siempre un mayor grado de satisfacción en la pareja.
A ellos, las muestras de afecto les disparan la autoestima, les aportan confianza y seguridad y les hacen sentir que son valorados por algo más que su rendimiento sexual. ¿Son estas cifras la prueba de que el conquistador eterno con fobia al compromiso comienza a extinguirse para dar paso a un hombre que disfruta más construyendo una relación estable con abundancia de caricias? ¿O es que siempre ha sido así y estábamos todos instalados en un gran estereotipo jaleado por estribillos como el de "Soy un truhán, soy un señor…"?
En realidad, hay pocas dudas de que los hombres son los grandes beneficiados de la vida en pareja. Según muchos terapeutas, las mujeres tienen un pilar emocional sólido en sus amigas, pero los hombres tienen pocos amigos íntimos.
Comparten aficiones, fútbol y cervezas, pero no asuntos de pareja ni intimidades de alcoba. Esa complicidad, el apoyo y la reafirmación positiva les vienen casi exclusivamente de sus parejas. Y cuando la relación acaba, desaparecen.
La psicóloga Susana Ifland, terapeuta de pareja, confirma que, entre las cosas que hacen dura la ruptura para los hombres, está "enfrentarse a la tarea de recomponer su mundo social". Asegura que para los hombres es tan desconcertante el sentimiento de soledad que sufren al perder sus redes de apoyo que intentan recuperar lo más rápido posible lo perdido.
CUESTIÓN BIOLÓGICA
El único estereotipo que sobrevive a todas las investigaciones es que, tras una ruptura, ellos suelen encontrar pareja antes. "Los hombres tienden a emparejarse muy pronto porque lo necesitan y porque para ellos la elección no es muy compleja. A menudo, sus expectativas no radican en encontrar a una persona especial, sino a una que sustituya a la anterior", dice otra investigación realizada por sociólogos de las universidades de Wake Forest y Estatal de La Florida, tras analizar las respuestas de mil hombres y mujeres solteros de entre 18 y 23 años.
La antropóloga social Helen Fisher explica esta velocidad con argumentos evolutivos. Según ella, se enamoran más rápido que las mujeres porque, a nivel biológico, tienen más en cuenta el atractivo físico, que coincide con cualidades –piel tersa, labios carnosos y simetría de las facciones– que representan fertilidad.
Ellas buscan otros atributos, que se revelan más a la larga, y que tienen que ver con la capacidad del hombre para ser proveedor de la familia y hacerse cargo de la prole. Dejando atrás las teorías evolutivas, las ventajas de vivir en pareja para los hombres son infinitas y suponen, incluso, una vida más larga. En general, los hombres casados viven más que los solteros.
Si se casan con una mujer ocho años más joven, reducen el riesgo de muerte en un 11%, según un estudio del Instituto Max Planck para la Investigación Demográfica. Según estos científicos, las mujeres no disfrutan del mismo beneficio. Lo ideal para ellas es vivir con alguien exactamente de su misma edad: una pareja mayor que ellas acorta su vida y una más joven, aún más.
Según esta investigación que ha estudiado a dos millones de parejas danesas, la mujer que se casa con un hombre ocho años menor incrementa un 20% su riesgo de mortalidad.
Y es evidente que ellos prefieren la vida en pareja: solo provocan el 25% de las rupturas. En el 75% de los casos, son las mujeres quienes deciden cortar por lo sano. Así que la próxima vez que te encuentres a un recién llegado al universo de los solteros, piénsatelo dos veces antes de catalogarlo como un hombre feliz.
Hay un asunto en que las revistas femeninas y masculinas se contradicen cada día. ¿Quiénes se recuperan antes de una ruptura, los hombres o las mujeres? ¿Quiénes sufren más, ellas o ellos? ¿Quiénes ejercen más de canallas?
Las publicaciones dedicadas a los hombres defienden que la sensibilidad masculina se ha multiplicado y que ahora son ellos los grandes sufridores. Mientras, las revistas femeninas creen que las mujeres, aunque más independientes económica y emocionalmente que nunca, suelen salir muy escaldadas de las relaciones rotas y tardan más en encontrar otra vez el amor y retornar a la vida en pareja.
Se dice que los hombres "siempre solapan relaciones" pero no hay evidencias científicas que lo prueben. Lo que sí demuestra la experiencia es que muchos hombres se sienten más seguros (y cómodos) en pareja, mientras que las mujeres, tras una ruptura, son más cautas y están más a gusto en una soltería transitoria o definitiva. Es decir, son más selectivas y exigentes.
EL SPA EMOCIONAL
Una investigación publicada en el Journal of Epidemiology and Community Health sobre las consecuencias del divorcio en hombres y mujeres también defiende la hipótesis de que ellos son los que más sufren tras una separación. De hecho, y siempre según este estudio realizado en la Universidad de California, los divorcios causan más suicidios en hombres que en mujeres.
