domingo, 27 de enero de 2013

EL BLOC DEL CARTERO RUSOS Y CHINOS COMPRAN LOS RELOJES,./ LA CARTA DE LA SEMANA 60 MINUTOS DE INFARTO,.

TÍTULO: EL BLOC DEL CARTERO RUSOS Y CHINOS COMPRAN LOS RELOJES,.

Pese a la crisis, la industria relojera y la joyería de lujo demuestran su buena salud. El sector sigue batiendo récords de ventas gracias a la ...
Pese a la crisis, la industria relojera y la joyería de lujo demuestran su buena salud. El sector sigue batiendo récords de ventas gracias a la demanda constante procedente de los países asiáticos y por el auge de las economías de los países emergentes, que cuentan con nuevos millonarios empeñados en cómo mostrar su riqueza. Foto un buen reloj de pulsera,.etc.
Los nuevos modelos de la relojería de lujo están expuesos, hasta hoy, en el vigésimo tercer salón de la alta relojería de Ginebra organizado por el grupo Richemont. Ha logrado reunir a sus dieciséis marcas más prestigiosas en un gigantesco espacio de 30.000 metros cuadrados decorado de manera espectacular, adonde acudieron unos 12.000 representantes del mundo entero. El salón, dedicado exclusivamente a los profesionales del ramo, ofrece una ocasión única de mostrar el legendario 'savoir faire' de los maestros relojeros suizos, que han hecho de la precisión la imagen de marca del país y que han sabido renovarse para levantar una industria que atravesó una época de crisis en la década de los setenta amenazada por los relojes fabricados en el continente asiático.
Fabricantes de relojes de lujo como Cartier, Vacheron Constantin, IWC, Piaget, Audemars Piguet, Jaeger-LeCoultre, Baume & Mercier o Van Cleef and Arpels han sabido demostrar que la fineza de los maestros relojeros suizos es inimitable y que más allá de la belleza de las piezas la alta relojería es una inversión segura.
Excelentes perspectivas
Si en 2012 las ventas crecieron un 21%, en 2013 las perspectivas son excelentes y se espera que la facturación progrese más del 7% debido a la demanda constante de clientes de países como Rusia, que representa el 43% de los compradores, seguida de China, 31%, y de Brasil, 30%. «Los suizos son maestros en la complicación del movimiento del mecanismo del reloj para contrarrestar los efectos de la gravedad terrestre, que los retrasa, e intentar alcanzar así la precisión», asegura José Luís Martínez, de Cartier. Esta marca presentó en el salón el 'modelo misterioso', dotado de un doble turbillón con agujas que flotan en la esfera.
Por su parte, la prestigiosa casa Jaeger Le-Coultre presentó el extraordinario modelo Gyrotourbillon 3 Jubilee, verdadero desafío al tiempo. Contemporáneo y complejo, este reloj, que combina la prodigiosa precisión del turbillón esférico con el primer cronográfo digital, tiene un precio de salida de 458.000 euros. La edición es limitada y hay setenta y cinco piezas disponibles a la venta.
Vacheron Constantin, manufactura creada en Ginebra en 1755, desveló una colección de 113 nuevos modelos, la mayoría de ellos dedicados a la mujer, un mercado en alza. Los modelos de la serie Florilege tienen una esfera de esmalte representando aves del paraíso y los diamantes de los minutos engastados en la esfera para evitar el relieve. A partir de 148.000 euros.
TÍTULO:LA CARTA DE LA SEMANA  60 MINUTOS DE INFARTO:
España vive tiempos de infarto. Con una población fundamentalmente mayor de 40 años, un desempleo que alcanza casi a seis millones de ...
España vive tiempos de infarto. Con una población fundamentalmente mayor de 40 años, un desempleo que alcanza casi a seis millones de personas y un 46% de familias que reconocen tener dificultades para llegar a fin de mes, las posibilidades de sufrir un ataque al corazón resultan muy elevadas, según dicen los cardiólogos. Una epidemia de infartos amenaza a la sociedad española. La pregunta, sin embargo, no es la cantidad de boletos que podamos tener cada uno para padecer un problema de salud de este calibre, sino si estamos preparados para afrontarlo. La respuesta, «desgraciadamente», es que no. Sólo un 16% de los ciudadanos sabe que si siente un fuerte dolor que le oprime el pecho, a la altura de la corbata, lo que ha de hacer es tomarse una aspirina y, sin perder un minuto, llamar al teléfono de emergencias 112 para informar de lo que le sucede.
