sábado, 21 de enero de 2012

EL VINO DE LA SOLEDAD.EL HOMBRE QUE AMABA A LOS NIÑOS./ PAPI./

TÍTULO: EL VINO DE LA SOLEDAD.

El día amaneció raro. Hacía frío y amenazaba con llover. El cielo estaba gris plomizo y se notaba la humedad.
La ciudad de Ventormenta estaba desierta, algo inusual a esta hora, ( eran poco mas de las 10:00 ). No se oía ningún ruido. No había nadie por las calles, ni guardias, ni niños, ni visitantes.
Linia tenía un mal presentimiento. Entró montada en Zancor, un caballo pura sangre que heredó de su padre.
Recorrió la ciudad extrañada, comprobando que lo que vío en un primer momento era cierto. Subastas, banco, posada, tiendas, todo vacio de vida. Todos los barrios estaban igual. Incluidos los edificios principales de la ciudad, entre ellos el castillo y la catedral.
Ultimamente se hablaba mucho de los hordas. Se habian visto grupos pequeños en varios puntos del bosque. Se rumoreaba que estaban comprobando el terreno, se suponia que preparando una invasion.
Por ese motivo Ventormenta estaba alerta. Se habia reforzado la guardia con tres destacamentos, cada uno compuesto por 12 soldados.
Se patrullaba constantemente, de dia y de noche, tanto a pie como a caballo. Se incremento el numero de soldados en los puntos clave. Tres generales supervisaban continuamente toda la operacion, informando puntualmente al rey.
Se intento no crear alarma entre los ciudadanos, pero al verse el ajetreo de las tropas era dificil. Aunque, debido a los rumores sobre la invasion, la poblacion acepto de buen grado todo esto. Incluso los niveles altos se ofrecieron para prestar su colaboracion si era necesario, realizando relevos entre ellos y controlando los principales puntos de accesos.
Era imposible andar 10 metros sin toparte con los soldados.
Linia sabia lo que sucedia. Por eso salio de Ventor. No se encontraba comoda con tanto movimiento.
Pero hoy tenia que ver al instructor de cazadores, queria aprender nuevas habilidades.
Por eso al llegar cerca de la ciudad se extraño de tanta tranquilidad y mas aun al entrar. Ventormenta era una ciudad bulliciosa. No era logico. Una serie de preguntas afloraron a su mente.
¿ Todos se habian ido, dejando Ventor sola y vacia ?
¿ Habia caido sobre la ciudad algun hechizo, maleficio o maldicion ?
O peor aun:
¿ Se habia producido la temida invasion ?. No. Esto no era posible. Se sabia que los hordas no hacian prisioneros. Mataban a todos los que se encontraban en su camino, ya fueran hombres, mujeres, niños o animales. Disfrutaban haciendolo. Se ensañaban.
Por otro lado, no se veian cadaveres. Todo estaba limpio. No habia nada revuelto. Era como si los habitantes hubieran desaparecido, desvaneciendose.
No. Tenia que ser otra cosa.
TÍTULO: EL HOMBRE QUE AMABA A LOS NIÑOS:

Sam Pollit es un hombre hecho a sí mismo y el ídolo ejemplar de sí mismo, una especie de duendecillo pequeñoburgués al que le gusta cantar, ensayar trabalenguas, imitar a su cómico favorito, jugar con los pequeños, someter la vida familiar a una disciplina entre castrense y puramente lunática y dar discursos elevados -y descabellados- a sus hijos y a cualquiera que le preste oídos. Es enemigo de las religiones y del consumo de alcohol, de la usura y del mal en todas sus manifestaciones posibles; es partidario ferviente, en cambio, de la conservación de la naturaleza, de la igualdad racial, de Roosevelt y del holocausto eugenésico.

Si Samuel Pollit es un hombre hecho a sí mismo, Henrietta es una mujer destruida a sí misma. Su matrimonio con el joven viudo Pollit arruina sus ilusiones románticas de muchachita bien de Baltimore: su príncipe azul acaba transformado en su bestia negra. Derrochadora y adversativa, confundida y maquinadora, negligente con los hijos y con las tareas domésticas, obsesionada por el dinero, asqueada de la pobreza y cansada de tener que asistir a su prole numerosa, Henny se muestra como un carácter enfático, con la vehemencia de la desesperación: dondequiera que ella esté, soplan vendavales de sombra.