Los autores de la investigación explican que los hombres no cuestionan sistemáticamente su relación –algo que las mujeres hacemos cada día– y, por lo tanto, no se dan por enterados del mal funcionamiento de la pareja. Tampoco le dan mucha importancia a las quejas de la otra parte. Viven en una especie de 'spa emocional' hasta que la burbuja estalla.
Y, cuando el vínculo se rompe, ellos son los grandes sorprendidos y los que tienen problemas para aceptar su nueva realidad. Científicos canadienses llegaron a una conclusión parecida tras entrevistar a cientos de hombres separados, pues vieron que eran seis veces más propensos a la depresión que los que vivían en pareja. Según esto, la figura del hombre que se alegra de recuperar su libertad tras un divorcio es más cercana a la leyenda urbana que a la realidad.
MIMOS PARA ELLOS
Otro mito se vino abajo cuando la revista Archives of Sexual Behavior reveló un estudio que, tras examinar a miles de hombres de entre 40 y 70 años en Estados Unidos, Brasil y Japón, concluía que los abrazos y las caricias son más importantes para ellos. Hasta entonces, se pensaba que el género masculino estaba más interesado en el sexo y el femenino, en crear intimidad.
Pero resulta que los hombres que abrazan y besan con frecuencia a su pareja son tres veces más felices que el resto. Sin embargo, para las mujeres los arrumacos no suponen siempre un mayor grado de satisfacción en la pareja.
A ellos, las muestras de afecto les disparan la autoestima, les aportan confianza y seguridad y les hacen sentir que son valorados por algo más que su rendimiento sexual. ¿Son estas cifras la prueba de que el conquistador eterno con fobia al compromiso comienza a extinguirse para dar paso a un hombre que disfruta más construyendo una relación estable con abundancia de caricias? ¿O es que siempre ha sido así y estábamos todos instalados en un gran estereotipo jaleado por estribillos como el de "Soy un truhán, soy un señor…"?
En realidad, hay pocas dudas de que los hombres son los grandes beneficiados de la vida en pareja. Según muchos terapeutas, las mujeres tienen un pilar emocional sólido en sus amigas, pero los hombres tienen pocos amigos íntimos.
Comparten aficiones, fútbol y cervezas, pero no asuntos de pareja ni intimidades de alcoba. Esa complicidad, el apoyo y la reafirmación positiva les vienen casi exclusivamente de sus parejas. Y cuando la relación acaba, desaparecen.
La psicóloga Susana Ifland, terapeuta de pareja, confirma que, entre las cosas que hacen dura la ruptura para los hombres, está "enfrentarse a la tarea de recomponer su mundo social". Asegura que para los hombres es tan desconcertante el sentimiento de soledad que sufren al perder sus redes de apoyo que intentan recuperar lo más rápido posible lo perdido.
CUESTIÓN BIOLÓGICA
El único estereotipo que sobrevive a todas las investigaciones es que, tras una ruptura, ellos suelen encontrar pareja antes. "Los hombres tienden a emparejarse muy pronto porque lo necesitan y porque para ellos la elección no es muy compleja. A menudo, sus expectativas no radican en encontrar a una persona especial, sino a una que sustituya a la anterior", dice otra investigación realizada por sociólogos de las universidades de Wake Forest y Estatal de La Florida, tras analizar las respuestas de mil hombres y mujeres solteros de entre 18 y 23 años.
La antropóloga social Helen Fisher explica esta velocidad con argumentos evolutivos. Según ella, se enamoran más rápido que las mujeres porque, a nivel biológico, tienen más en cuenta el atractivo físico, que coincide con cualidades –piel tersa, labios carnosos y simetría de las facciones– que representan fertilidad.
Ellas buscan otros atributos, que se revelan más a la larga, y que tienen que ver con la capacidad del hombre para ser proveedor de la familia y hacerse cargo de la prole. Dejando atrás las teorías evolutivas, las ventajas de vivir en pareja para los hombres son infinitas y suponen, incluso, una vida más larga. En general, los hombres casados viven más que los solteros.
Si se casan con una mujer ocho años más joven, reducen el riesgo de muerte en un 11%, según un estudio del Instituto Max Planck para la Investigación Demográfica. Según estos científicos, las mujeres no disfrutan del mismo beneficio. Lo ideal para ellas es vivir con alguien exactamente de su misma edad: una pareja mayor que ellas acorta su vida y una más joven, aún más.
Según esta investigación que ha estudiado a dos millones de parejas danesas, la mujer que se casa con un hombre ocho años menor incrementa un 20% su riesgo de mortalidad.
Y es evidente que ellos prefieren la vida en pareja: solo provocan el 25% de las rupturas. En el 75% de los casos, son las mujeres quienes deciden cortar por lo sano. Así que la próxima vez que te encuentres a un recién llegado al universo de los solteros, piénsatelo dos veces antes de catalogarlo como un hombre feliz.
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