El dato forma parte de un estudio más amplio, que ofrece una radiografía acerca de los conocimientos de la población sobre la manera correcta de atender un infarto. El registro ARIAM, llamado así por las siglas de Análisis en el Retraso en el Infarto Agudo de Miocardio, recoge de manera sistemática la información sobre los enfermos coronarios graves que cada año son atendidos en las Unidades de Cuidados Intensivos de todo el país.
El año pasado, la organización recabó información relativa a más de dos mil pacientes, y la conclusión del trabajo no puede ser más pesimista. Pese a los importantes avances que en los últimos doce años se han dado en el terreno de la cardiología, la población todavía no sabe cómo reaccionar ante una urgencia tan común como un fallo cardiovascular. «La mayor capacidad que tenemos ahora de reducir la mortalidad ya no está en los hospitales sino en la calle, en lo que los especialistas llamamos la fase prehospitalaria», advirtió ayer el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos de Elche, el cardiólogo Jaime Latour, que coordina el registro, al que nutren de datos un total de 57 unidades de cuidados intensivos.
22.000 vidas perdidas
España contabiliza unos 68.500 infartos de miocardio al año, lo que supone una urgencia cada siete u ocho minutos. Los accidentes cardiovasculares se producen cuando una placa de grasa (llamada ateroma) se desprende de la pared de las arterias y bloquea el paso de la sangre al corazón. Si la obstrucción es momentánea y se resuelve sola, el afectado habrá sufrido una angina de pecho, que precisará atención especializada. Si no es así y la arteria queda cerrada, la situación se complica aún más. Esta vez se trata de un infarto y cuanto antes se llegue al hospital, más posibilidades se tienen de salvar la vida y padecer menores secuelas.
Los expertos dicen que «lo razonable» es acudir a un hospital en la primera hora, un tiempo que resulta «determinante» para la buena recuperación del paciente. La media, sin embargo, es de 165 minutos, «excesivo a todas luces». El 30% de la mortalidad actual, más de 22.000 vidas, podría evitarse si se reaccionara como se debe. En la esfera de los relojes de época podía leerse la máxima 'Todas hieren, la última mata'. La carrera contra el ataque cardiaco se juega contrarreloj.
La solución quirúrgica para atenderlo consiste en restablecer la circulación sanguínea. Cuanto más tiempo se emplee en abrir la arteria, más complicada resultará la recuperación de las células dañadas, según detalló el especialista José Cunyat, de la Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias. «En este proceso clínico el tiempo es oro y, lamentablemente, se tarda en llegar a la UCI lo mismo que hace veinte años».
Las cosas no se están haciendo bien. Un tercio de los afectados acude directamente al centro de salud cuando siente que está sufriendo un infarto. La reacción de la mayoría es, sin embargo, la de ir a Urgencias «en el vehículo propio». No debe hacerse ni una cosa ni otra. Ni en el ambulatorio cuentan con medios para abrir una coronaria, ni debe uno arriesgarse a conducir en una situación así. «Lo que recomiendan las guías es tomar una aspirina en los primeros momentos y llamar al 112», recordaron los especialistas.
No siempre resulta fácil reconocer un infarto. En un 15% de las ocasiones ni siquiera da síntomas que alerten de su presencia. La mayoría de las veces, por suerte, la enfermedad se anuncia. Lo hace con un dolor en el pecho que se irradia por el hombro y la espalda, la boca del estómago e incluso la boca.
El paciente tiene entonces una sensación de malestar general que los afectados definen como si un puño enorme les retorciera el corazón. El músculo pierde su ritmo cardiaco y se siente un sudor frío que recorre la espalda y el pecho, palidez y ganas de vomitar. Si le sucede algo así, no piense que ya se pasará, ni se eche a dormir. Recuerde: «Cuanto antes pida ayuda, mejor».

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