Este Santuario, lugar de peregrinación desde la Edad Media, es un ejemplo de gótico mudéjar extraordinario y guarda tesoros incalculables de los que el viajero puede disfrutar. La Puebla, es decir, el entorno de casas que se organizó alrededor de él desde los inicios, posee un encanto propio del norte de la provincia de Cáceres.
Situada al sureste de la provincia de Cáceres, sobre la falda sur de la Sierra de Altamira y en las estribaciones de las Villuercas, la zona disfruta de un clima templado a lo largo de todo el año, lo que propicia una gran variedad de áboles frutales, grandes pinares y castañares, que configuran un hermoso paraje, sobre todo en la época veraniega.
El Monasterio es uno de los santuarios más importantes de España y constituye un verdadero foco de la espiritualidad mariana de todo el mundo. Su historia está íntimamente ligada al hallazgo de la imagen de la Virgen de Guadalupe en el s. XIII, la cual da nombre y origen al pueblo que, paulatinamente, se fue formando en torno a la iglesia que se levantó en su honor. La imagen es de madera de cedro, por eso su tez morena, se proclamó patrona de la región extremeña en 1906 y CORONADA CANONICAMENTE el 12 de octubre de 1928, por el Cardenal Primado de España, D. Pedro Segura Sáez. Ese día, 12 de octubre, S. M. el rey Alfonso XIII presente en dicha coronación le otorgó el titulo de "Hispaniarvm Regina", esto es, REINA DE LA HISPANIDAD siendo así también la madre de América.
Fue el rey Alfonso XI, quien ordenó ampliar la primera ermita, concediendo grandes privilegios a la iglesia y a los moradores del lugar.
En el Monasterio predomina el estilo mudéjar, aunque tiene importantes elementos góticos, renacentistas y barrocos. El gótico aparece ya en la iglesia de Alfonso XI, comenzada a construir en el siglo XIV, con su fastuosa fachada con puertas de bronce repujado. En el interior destacan la reja de la capilla mayor, del s. XVII, los lienzos de Vicente Carducho y Eugenio Caxé, la sillería del coro, de estilo barroco y del s. XVIII, y la capilla de Santa Ana, con el magnífico sepulcro de los Velascos. En la antesacristía hay importantes pinturas de Carreño, y en la sacristía puede admirarse la extraordinaria colección de ocho espléndidos Zurbarán, que se completa con otras pinturas suyas existentes en la capilla de San Jerónimo. El camarín de la Virgen es una gran concentración de riquezas, en cuyo joyel son innumerables los objetos artísticos, las alhajas y los mantos de valor incalculable. Hay, asimismo, unos bellos lienzos de Lucas Jordán.
Fue el rey Alfonso XI, quien ordenó ampliar la primera ermita, concediendo grandes privilegios a la iglesia y a los moradores del lugar.
En el Monasterio predomina el estilo mudéjar, aunque tiene importantes elementos góticos, renacentistas y barrocos. El gótico aparece ya en la iglesia de Alfonso XI, comenzada a construir en el siglo XIV, con su fastuosa fachada con puertas de bronce repujado. En el interior destacan la reja de la capilla mayor, del s. XVII, los lienzos de Vicente Carducho y Eugenio Caxé, la sillería del coro, de estilo barroco y del s. XVIII, y la capilla de Santa Ana, con el magnífico sepulcro de los Velascos. En la antesacristía hay importantes pinturas de Carreño, y en la sacristía puede admirarse la extraordinaria colección de ocho espléndidos Zurbarán, que se completa con otras pinturas suyas existentes en la capilla de San Jerónimo. El camarín de la Virgen es una gran concentración de riquezas, en cuyo joyel son innumerables los objetos artísticos, las alhajas y los mantos de valor incalculable. Hay, asimismo, unos bellos lienzos de Lucas Jordán.
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