TÍTULO: PAPI:

Papi vuelve siempre. Aunque lo maten. Mi madre dijo cuando se casó con otra: está muerto para mí. Y volvió.
Papi tiene más de to que el tuyo, más fuerza que el tuyo, más pelo, más músculo, más dinero y más novias que el tuyo. Papi tiene más carros que el tuyo, más carros que el diablo, tantos carros que tiene que venderlos porque no le caben en su propia marquesina. Papi tiene carros que hablan y te dicen que te pongas el cinturón y que cierres la boca, en inglés, francés y otros idiomas. Papi los maneja, uno diferente cada día, porque son tantos que tiene que repartírselos, uno por la mañana, uno por la tarde y otro por la noche, es decir cada cuatro horas. A veces uno incluso para el almuerzo. Uno para irme a buscar al colegio, uno para ir a mi primera comunión, uno para visitarme los domingos, uno para ir a visitar a su mamá y otro para sus hermanas, un jaguar para el día de los padres, un camaro para el día de los enamorados, un be eme doble u para las inauguraciones, un ferrari para llevarme a comer helados. Un carro que usa cuando va a traerle a mami mi mensualidad, uno para cuando viene a decirle a mami que quiere volver con ella y otro (por lo general un Mercedes baby descapotable) cuando viene a decirnos que vuelve a casarse con otra y que nos invita a la boda y deja los muebles de mami impregnados con su perfume que es muy fuerte, más fuerte y más caro y más bueno que el perfume que usa el tuyo, si es que acaso tu papá ha visto alguna vez uno.

TÍTULO: FORMAS DE VOLVER A CASA.
Formas de volver a casa habla de la generación de quienes, como dice el narrador, aprendían a leer o a dibujar mientras sus padres se convertían en cómplices o víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. La esperada tercera novela de Alejandro Zambra muestra el Chile de mediados de los años ochenta a partir de la vida de un niño de nueve años.
El autor apunta a la necesidad de una literatura de los hijos, de una mirada que haga frente a las versiones oficiales. Pero no se trata sólo de matar al padre sino también de entender realmente lo que sucedía en esos años. Por eso la novela desnuda su propia construcción, a través de un diario en que el escritor registra sus dudas, sus propósitos y también cómo influye, en su trabajo, la inquietante presencia de una mujer.
Con precisión y melancolía, Zambra reflexiona sobre el pasado y el presente de Chile. Formas de volver a casa es la novela más personal de uno de los mejores narradores de las nuevas generaciones. Un libro que ratifica lo que Ricardo Piglia ha dicho sobre Alejandro Zambra: «Un escritor notable, muy perceptivo frente a la diversidad de las formas.»
«Escrita ya, y de varias maneras, la novela de los niños de la dictadura, Zambra ha optado por escribir la novela de los hijos de la dictadura. Hijos de la dictadura eran, ciertamente, los que la vivieron como niños y que han terminado por ingresar en la madurez y están obligados a interpretar y asumir y no sólo recordar aquel pasado.
Niños en la dictadura, hijos de la dictadura: el sutil desplazamiento que Zambra realiza es altamente significativo; pues la de niño es una condición pasajera, en tanto que la de hijo es permanente, y acumula sentido y responsabilidad... El juego metaliterario y autográfico recuerda al mejor Coetzee, una resonancia que se extiende al rasgo más distintivo del estilo de Zambra, que -como el del mismo Coetzee, aunque de muy otra forma- viene a ser la frugalidad, término que connota ascéticamente su poquedad, su laconismo» (Ignacio Echevarría, El Mercurio, Chile.

TÍTULO: LOS LIBROS SON TIMIDOS.
es un canto de alabanza hacia ese objeto con el que pasamos, algunos afortunados, más de media vida enganchados. Giulia Alberico nos desgrana, página a página, sus devaneos con esos seres que abren su alma a nuestro entendimiento y nos va detallando, poco a poco, momentos de su infancia y las lecturas que en ese momento tenía en las manos. No es, como algunos podrían sugerir un “84, Charing Cross Road”, ni el tema tiene claras semejanzas a pesar de tratarse ambas obras del amor a la lectura; pero sí que tiene algunos aspectos en común con la otra obra, de la escritora Helene Hanff, y que es un libro de referencia entre bibliófilos. Hay en este, aparte de alabanzas a la lectura, un claro devocionario por las ediciones de papel de libros, por sus olores, tactos e imágenes. Hay un cierto regusto por los tipos de caligrafía y los tipos de edición, algo que las pequeñas editoriales miman al límite y las grandes casas, en estos tiempos, están dejando un poco de lado. Y hay, por trazar paralelismos sobre “84, Charing Cross Road”, novela que todos hemos leído, un gran despliegue sobre la novela italiana de principio de siglo hasta 1960; en caso de la autora norteamericana, ello ocurre con la literatura anglosajona y la utilización de la manera epistolar para el transcurrir de la obra,etc.

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